tribuna

¿De qué trabaja Chandler Bing?

Esa pregunta fue uno de los mejores gags de la serie ‘Friends’. Lo he usado un millón de veces al conocer a personas con trabajos raros y difíciles de explicar. Irónico, divertido y brutalmente sarcástico, Chandler Bing era sin lugar a duda el mejor personaje de todos. Y si leen su autobiografía ‘Amigos, amantes y aquello tan terrible’ se darán cuenta de que Matthew Perry no era tan distinto a él. Escrito con muchísima dureza y con un sentido del humor que lamentablemente no le salvó la vida, pero que seguro se la hizo más llevadera, su libro empieza así: «Hola, me llamo Matthew, aunque tú seguramente me conocerás por otro nombre. Mis amigos me llaman Matty y debería estar muerto». Leerlo ahora me pone los pelos de punta. Esos ejemplos tan bestias y a la vez necesarios, nos tendrían que abrir los ojos a todos. Las drogas son malas y el tabaco mata, pero nuestro Chandler Bing era básicamente un alcohólico. Un alcohólico que salía en su propia serie bebiendo cervezas con su colega Joey, cuando se quedaban a solas viendo ‘Los vigilantes de la playa’.

No solo en la serie ‘Friends’, el alcohol está presente en todos los espacios. En todas las series, películas, comidas, cenas, bares, fiestas y en casa. Pocos hogares son los que no tienen una cerveza en la nevera o un vino en la despensa. Tenemos el alcohol tan normalizado, que si dejas de beber una temporada te conviertes en un bicho raro. Yo misma lo dejé hace unos meses porque sentía que bebía demasiado. No os engañaré. Me está costando adaptarme a mi nuevo mundo.

La sociedad no acepta ni quiere a las personas que no beben. Dicen que brindar sin alcohol da mala suerte, pero la verdad es que incomoda al que bebe. En las fiestas no te queda otra que beber agua, si es que tienen y te miran mal cuando les pides algo que no sea una cerveza sin alcohol. Yo bebía, pero nunca me ha gustado la cerveza. Pues ahora tengo que dar gracias a que me la ofrezcan. No quiero ni pensar lo mal que lo deben pasar las personas alcohólicas. Observando por todas partes y en todos sitios, la droga que les está matando. ¿Cómo se van a recuperar así? Es muy difícil. Y encima, si consigues rehabilitarte, después de todo el sufrimiento vivido, te puede pasar como a Matthew Perry, que tu cuerpo diga basta incluso cuando ya no bebes. Pero como dice él en su libro: «La única cosa que hice bien fue no rendirme». Nunca es tarde.

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