Para empezar

Los sainetes de Vox

El excura y exjuez menorquín Xisco Cardona abandona Vox cansado, dice, del «sainete» en el que han convertido la acción política en el Parlament. En el mismo día la concejala de ese mismo partido en Sant Josep Araceli Colomar apoya una subida de impuestos, en contra de su credo ultraliberal trumpista, porque no son ultraderecha, sino «derecha sin más» y, por tanto, «un partido de orden». Desde que las variopintas huestes de Abascal, en las que cabe desde un conservador de-toda-la-vida como Cardona a un xenófobo recalcitrante como el vicepresidente castellanoleonés García-Gallardo, entraron en las instituciones de las islas, los saraos están servidos en cada pleno, ya sea en el Parlament, en los consells o en cualquier ayuntamiento. Donde están dentro del Ejecutivo porque están dentro, y donde están fuera porque pretenden gobernar desde fuera, como ocurre con el Govern balear. Con 8 de 59 diputados se ven con derecho a que se apliquen las políticas por las que recibieron el apoyo de algo menos del 14% de ciudadanos. Cada uno está en su derecho de jugar sus cartas y sacar el mayor rédito posible de sus votos, pero, como avisó el propio Cardona, el «chantaje» constante no parece la mejor estrategia, y el sainete, tampoco.

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