Para empezar

El submarino ruso

Hay que suponer el susto que se llevaría la Armada al descubrir a un submarino de guerra ruso y su barco de apoyo al Sur de las Pitiusas, acostumbrados como están a encontrarse solo a pateras en su viaje irregular y dramático entre el África pobre y la Europa cada vez más pobre. Es algo así como estar nadando en una tranquila playa de Formentera y cruzarte con un tiburón blanco. Las preguntas se suceden y las respuestas son pocas. La primera, claro, es ¿qué hace un submarino de guerra ruso de última generación equipado con misiles de crucero de alto alcance y mayor precisión en mitad del Mediterráneo en el contexto de crisis bélica en Ucrania y en Oriente Medio?, ¿iba o venía del Mar Negro?, ¿fue localizado ahí o ya era seguido por los sistemas de vigilancia españoles o de la OTAN?, ¿por qué el Gobierno español no dijo nada del asunto hasta una semana después cuando fue filtrado a los medios de comunicación?, ¿por qué le han restado toda importancia y se han limitado a una escueta información del Ministerio de Defensa?, ¿se han pedido explicaciones al Gobierno ruso sobre esta inquietante presencia? Todas estas preguntas se perderán como lágrimas en el océano y pronto serán los yates de los mangantes magnates rusos los que vuelvan a surcar nuestras aguas.

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