Ibiza, paraíso de la pandilla basura

No han pasado ni cuatro meses desde que Rafa II se hiciera con el trono de Can Botino. Y ya ha incumplido una promesa electoral. Y no cualquiera. Vila seguirá cobrando la tasa de basuras a pesar de que la ciudad sigue estando que da asco y de que el alcalde hizo de la limpieza su ariete electoral. A falta de unos días para las elecciones, el entonces aspirante prometió no cobrársela a los vileros y vileras hasta que la ciudad estuviera limpia. Ahora resulta que no. Que prometió algo que no podía prometer. Que se vino arriba. Que no consultó si era viable antes de abrir la boca. Publicidad engañosa. Estafa, incluso. Bien sabía Triguero cuando mayo era mayo que la falta de limpieza era uno de los aspectos que más enfadados tenía a sus posibles votantes. Y, como diría La Vecina Rubia, fue con todo. Vaya, que se puso los tacones, la pestaña postiza, el perfume caro y hasta el vestido bandage (electoralmente hablando) e hizo que miles de capitalinos visualizaran calles relucientes y un recibo de la contribución reducido. Pues no. Por más marketing audiovisual que haga el alcalde en redes, los vecinos tienen ojos. Las calles siguen siendo el paraíso de ‘La pandilla basura’ (aquellos nauseabundos cromos de finales de los 80 plagados de personajes granujientos y sudorosos que se bañaban en desechos y vomitaban sin parar), pero la tasa de basuras, ahí sigue. ¡Vivita y aumentando! Ya saben, «prometer hasta meter...», hasta en política.

Suscríbete para seguir leyendo