Predicando por vergüenza torera
En corto Pedro de Silva
Desde que en julio lo declarara así António Guterres, secretario general de la ONU, hemos pasado la etapa del calentamiento global y entrado en la era de ebullición global. Se trata de una metáfora, claro, todavía no hervimos. En el verano se han alcanzado niveles de calentamiento sin precedentes en 120.000 años. Sin embargo, sigue sin haber un esfuerzo global efectivo ni tampoco un estado de conciencia proporcionado a la catástrofe en curso. Es más, el negacionismo, aunque parezca retroceder, lo hace para guarecerse en las conciencias, disimulado tras la fachada de infinidad de personas que o se quedan calladas cuando sale el tema o empiezan a hablar poniendo por delante la frase «conste que no soy negacionista». En el fondo así es el humano, que vive su vida disimulando y montándose películas, como si no supiera cómo acaba. Así que uno echa estos sermones solo por simple pundonor.
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