Tribuna

Que no le engañen: no es feminismo

«Los partidos de izquierda, que en teoría deberían haber defendido un feminismo real, se han mostrado cual falsarios adalides del mismo»

Tras el descenso de casi 700.000 votos de Sumar frente a los que obtuvieron sus partidos coaligados en los anteriores comicios, Ione Belarra le recriminaba a Yolanda Díaz que «la estategia de renunciar al feminismo e invisibilizar a Podemos no ha funcionado electoralmente». Para Belarra el feminismo no es sino la defenestrada Irene Montero.

Y he aquí el primer fraude conceptual: Montero no sólo no ha sido el feminismo, sino que ha llevado a cabo la peor traición a éste: desatendió sus reivindicaciones históricas, nunca se reunió con las asociaciones feministas, promulgó leyes (ley del solo sí es sí, ley trans…) cuyas peligrosas consecuencias ignoró con prepotencia, desoyendo los avisos de los órganos consultivos del Estado y de los expertos, priorizó la defensa de un colectivo minoritario frente a las desigualdades que todavía sufre la mitad de la población, y, en fin, dio una imagen superficial y a veces esperpéntica que ha desacreditado al feminismo, dando alas al rechazo tanto de la extrema derecha cuanto de buena parte de la población.

Sin embargo, no tiene razón Belarra, el feminismo ha estado presente en la pasada campaña electoral, ha sido el convidado de piedra más traicionado, todos han pretendido atribuirse la defensa de las mujeres, sin tomarlas en cuenta. Hemos oído a Pedro Sánchez repetir que el PSOE es el partido más feminista, y recordar la ley de igualdad, de violencia de género, del matrimonio igualitario… Y es cierto, pero esos méritos no puede atribuírselos él, pues el PSOE ha sido el partido más feminista hasta su llegada.

Cedió, como si fuera calderilla, el Ministerio de Igualdad a Podemos, preso en su chantaje para mantener la coalición de gobierno hasta que los desvaríos fueron tantos que hacían peligrar esa misma coalición. Pedro Sánchez ha descabezado a las feministas históricas de su partido, ni las ha escuchado, ni las ha recibido, y finalmente las socialistas que lo han votado lo han hecho tapándose la nariz, poniendo la lealtad a unas siglas por encima del desprecio sufrido.

También Yolanda Díaz ha reiterado que Sumar es el partido feminista, y para decirlo no se rodeaba de teóricas y luchadoras feministas, sino de personas trans. Evidentemente si no se sabe responder a la pregunta ¿qué es una mujer? la confusión parece servida.

Unir feminismo y LGTBI implica convertir a las mujeres en una más de las diversidades minoritarias, y ya el mayor borrado es elegir como portavoz a una jovencísima persona trans sin trayectoria teórica ni activismo feminista, ni experiencia biológica en un cuerpo de mujer.

Los partidos de izquierda, que en teoría deberían haber defendido un feminismo real, se han mostrado cual falsarios adalides del mismo, usándolo sin el menor empacho como arma contra la derecha. Entre la espada y la pared el PP ha tenido que reiterar si no su feminismo, sí su firme apuesta contra la violencia machista, frente al persistente negacionismo de Vox.

Así que, para triste ironía, el feminismo traicionado, usurpado, el feminismo sin feminismo ha sido uno de los temas estrella de la campaña. Pero ¿alguna formación lleva en su programa las reivindicaciones de la agenda feminista? ¿Existe alguna posibilidad, gobierne quien y con quien gobierne, de que se avance en ellas?

La agenda es clara: ley de abolición de la prostitución, limitación de la pornografía, mejora de la ley de violencia de género, medidas contra los vientres de alquiler, reforma de la ley trans, no a la hormonación y mutilación de los menores, garantía de los espacios seguros para las mujeres y de la igualdad por sexos en el deporte, coeducación basada en la igualdad y no en la propaganda queer, promoción de la corresponsabilidad doméstica, servicios públicos de cuidados…

A esto tienen que responder los partidos políticos si quieren convencernos de que son feministas; si no es así, por favor dejen de utilizarnos a quienes sí somos feministas.

Rosa María Rodríguez Magda | Filósofa y escritora

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