Todo es personal

Carmen Martínez-Fortún

Carmen Martínez-Fortún

No es nada personal, son solo negocios, es una de las frases míticas de Michael Corleone que ha quedado para la posteridad con todo lo que conlleve de verdad o de mentira. Una siempre ha creído que en la vida, con el tiempo, todo tiende a volverse personal, protagonizada por personas como está, mas si esta no hubiera sido su opinión, los últimos acontecimientos la hubieran convencido de ello. Fíjense, si no, en el arte que se han dado Sánchez y la mayoría de los ministros de su gobierno, con Calviño a la cabeza, que otras veces son otros los que le hacen el trabajo ingrato, en convertir en personal el traslado de Ferrovial a Países Bajos, un movimiento en principio meramente empresarial y, por tanto, puro negocio, pero que nuestro presidente percibió como un agravio contra él y su gobierno y contra la esencia de España misma, con una pataleta que de un modo escocido como marido burlado calderoniano le empujó a señalar, presionar, inculpar, conminar y hasta insultar a Del Pino. Nada de negocio, solo personal.

Las consecuencias de este señalamiento vergonzoso propio de comportamientos autoritarios muy lejanos de un verdadero talante democrático ya hemos visto cuáles han sido: la pérdida de autoridad de quien ha pretendido abusar de su autoridad y la paradójica situación de que quienes lamentamos profundamente la marcha de nuestra patria de una empresa tan emblemática fuéramos presas al final de un casi violento deseo de que el mandatario dejara en paz a quien tiene derecho a ejercer su libertad, aunque no nos gusten sus decisiones.

Y ¿qué me dicen, por ejemplo, del trío protagonizado por Díaz, Sánchez e Iglesias? Diríase que lo que no debiera ser otra cosa que política se ha convertido en algo puramente personal. Escuchen, si no, a la vicepresidenta esgrimiendo sus argumentos ante Évole: que si Iglesias es un cascarrabias, que si Sánchez es muy cariñoso, que si ella le quiere mucho...

Estas son las consecuencias del peor populismo arraigado ya sin remedio en nuestra política. Convendría tenerlo en cuenta para próximas citas electorales.

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