Opinión

¡Dale Messi carajo!

Será por la edad, o por la experiencia, o por ambas cosas, el caso es que el 18 de noviembre aterricé en Doha dispuesta a disfrutar. Y más allá de la decepción que supuso asistir a la caída prematura de España antes de lo previsto, de no llegar a ver el Brasil-Argentina que presumíamos, o de las limitaciones de acceso, según el color de la acreditación que tengas aquí, he logrado mi propósito, a falta de la gran final.

Con Francia y Argentina disputándose el “troncho”, que diría Luis Enrique, es indiscutible que es una final justa, alcanzada por merecimientos propios de una y otra. Argentina supo levantarse y jugar sus “match balls” desde que empezase perdiendo frente a Arabia Saudí. Aguantaron la presión de ese mal resultado y la de todo un país que les alienta como nadie, sí, pero también les exigía llegar hasta aquí.

Francia ha caminado firme durante todo el torneo, permitiéndose rotar en el tercer partido, sobreponiéndose a la baja de Benzema y otras lesiones o virus como los de Upamecano y Rabiot. Con un Griezmann estelar desde una posición donde crea pero también ayuda en la destrucción del juego del rival. Y con Mbappé agazapado, empatado a goles con Messi, con el que se medirá en la final, por el título y por el pichichi del Mundial.

La sensación desde aquí es que el mundo del fútbol, abrumadoramente, desea que Messi levante esa copa el domingo. Es la guinda que le falta. Es cerrar un círculo en el mejor escenario, liderando a una selección que jamás le quiso como ahora y en la que nunca antes hubo tal simbiosis entre ambos. Es ser como Maradona. Periodistas y aficionados de todo el mundo así lo manifiestan.

Mientras, en España, un grupo de ruidosos odiadores micro en mano rezan todo lo que saben, propagan falsedades y pergeñan cualquier versión para restar mérito a Messi por si levanta el trofeo. Se ponen la camiseta de Francia sin rubor, da igual que Mbappé no fichase por el Real Madrid o que Benzema no esté con “les bleus”. Su mirada es así de cutre, solo ven Madrid y Barça, incapaces de disfrutar del fútbol y de la grandeza de Messi a sus 35 años, de estar orgullosos de haber tenido al mejor jugador de todos los tiempos en la liga española durante tantos años. Qué pereza dan…¡dale Leo, carajo!

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