Opinión | Para empezar

Qué guapa está la Mari

Los insultos vienen de la caspa y el ridículo, de Podemos. En una campaña del Ministerio de Irene Montero y el Instituto de las Mujeres por el 8-M que parece a ratos inspirada por la Sección Femenina bailar, ir a la peluquería o probarse vestidos es luchar por la igualdad. Y lo rematan, crípticamente, añadiendo que «en España hay 47 millones de maneras de llamar al feminismo». No sé si refiriéndose a que todo el mundo, tenga o no ovarios y aunque corran a hostias a la parienta, lo practica o porque lo han desvirtuado tanto que ya significa cualquier cosa. Claro, que según ellos, lo hacemos cada vez que decimos «Mari, qué guapa» después de una tarde a manos de la peluquera. Ignoro si siguiendo esta lógica estaremos pecando en cambio de machismo si elogiamos al mozo cuando aparece recién afeitado, pues nunca se me había ocurrido pensar que los tratamientos de belleza y los piropos, aun entre amigas, fueran una pica al patriarcado y pintarse los labios, la revolución feminista. Es este país, según datos policiales, son violadas dos mujeres cada hora, miles son brutalmente maltratadas, asesinadas otras, las adolescentes sufren acoso a diario, las madres solas con hijos a su cargo atestan las colas del hambre, la trata y la esclavitud sexual se toleran como un «negocio más»... No, no existen millones de feminismos, sólo el que lucha por poner fin a estas lacras y por la igualdad real. Nunca los que lo frivolizan.

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