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Tómatelo en serie

'La noche que Logan despertó': Xavier Dolan recupera su mejor inspiración en televisión

Son casi cinco horas de metraje, pero, curiosamente, muestran al cineasta midiendo con sabiduría las palabras de sus personajes e insistiendo gloriosamente en imbuir sus imágenes de fuerza expresiva, de un romanticismo casi desesperado

Xavier Dolan (Elliot) en ’La noche que Logan despertó’.

La noche que Logan despertó ★★★★

Director y guionista: Xavier Dolan

Reparto:  Éric Bruneau, Xavier Dolan, Magalie Lépine-Blondeau, Anne Dorval 

País:  Canadá

Duración:  60 min. aprox. (5 episodios)

Año: 2022

Género:  'Thriller' dramático

Estreno:  27 de junio de 2023 (Filmin)


Xavier Dolan sigue siendo joven (34 años), pero parecía haber dejado de ser aquel niño prodigio del cine canadiense que encandilaba a los jurados de Cannes con sus melodramas modernos sobre relaciones maternofiliales, rasgos de personalidad escondidos o el peso de la muerte en la vida. En parte porque, así es, ha crecido. Y en parte porque incluso algunos de sus mayores admiradores empezaron a admitir hace un tiempo que Dolan tocó techo con 'Mommy' en 2016 y que algunas de sus películas posteriores, sobre todo 'Solo el fin del mundo', daban demasiado la razón a quienes veían en el director, guionista y actor a un artista con tendencia a la autoindulgencia. 

Y entonces llega la miniserie 'La noche que Logan despertó' para recordar de lo que Dolan es capaz. Son casi cinco horas de metraje, pero, curiosamente, muestran al cineasta midiendo con sabiduría las palabras de sus personajes e insistiendo gloriosamente en imbuir sus imágenes de fuerza expresiva, de un romanticismo casi desesperado, aunque en 'Les Inrockuptibles' declarase que su intención era hacer realmente televisión y que sabía que la dinámica y el ritmo serían diferentes al de sus filmes. 

El punto de partida es una obra teatral de Michel Marc Bouchard (también autor del texto en que se basaba 'Tom en la granja'), pero la serie es puro Dolan en sus temas de conflicto familiar, autodesprecio o supervivencia ante un mundo que odia al otro, al diferente. Ya desde unos créditos al estilo de 'Seven' se advierte, sea como sea, una voluntad más curiosa de jugar en terrenos de género, de disfrazar el drama familiar de 'thriller' e incluso atreverse con los códigos del terror si la situación es propicia. Ayudado por una intensa música original de Hans Zimmer y David Fleming, el director logra aquí algunas de las secuencias más electrizantes de su carrera.

Entre ellas está la que relata (al menos en parte) la noche del título, esa noche en la que se rompió la amistad de los hermanos adolescentes Mireille (contenida y excelente Jasmine Lemée) y Julien (Elijah Patrice) con su vecino Logan (Pier-Gabriel Lajoie). Algo cambió, todo cambió. La onda expansiva alcanzó al resto de hermanos Larouche, es decir, Denis (Éric Bruneau), el que acabó ejerciendo como figura paterna de todos, y el más pequeño del clan, Elliot (el propio Dolan). 

Cuando se reúnen un cuarto de siglo después por la muerte de su madre Mado (Anne Dorval, una presencia básica para Dolan), todos están rotos de uno u otro modo. Mireille (ahora Julie Le Breton) regresa a la ficticia Val-des-Chutes como reputada tanatóloga (y con el objetivo de embalsamar a Mado, como ésta pidió en sus últimas voluntades), pero su vida íntima dista de ser idílica. Julien (ahora Patrick Hivon) lucha sin suerte por retomar sus estudios tras dejar de beber y consumir; Elliot sigue en rehabilitación, y Denis vive como un Diógenes desde que se divorció. Como es de esperar, el pasado se abre paso, sin prisa pero sin pausa. 

El formato serie permite a Dolan dosificar la información y dar tiempo al espectador para que junte él mismo las piezas. Una escritura sutil va dando paso progresivamente a los esperables momentos de catarsis y bronca, y del mismo modo, formas visuales que al principio parecían contenidas e incluso televisuales acaban adquiriendo visceralidad. Acabamos entrando en territorios del primer y mejor Dolan, ese en el que convivían con descaro lo serio y lo frívolo, aquí representado por ese motero como salido del clásico de videoclub 'El aparecido'. Con el beneficio añadido de la experiencia, que se nota en sus decisiones con la cámara. 

Que la música original tenga tanta presencia no significa, además, que Dolan haya aparcado su labor como gran selector de canciones: aquí suenan, entre muchas otras, 'Dreams made flesh' de This Mortal Coil con Lisa Gerrard, 'Fascination Street' de sus favoritos The Cure o 'Chimeras' de Tim Hecker. Y tampoco falta la casi obligada referencia a Céline Dion, esta vez en ese momento de karaoke a ritmo de 'Regarde-moi'. 

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