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Club de lectura feminista de Ibiza Gabriela Wiener Escritora y periodista

La escritora y periodista Gabriela Wiener: «A ningún partido político le interesa tocar el tema de la migración para no perder votos»

La escritora Gabriela Wiener participará hoy en el Club de lectura feminista de Ibiza para intercambiar impresiones sobre su novela ‘Huaco retrato’, en la que habla de colonialismo y racismo a través de la figura de su tatarabuelo, el explorador Charles Wiener

La escritora Gabriela Wiener Bravo hablará hoy en Ibiza de su novela 'Huaco retrato'. María Ródenas

La escritora y periodista Gabriela Wiener Bravo (Lima, 1975) pisa hoy por primera vez Ibiza para hablar a partir de las 19.30 horas de su novela ‘Huaco retrato’ (Literatura Random House) en el Club de lectura feminista, en el Casal d’Igualtat del Ayuntamiento de Ibiza. Publicado en 2021, este «libro de género fluido o degenerado», como lo llama a ella, rescata y deconstruye la historia de su familia y, en concreto, la de su tatarabuelo, el explorador europeo Charles Wiener, para poner al descubierto las heridas y las miserias de un colonialismo que «todavía sigue vigente».

¿Disfruta con la posibilidad que ofrecen los clubes de lectura de compartir impresiones sobre sus obras de tú a tú con sus lectores?

Para mí son encuentros muy interesantes porque tienes el feedback directo de las personas que te leen. En los clubes de lectura se dan charlas súper interesantes y los lectores te hablan de corazón, te dicen lo que les ha gustado y lo que no y te cuentan cómo el libro les ha tocado personalmente, eso me llena de ilusión. A través de ellos, se ha democratizado la lectura y se ha dejado esa tontería de convertir al autor en una celebrity inalcanzable, algo que, francamente, me parece patético. Esta sociedad capitalista lo que hace es convertirte siempre en un personaje vendible. A mí me encanta el estrellato, pero un estrellato para el pueblo, por eso me gustan mucho los clubes de lectura.

Habitualmente su obra se mueve entre la crónica y la autoficción. ¿Podría encajar ‘Huaco retrato’ en algún molde?

Escribí ‘Huaco retrato’, en parte, porque estaba algo agotada de las categorías que conocemos como hegemónicas. Me gusta la idea de que mi libro así como intenta ser desconolizador en el fondo también trate de hacer lo mismo en la forma. Este libro no está en un solo territorio, tiene los pies en varios a la vez. Está en una frontera, en una especie de limbo, de brecha. Le llamo novela porque es el género que comercialmente más abarca y porque incluye ficción. Me gusta decir que es un libro de género fluido o degenerado porque fluye entre la memoria familiar, la crónica personal, el ensayo del yo, la literatura de duelo y porque tiene muchos registro, hay poemas, cartas...

¿Qué le impulsó a escribir un libro que ahonda en la historia de su familia y, en concreto, en la figura de su tatarabuelo, Charles Wiener?

Ya hacía muchos años que tenía la idea de escribir un libro sobre mi tatarabuelo y ese vínculo conmigo. A mí siempre me pareció sorprendente el hecho de tener ese apellido blanco, europeo, y tener esta cara de huaco. Me decía que de ahí tenía que salir alguna reflexión sobre la identidad escindida, rota, de quienes somos de los territorios colonizados por el Imperio español. Al principio pensé que éste iba a ser un libro de no ficción, de periodismo narrativo, pero finalmente no encontré las condiciones materiales para poder escribir una obra así y el libro encontró su propia metáfora y su propio género de esta manera. Me dije que iba a llenar esos agujeros, esas fosas de momias escondidas por años de olvido, utilizando la imaginación, ya no para reconstruir una memoria sino para inventármela.

En ‘Huaco retrato’ baja del altar a Charles Wiener y le llama, «por su nombre, saqueador»

La Gabriela de ‘Huaco retrato’ cuenta que ella se pone a investigar en la figura del tatarabuelo porque en su familia lo habían puesto en un altar dado que era un europeo que nos había dado el apellido, aunque él mismo no supiera que había dejado una estirpe en el Perú. Quedó como alguien al que rendirle pleitesía cuando en realidad había sido un abandonador, alguien que había aprovechado el poco tiempo que había estado en esta zona para saquear y llevarse un gran capital simbólico para él para convertirse en lo que quería ser, un viajero arqueólogo reconocido. Básicamente lo hizo todo por reconocimiento e invisibilizando a un país, a una cultura, subestimándola, creyéndose su salvador. Pero bueno, después le sale una nieta que le va a interpelar y que va a ver, leyendo su libro, lo profundamente racista, estigmatizador e insultante que fueron sus palabras, las de un hombre europeo del siglo XIX, hablando de las culturas indígenas. Me pareció que podía llevar a otro nivel ese impacto personal que tuve como descendiente presunta de este hombre.

Su intención, por tanto, era, partiendo de una historia personal, hablar, entre otras cosas, de las heridas del colonialismo...

El colonialismo sigue vigente y ‘Huaco retrato’ busca, en muchos sentidos, conectar el pasado y el presente porque para entender y mirar hacia el futuro hay que echar primero la mirada atrás. La historia con mayúsculas es la historia del poder y lo que yo hago es elevar a un plano superior una historia que sale de un lugar muy íntimo, indagando en el armario familiar y bajo las alfombras, donde hay un montón de violencia, abandono, y racismo oculto que hace que bastardemos a una personas y otras se encuentren en la oficialidad. Quería hablar de lo que sentimos las personas mestizas, descendientes de indígenas y, al mismo tiempo, de europeos, cuando hoy en día en Europa o en Estados Unidos se nos trata con esa condescendencia y se nos obliga a considerar un proceso tan violento como el mestizaje como una experiencia de encuentro entre culturas. Las personas latinoamericanas que venimos a España a trabajar lo hacemos, un poco, en busca de la devolución de lo robado, en busca de la reparación de la memoria histórica y de un pasaporte que nos haga más o menos iguales al resto de la gente y se nos trata con profunda ignorancia y con estereotipos. Es como si el español no tuviera nada que ver ni con los años de esclavitud, explotación y exterminio que sufrimos a partir de la colonización ni con los últimos dos siglos que llevamos como países independizados y repúblicas supuestamente autónomas, cuando todavía lo colonial recorre y atraviesa nuestras vidas.

"El manejo que ha hecho el gobierno español de la masacre de Melilla es digno de la ultraderecha"

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Nos echamos las manos a la cabeza con los zoológicos humanos del siglo XIX, de los que usted habla en el libro, pero qué decir de vergonzosas realidades del siglo XXI como el barco-cárcel para migrantes de Reino Unido...

Todavía Europa no ha revisado suficiente su violencia colonial, si lo hubiera hecho no tendríamos lo que vemos: las fronteras, las políticas de extranjería, las fosas comunes del Mediterráneo, las vallas donde mueren todos los años centenares de personas. Ahí está, en medio de todo esto, el barco cárcel inglés para migrantes que actualiza definitivamente lo violentísimo que fueron los zoológicos humanos.

¿Qué opinión tiene de partidos como Vox y de la política migratoria del gobierno español?

Desde luego la derecha de hoy se toca en muchos puntos con la ultraderecha, sobre todo en lo que tiene que ver con migrantes. Lo estamos viendo con claridad con el programa político de Vox, que incluye deportaciones masivas ‘en caliente’ y que promueve un odio visceral hacia la población migrante. Ahora mismo, hay una parte de la sociedad española que se ha quitado la careta y ha convertido al extranjero en el enemigo, el que viene a robarle, a quitarle el trabajo, a violar a sus mujeres... Esas son las personas a las que ahora se ha aliado el Partido Popular, por ejemplo. ¿Qué pasa con los gobiernos socialistas en Europa? Que en asuntos como las leyes de extranjería o en cómo tratan a la migración en situación administrativa irregular no vemos ninguna diferencia entre sus políticas y las de la derecha. Por ejemplo, el manejo de la masacre de Melilla ha sido digno de una ultradecha. Marlaska debió haber dimitido o ser despedido por su papel totalmente irresponsable y cínico en este asunto. Hay investigaciones y reportajes de medios serios que demuestran que hubo muertos, asesinados o dejados morir, en territorio español. Sin embargo, no se ha hecho justicia, el gobierno socialista ha salvado a su ministro de Interior de caer y lo ha hecho con bastantes componendas políticas, tácticas que al final a mí y a mucha gente que militamos en el antirracismo nos han decepcionado. Y es que, en general, no se ha hecho ninguna ley con la que realmente las comunidades migrantes y antirracistas podamos decir que este gobierno ha hecho la diferencia en el tema de extranjería. La migración es la última rueda del coche, es lo que a ningún partido político le interesa tocar porque les hace perder votos. Y eso pasa porque en España, en Europa en general, todavía hay una cultura de pensar que las personas que vienen aquí desesperadas, huyendo de conflictos terribles, de guerras, hambrunas, les ponen en peligro a ellos, les quitan sus derechos , hacen que peligre su estado del bienestar, que tanto les ha costado construir, cuando, en realidad, los que están poniendo en riesgo todo eso son los mismos a los que van a votar.

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