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Exposición

Clàudia Vives-Fierro, la exdirectiva del Barça que invita a bailar con su arte en Ibiza

La artista catalana muestra en la isla sus últimas creaciones, entre las que abundan los ‘collages’

Clàudia Vives-Fierro posa con algunas de las obras de la muestra que inaugurará este sábado. Irene Vilà Capafons

Todos los veranos Clàudia Vives-Fierro (Barcelona, 1969) pasa unos meses en Ibiza coincidiendo con la temporada de verano y siempre que puede aprovecha para mostrar su arte en la isla. Este año no es una excepción, el próximo sábado, 30 de julio, a las 20 horas, inaugurará la exposición ‘A la vida hay que bailarla’ en el hotel Ocean Drive Talamanca.

A la artista barcelonesa le aportan mucho sus largas estancias en Ibiza, «un lugar único en el mundo y lleno de contrastes» con un espíritu que le recuerda «a la idea de Nueva York». «El ambiente cosmopolita y el contacto con la naturaleza» son inspiradores para Vives-Fierro, que en la isla no deja de idear proyectos y de crear. Fue en Ibiza, en 2019, donde nació la idea de su última muestra, en la que las figuras humanas moviendo el esqueleto y los collages hechos con carteles de discotecas son el alma de esta fiesta artística.

La creadora define ‘A la vida hay que bailarla’ como «un grito a vivir, a reivindicar la libertad de pensamiento y acción para afrontar la existencia». «La gente, en principio, asocia Ibiza con fiesta y yo asocio el baile con algo más que eso. Para mí es una metáfora de la vida», explica.

El mensaje que quiere transmitir Vives-Fierro con las obras de esta exposición, que empezó a crear en 2019 en sus estudios de Ibiza y Barcelona, cobró más sentido si cabe con la aparición del coronavirus, etapa en la que realizó la mayoría de los trabajos. De hecho, a través de las 26 piezas de pintura y escultura de la muestra se puede seguir de alguna manera la evolución de la pandemia y del sentir general de la gente en ese periodo.

La artista catalana, en el exterior de su casa, que fue del arquitecto Josep Lluís Sert. Irene Vilà Capafons

Para poder crear las obras en las que utiliza la técnica del collage, la pintora se pasó el verano de 2019 despegando pósteres de discotecas de la isla, con los que ha creado el fondo que rodea a las siluetas de gente bailando que protagonizan la mayoría de las creaciones.

Las creaciones más antiguas de esta exposición rezuman color y alegría, hasta que el covid irrumpe en escena. En los primeros meses de confinamiento estricto las obras de Vives-Fierro destilan el ambiente «de oscuridad e incertidumbre» que se respiraba entonces. Hay piezas de esa etapa en las que las figuras de los danzarines, en blanco, se recortan sobre fondo negro. Estas obras están pintadas sobre metacrilato transparente y retroalimentadas con luces led. De ese periodo son también varios collages en los que han desaparecido los bailarines y la única protagonista es la frase ‘A la vida hay que bailarla’. Con las vacunas y la desaparición paulatina de las restricciones sanitarias, en los trabajos de la artista catalana resurge el optimismo y reaparecen los bailes y los colores, empleando de nuevo recursos como el collage y la iluminación led.

Además de estos cuadros, hay dos esculturas y una pieza hecha con leds que hacen el efecto de neón en la que se puede leer una cita atribuida a Albert Einstein: «We dance for laughter, we dance for tears, we dance for madness, we dance for fears, we dance for hopes, we dance for screams, we are the dancers, we create the dreams». La frase resume bien el mensaje de la muestra, que se podrá visitar hasta el 26 de agosto.

Polifacética e hiperactiva, la artista afirma que sigue al pie de la letra uno de los consejos que le dio su padre, el pintor Antoni Vives-Fierro. Él le dijo una vez: «Todo el mundo tiene ideas, pero hay que llevarlas a la práctica». Eso es lo que ha hecho y sigue haciendo Clàudia, que ha ido más allá de la pintura practicando otras disciplinas artísticas, como la escultura, el grabado, la fotografía y el videoarte. También ejerce de dj, ahora solo en fiestas privadas, e incluso llevó su creatividad a la junta directiva del Fútbol Club Barcelona, de la que formó parte entre 2003 y 2008, en el primer mandato de Joan Laporta. Apasionada de este deporte y culé hasta la médula, aquella «intensa experiencia», dice, enriqueció su carrera, aunque perdió «la inocencia al descubrir las entrañas del fútbol», un mundo que hasta entonces tenía idealizado.

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