Fin de semana de respiro de Apneef

Piscina, todo incluido y juegos: la aventura de los niños de Apneef

El Hotel Vibra Riviera acoge una nueva edición del programa ‘Ocio y respiro familiar’, iniciativa en la que usuarios de Apneef disfrutan de dos días de actividades en régimen de todo incluido

En esta ocasión participan 18 niños y niñas con necesidades especiales

Toni Escandell Tur

Toni Escandell Tur

Pasadas las nueve y media de la mañana de este sábado, hay algunos niños de Apneef (Asociación de Personas con Necesidades Especiales de Ibiza y Formentera) en la escalera que lleva a la recepción de Hotel Vibra Riviera, muy cerca de las aguas de Cala de Bou. Ahí donde están, acompañados por madres, padres y abuelos, tienen la mirada fija en la piscina, en la que están a punto de zambullirse.

Zona de hamacas con algunos juegos infantiles en la piscina.

Zona de hamacas con algunos juegos infantiles en la piscina. / Vicent Marí

Se trata de una nueva edición de ‘Ocio y respiro familiar’, un programa en el que usuarios de Apneef disfrutan de dos días de actividades en un hotel en régimen de todo incluido. Suele llevarse a cabo al inicio y al final de la temporada y es beneficioso en doble dirección: para que los niños interactúen y socialicen en un entorno lúdico que ofrece un amplio abanico de actividades, y para que los padres o abuelos puedan dedicarse tiempo a ellos mismos, pasarlo en pareja o concentrarse en sus otros hijos o nietos.

En la recepción se encuentra Pedro Martínez, de once años de edad, con su madre, María Jiménez. El pequeño ya participó en ediciones que se celebraron en otros hoteles. Para él, como para la mayoría de sus compañeros, la piscina es la parte esencial de este fin de semana. «Me gusta nadar y pasar tiempo con los profesores que están allí», dice mientras señala al grupo de monitores y voluntarios de la asociación. Y es que, como la mayoría de quienes prueban esta experiencia, repiten, según destaca Pablo de la Fuente, coordinador de ocio y tiempo libre en Apneef, se crean vínculos entre todas las partes y hay un ambiente de familiaridad, muy acogedor.

De 6 a 12 años

Sobre las diez de la mañana comienzan los check-in en el hotel, la experiencia se alargará hasta hoy a las tres de la tarde con la participación de 18 niños de entre 6 y 12 años (hay edición infantil y otra juvenil) y de 16 monitores, de los cuales diez son profesionales de Apneef (terapeutas y personal de oficina) y los otros seis, voluntarios.

Algunos niños juegan con una pelota en el agua.

Algunos niños juegan con una pelota en el agua. / Vicent Marí

Las familias van llegando y «parece que el tiempo acompañará», celebra De la Fuente. El coordinador explica que las actividades propuestas son de lo más diversas: «Hay juegos alrededor de la piscina, que pueden ser deportivos, dinámicas... O juegos de mesa, yincanas, un escape room». Además, cuenta que desde el hotel les han ofrecido pintacaras, animación y otros alicientes. También se ha implicado el Club Náutico Santa Eulalia, que este sábado por la tarde moviliza a monitores para practicar actividades acuáticas con los chicos de Apneef. Es un programa muy completo «pero flexible».

Otro momento de uno de los primeros baños en el hotel.

Otro momento de uno de los primeros baños en el hotel. / Vicent Marí

Antonio y Dolores son abuelos de los mellizos Diego y Hugo, de diez años, y Óscar, un año mayor que ellos. Como a la madre le tocaba trabajar este fin de semana, ellos les han acompañado hasta el hotel y señalan que los pequeños de la casa son repetidores en esta actividad. «Los chicos son encantadores con ellos, les ayudan mucho y se conocen, por lo que siempre va todo estupendamente», celebra Dolores, que, como su marido, se despide de los nietos con un par de besos en la mejilla, deseándoles una feliz estancia.

Acaban de conocer a una nueva voluntaria de Apneef y señalan que ya conocen a muchos otros, por lo que la confianza es total. «Y para los niños es bueno porque se integran en el grupo», añade Antonio Montes.

Hay familiares que apuntan que este periodo de desconexión es necesario para los padres y hacen referencia a aquellos casos en los que las noches se vuelven complicadas. Este programa es una forma de contar con tiempo libre: «Y nuestros hijos también necesitan descansar de nosotros».

«Es muy familiar, se lo pasan en grande. Y desayunan, comen y todo aquí, a través del todo incluido. En nuestro caso es la segunda vez en esta actividad», comenta Sara Aliaga, que ha venido a dejar a su hijo Tomás Greco, también de once años. Y si bien es cierto que prácticamente todos se conocen con anterioridad, esta estancia sirve para profundizar en ello, de manera que los monitores y voluntarios obtienen mucha información: «Los monitores que trabajan con ellos les conocen de intervenciones de una hora o, en el caso de las más largas, de tres; pero aquí vemos todos los hábitos de la vida diaria, vemos cómo se manejan exactamente», en palabras de Pablo de la Fuente.

Un participante disfruta de algunos juegos sobre la hamaca.

Un participante disfruta de algunos juegos sobre la hamaca. / Vicent Marí

Además, la distribución de las habitaciones se realiza en función de cómo ha sido la relación entre usuarios y entre usuarios y monitores o voluntarios en anteriores ediciones. «Hay algunas distribuciones que se repiten porque vemos que han funcionado muy bien en otras ocasiones y otras que cambian. A lo mejor también hay hermanos que queremos que estén separados para ver cómo se relacionan con otros niños. Además, miramos mucho qué tal ha funcionado la relación entre el monitor y el niño», explica De la Fuente poco antes de que los muchachos comiencen a subir a las habitaciones para dejar las maletas, ponerse el bañador y bajar, de una vez por todas, a la piscina que a las 9.30 algunos miraban desde la escalera exterior del Hotel Vibra Riviera.

Valentino Rosales, de «casi once», explica que siempre había querido venir a este hotel y, de hecho, le ha dado tiempo a curiosear un poco sobre las instalaciones antes de sentarse en un salón de la recepción con su madre, Cristina Salazar. Al chico no le importa que aún no hayan llegado los meses centrales del verano, no es de los que espera para darse un chapuzón: «Me gusta tanto bañarme, que me da igual si el agua está fría, me gusta así».

Un voluntario de Apneef acompaña a un usuario.

Un voluntario de Apneef acompaña a un usuario. / Vicent Marí

Cristina sabe que su criatura se lo pasará en grande: «Lo mejor es que interactúan más entre niños y también les hacen trabajar la autonomía; les dan nuevas experiencias, hay monitores especializados. Y para nuestros hijos esto es toda una aventura. Valentino está con Apneef desde los dos años y medio y siempre le ha ido superbién».

Fomentar la autonomía y los hábitos saludables

Vanesa Sánchez, de Vila, llega al hotel con su hija Lara Ondoño, de diez años, y coincide con lo importante que es este programa para que los usuarios forjen relaciones y compartan tiempo juntos. «Aquí fomentamos la autonomía, que tengan una buena alimentación, hábitos saludables y, por supuesto, que disfruten», explica la voluntaria Violeta de la Fuente, que charla con Vanesa y Lara mientras van llegando el resto, minutos antes de hacerse la foto de grupo. Violeta, hija del coordinador, explica que, aunque desde pequeña ha ido viendo la labor de su padre, fue ella misma quien decidió dar el paso e implicarse en Apneef. Confirma que estos respiros son fundamentales para conocer a los infantes. Chelo, trabajadora de la asociación, cuenta sonriente que «es muy gratificante estar con ellos y ver lo felices que son» en programas como este.

Fotografía de grupo con usuarios, trabajadores de Apneef y voluntarios.

Fotografía de grupo con usuarios, trabajadores de Apneef y voluntarios. / Toni Escandell Tur

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