Marià Mayans, presidente del IEE: «Solo por conseguir que ses Salines no se urbanizasen en 1977, la existencia del Institut ya ha valido la pena»

Sobre la elección de lengua en las aulas: «El PP lo que quiere es gobernar, así que con tal de seguir ahí irán haciendo cesiones. Vox se alimenta del conflicto, del anticatalanismo y de querernos como una autonomía colonial»

Marià Mayans i Marí, en la sede del Institut durante la entrevista.

Marià Mayans i Marí, en la sede del Institut durante la entrevista. / Marcelo Sastre

Toni Escandell Tur

Toni Escandell Tur

El Institut d’Estudis Eivissencs (IEE) cumple 75 años este 2024 y sus líneas de actuación son claras: medio ambiente, cultura y lengua catalana. No son pocos los retos a los que se enfrentan en estas tres vertientes. En esta entrevista, Marià Mayans, que ejerce como presidente de la entidad desde 2015, hace balance de los logros cosechados y también de los retos de futuro. Actualmente cuentan con alrededor de 700 socios y uno de los objetivos es integrar a más gente joven, algo en lo que, asegura, ya están logrando muy buenos resultados.

¿Cuáles diría que han sido los principales éxitos del Institut?

Creo que ha habido muchos. No es que queramos echarnos flores [ríe], ha sido gracias a una serie de personas que trabajan por la cultura en sus horas libres, incluidos todos los que vinieron antes que nosotros, que han sido muchos. El éxito más grande del Institut, y solo por ello ya ha valido la pena su existencia, fue conseguir que ses Salines no se urbanizasen en 1977. Colaboró mucha gente externa a la entidad, pero el Institut lo catalizó. El IEE, por ejemplo, trajo a TV3 a Ibiza, pero era cuestión de tiempo que esto sucediese. El proyecto en ses Salines era irreversible, era una ciudad de 20.000 habitantes, hoteles encima de las montañas, puertos deportivos entrando en los estanques...

¿Y qué es aquello a lo que deberán dedicarse más en los próximos años?

Nuestra lucha es terra, llengua i cultura. Ecológicamente, y en otros aspectos, parece que el territorio no es suficientemente respetado. Hace años que pienso que hay muchas cosas que se deberían haber gestionado de forma muy diferente. Supongo que frenar el crecimiento no es tarea fácil, hay muchas presiones económicas. En verano, si puedo ahorrármelo, no bajo a Vila y en agosto ya no voy a según qué playas. En el IEE también defendemos una lengua normalizada. Qué menos se podría pedir. Parece mentira que haya un Govern balear con tanta gente contraria a la lengua del país. Queremos una cultura viva.

La situación de la lengua depende un poco de la escuela, pero también mucho de nosotros, de cómo salimos a la calle

Habla de saturación. El Consell quiere limitar la entrada de vehículos durante la temporada. ¿Cómo ven esta problemática?

Está claro que hay demasiados coches, pero ¿qué vas a hacer? ¿Quemar la mitad? Esto se debería haber regulado cuando tocaba. Y la solución no es tener más carreteras, porque te vas a según qué playa y no cabes, ¿dónde aparcas? No harás un superaparcamiento en cada playa. La cuestión es tratar de reducir hasta donde se pueda. En Ibiza es difícil mejorar el transporte público debido a la dispersión. Estaría bien que hubiese carriles bicis en todas partes y que funcionasen, aunque esta tampoco es una isla fácil porque tiene subidas y bajadas. Pero estamos en lo de siempre: se tendría que haber hecho mucha prevención. ¿Ahora qué hacemos? Alguna solución tendremos que encontrar, pero no es fácil. Hay que tratar de mejorar el transporte público y los que no sean en coche.

La problemática de la vivienda se sale de lo cultural, pero ¿que sea tan difícil asentarse en la isla no impide que se la ame? ¿El IEE podría incorporar este asunto entre sus denuncias públicas?

Se puede incorporar, pero nosotros no tenemos ningún poder ejecutivo. Podemos expresar nuestra opinión, como hemos hecho con el agua, el medio ambiente... La vivienda es un tema complejo. Si tienes un piso y lo quieres alquilar, si alguien te ofrece 1.000 euros o 1.500, no lo alquilarás por 500. Es oferta y demanda. Pienso que, más que poner normas, precios máximos y todo eso, hay que mirar la oferta y demanda.

¿Que haya más oferta?

O menos demanda. ¿Qué haces para que haya más oferta? ¿Hacer que Vila sea el doble de grande? La oferta y demanda se debe equilibrar, teniendo siempre en cuenta que el territorio es muy limitado. Ocurre lo mismo con el agua. Antes de hacer desaladoras nuevas, que ya se hablaba de una cuarta, no pierdas agua, controla a la gente que tiene un jardín tropical y gasta toneladas y toneladas.

No queremos ser, como nos veía mucha gente, cuatro culturetas vileros

¿En el IEE hay un problema de relevo generacional?

Ahora estamos con una campaña con la que a los socios les regalamos unos libros, a los antiguos y a los nuevos. Esto lo digo porque últimamente estamos consiguiendo bastantes socios nuevos y que empiezan a bajar la media de edad. Estamos contentos. Piensa que cuando el Institut se refundó en el año 1970, lo hicieron jóvenes de veinte, veintipocos años. De 22, 25, 27... Hoy día yo no veo a jóvenes de esta edad fundando algo como fue el Institut entonces. Era una época diferente, había mucha ilusión por la democracia, la gente ya la veía llegar. Espero que tengamos relevo, creo que sí que lo habrá.

Pero hay jóvenes haciendo cosas en la Associació Ca sa Majora Segle XXI, Kesti Klab, Emprendada Feminista ha organizado actos poéticos...

Están los castellers [Colla Castellera Boixes i Boixos d'Eivissa], que son un grupo de gente joven con muchas ganas. Tratamos de colaborar con estos colectivos y que ellos colaboren con nosotros. No será fácil, pero pienso que sí que habrá un relevo de gente joven que poco a poco irá interesándose por la cultura.

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¿Y por qué cree que estos jóvenes están haciendo estas cosas fuera del IEE y no dentro?

El Institut no puede controlarlo todo, no podemos querer monopolizar toda la cultura de Ibiza, pero tenemos muy buena relación con todos: Ca sa Majora, los castellers, los dimonis [Associació Es Mals Esperits i Esperitrons]. Siempre que vienen a nosotros, saben que aquí estamos. Y nosotros contamos con ellos siempre que podemos para nuestras actividades.

Querían eliminar el requisito lingüístico en la Sanidad y han encontrado la excusa

¿Cómo se puede fomentar la autoestima colectiva en Ibiza? Hace poco unos profesores me comentaban que hay alumnos de familias catalanoparlantes que no usan su lengua materna.

El catalán —llámale catalán o ibicenco— tiene que ir ganando presencia en campos en los que ahora no la tiene. En mi caso, la escuela siempre era en castellano, pero con todos los amigos hablabas en ibicenco. Ahora, aunque los niños hablen ibicenco en casa, si luego escuchan la radio o miran la tele, la mayoría es en castellano; el diario es en castellano... Y muchas veces se cambia de idioma enseguida por cualquier motivo. Vas a una tienda, escuchas a la dependienta hablar en catalán con la hermana, que está allí con ella, y a ti te dice ‘Buenos días’. A los desconocidos. Hay que darle presencia al catalán; en cuantos más espacios, mejor. Depende un poco de la escuela, pero también mucho de nosotros, de cómo salimos a la calle.

Marià Mayans, presidente del IEE, en la sede de la entidad cultural tras la entrevista con Diario de Ibiza.

Marià Mayans, presidente del IEE, en la sede de la entidad cultural tras la entrevista con Diario de Ibiza. / Marcelo Sastre

¿Ha sido contraproducente centrar la reivindicación en la escuela, la cultura y las instituciones? Dicho mal y pronto, si no se habla tanto en la calle, ¿se acaba viendo como una lengua de profesores, políticos y gente de la cultura? ¿Cree que se percibe el catalán como una lengua de ámbitos muy formales?

El catalán tiene muchos puntos en contra. El primero, que en la dictadura ya hicieron que lo viésemos como una lengua de segunda. Lo llamaban «dialecto». Y ellos conocían perfectamente aquello de «divide y vencerás». Hay mucha gente que continúa diciendo que el ibicenco no es catalán. Muchos factores influyen en el tema lingüístico. Cada vez que sales a la calle, pones una gota en un lado u otro. Hay gotas que son más grandes, como puede ser la enseñanza, los medios de comunicación,...

Desde el IEE celebran actividades como el Voluntariat Lingüístic y el Concurs Cançó Nit de Sant Joan. ¿También es clave que la lengua esté presente en los ámbitos informales?

Claro. En Cataluña, por ejemplo, hay un grupo que lucha un poco por la presencia y el otro por la cultura. Está Òmnium, por ejemplo, y el Institut d’Estudis Catalans. Aquí solo estamos nosotros y tenemos que estar un poco a las dos cosas. Tampoco queremos ser, como nos veía mucha gente, cuatro culturetas vileros. Tal vez hay gente que todavía lo ve así, pero no es la imagen que queremos transmitir. El catalán debe estar en la música, el teatro y demás, pero también en todos los ámbitos, no quedarse solo en lo cultural.

Se habla mucho de conservar la cultura y el folklore, ¿no es mejor que la identidad ibicenca esté en movimiento en vez de que pueda verse como una pieza de museo?

Yo pienso que sí que está en movimiento. Quizás debemos tener algo de las dos cosas. Por un lado, conservar el ball tal y como ha sido, y supongo que con el paso del tiempo ha ido cambiando. Evolucionará, pero también hace falta que sepamos de dónde viene y conservarlo un poco. Hace unos años, casi nadie se habría atrevido a un ball pagès con ropa de calle. Ahora se ve como algo normal. Pienso que hay que tener un poco las dos cosas [conservar y cambiar].

Nuestra relación con las distintas instituciones es buena, pero el Institut tiene unas líneas rojas y de ahí no pasaremos

¿Cómo ve que se haya eliminado el requisito del catalán en la sanidad?

Hay una falta de médicos generalizada, no solo en Ibiza. Está claro que querían eliminar el requisito lingüístico y han encontrado la excusa. Muchas veces sabes lo que quieres conseguir y luego ya buscas el cómo. Luego ya venderemos que gracias a esto han venido más médicos, pero es porque les dan un plus que les sirve para el alquiler. Las cosas nunca son ni blanco ni negro, pero esto no era lo primordial para la falta de médicos.

Se prevé que el curso que viene se ponga en marcha la libre elección de lengua en las aulas. ¿Cree que podría haber, de nuevo, conflicto en los centros?

Sí, en el fondo es lo que busca Vox, es de lo que se alimenta. Y el PP lo que quiere es gobernar, así que, con tal de seguir, irán haciendo cesiones. Vox está claro que se alimenta del conflicto, del anticatalanismo y de querernos como una autonomía colonial.

¿Cómo es la relación del IEE con las instituciones locales y con el Govern balear?

En principio son buenas y colaboramos. Esto no quita que el Institut es una entidad privada sin ánimo de lucro, por lo que quienes mandan son los socios. No estamos adscritos políticamente a ningún partido ni ideología. Nos portamos bien con las instituciones, yo tengo muy buena relación con la consellera [de Cultura, Sara Ramón] y con los concejales de Cultura y Medio Ambiente de todos los ayuntamientos. Esto no quiere decir que si un día no estamos de acuerdo en cómo hacen las cosas, vayamos a tener reparos en decirlo. El Institut tiene unas líneas rojas y sabemos que de ahí no pasaremos.

Debería haber leyes que protegiesen a entidades como el Club Náutico Ibiza

¿Cuáles cree que pueden ser los peligros de que el Club Náutico Ibiza pierda la concesión del espacio portuario que lleva gestionando 99 años? Usted se ha posicionado en contra.

Esto es un asunto más de lo que llaman globalización. Cualquier empresa puede optar. Ahora el Club Náutico cumplirá 100 años. Se creó sin ánimo de lucro, como una asociación para la gente de Ibiza. Ahora la isla es un plató de muchas empresas para ganar dinero. Digo Ibiza como puede ser Formentera, Mallorca o cualquier otro sitio. Al capital de los fondos de inversión le da totalmente igual el lugar. Para estas empresas esto es un caramelito. Piensa en cuántos amarres hay dentro del puerto de Ibiza. Ellos simplemente han hecho números, todo lo demás les da igual. Les da igual la gente que va a hacer náutica, que puedan ir al restaurante a comerse un bullit de peix... Han calculado que les será rentable y que quizás pueden ofrecer mucho más dinero que quienes están ahora.

¿Y cuál sería la solución?

Debería haber unas leyes que protegiesen a entidades culturales como esta. Debe elaborarse una norma que fije que a la hora de conceder la gestión del club no se tenga solo en cuenta la parte económica. La social debe pesar mucho más. Según el resultado que salga, si entre todos apretamos lo suficiente y hacemos fuerza, no creo que se atrevan.

¿Tienen previstos más actos por el 75 aniversario de la entidad? En febrero celebraron uno en Ebusus, pero fue un poco a puerta cerrada.

Nosotros tenemos dos celebraciones, una de ellas de la refundación, por la que en 2020 montamos una exposición en Sa Nostra Sala, ya que se cumplían 50 años del resurgimiento. El 1970 hacía 10 años que el Institut estaba muerto. Este año pensamos en no volver a hacer tanta cosa, pero sí que es verdad que todos los actos que organicemos estarán teñidos del 75 aniversario. Además, decidimos hacer el logo. Júlia Ribas nos lo regaló y estamos muy contentos. Hicimos ese acto en Ebusus un poco para juntar a gente descendiente de la primera fundación con la gente de ahora, así como una charla histórica de Felip Cirer. También aprovechamos para intentar conseguir más socios y rejuvenecer la media de edad. No se hace en dos días, pero últimamente está yendo bien, tenemos bastantes socios nuevos de veintipico o treinta años. En un caso tuvo que firmar un padre porque la hija tenía 17 años.

¿Tiene ganas de continuar siendo el presidente del Institut?

[Ríe] Me quedan tres años. Si uno está aquí es porque le gusta, pero también llega un momento en el que te cansas. A veces no es fácil encontrar a una persona que quiera coger el relevo, porque esto implica horas de trabajo voluntario. Pero habrá relevo seguro. A mí me quedan tres años más, hasta 2027. Después de doce años, ya será hora de que entre otro.

Usted se hizo socio al volver a la isla tras terminar sus estudios, ¿verdad?

Sí, en el 83. Debía tener unos 25 años. Pep Marí había sido profesor mío en el instituto y tenemos buena relación. Le dije que un día tenía que ir al Institut a hacerme socio y él me dijo: «¿Cómo que un día? ¡Ven!». Estábamos cerca de la sede y me llevó para que lo hiciese al momento [ríe]. En los años 80 estuve en la ejecutiva del Institut. En aquel entonces era el más joven, ahora soy el menos joven.

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