Derrumbe en Porroig: Los graves riesgos de «querer vistas privilegiadas» en un acantilado inestable

La geóloga ibicenca Sunna Farriol, integrante de la Associació de Geòlegs de les Illes Balears, alerta de la peligrosidad que implica construir tan cerca de acantilados, y más teniendo en cuenta que «toda la costa de las islas se encuentra en retroceso»

En la orilla apenas se apreciaban este sábado manchas marrones, al contrario que hace unos días

En la orilla apenas se apreciaban este sábado manchas marrones, al contrario que hace unos días / DI

Los efectos del derrumbe producido esta semana en el acantilado de Porroig son impactantes a simple vista. Algún que otro elemento (un cenador o una pequeña estructura de madera en lo alto de una escalera) se salvó -por muy poco- de caer al vacío junto con el deslave de tierra y roca que sepultó, ya en la parte inferior, siete casetas varadero. Este sábado al mediodía, tras una noche de lluvia y viento en distintos puntos de la isla, dichos elementos continuaban al borde del precipicio y, al parecer, no se habían producido más desprendimientos significativos o detectables a simple vista.

Estructura de madera en la zona de Porroig afectada por el deslave.

Estructura de madera en la zona de Porroig afectada por el deslave. / DI

En la orilla ya apenas se apreciaban pequeñas manchas marrones, al contrario que hace unos días. Y es que el lunes por la mañana este diario tomó una imagen aérea de la zona en la que, incluso desde un avión, se apreciaba una gran mancha en la orilla provocada por la tierra desprendida. El deslave habría afectado a parte de los jardines del Hotel Las Brisas y de una vivienda adyacente (y algunos elementos de mobiliario). No se ha precipitado ninguna construcción de la zona.

Los expertos alertan

Sunna Farriol, geóloga ibicenca afincada en Mallorca y miembro de la junta de la Associació de Geòlegs de les Illes Balears (Ageib), se muestra partidaria de no construir a tan poca distancia de un acantilado, ya que inevitablemente se producirán situaciones de riesgos real: «Pienso que no se debe construir tan cerca de los acantilados. Tarde o temprano esto caerá. Al fin y al cabo, si quieres tener vistas privilegiadas, en algún momento pagarás el precio». En este sentido, apunta algunos factores que pueden influir: «Depende de si hay épocas de lluvia o de cuando el agua se congela y se dilata. En periodos más fríos, las grietas crecen más, y si vives justo allí delante...». Y recuerda que, de la misma manera, también entraña riesgos vivir en la ladera de un volcán: «O vives intentando poner algunas medidas preventivas pero sabiendo que aun así puedes verte afectado y lo aceptas, o directamente no se ocupa la zona».

Además, advierte: en las islas, «toda la costa está en retroceso». «Retroceden, vuelven a crecer, vuelven a retroceder... Hay zonas en las que se sedimentará material tarde o temprano, pero que son muy activas», advierte en conversación con este diario Farriol, que trabaja en Geología de Mallorca (Geoma).

Imagen aérea del desprendimiento en Porroig, con una gran mancha marrón de tierra en el mar.

Imagen aérea del desprendimiento en Porroig, con una gran mancha marrón de tierra en el mar el lunes por la mañana. / Fernando de Lama

Aunque no ha estudiado este punto de Porroig, apunta que «en esa zona, por lo que he visto en la imagen del deslizamiento, tenemos unas calizas en la base que, aparentemente, presentan muy poco espesor, y, por encima, unas arcillas con gravas que son el resultado de depósitos de glacis, que son aquellos materiales que se depositan en zonas de menos pendiente y que proceden de la erosión de los relieves circundantes». Y añade: «Estas arcillas con gravas, dispuestas sobre las calizas, presentan un elevado espesor y son materiales inestables a la larga, especialmente cuando se saturan en agua o cuando se añade peso en la cabecera».

Asimismo, apunta a que «las construcciones existentes contribuyen con el incremento de peso y sus jardines y piscinas pueden favorecer la saturación de estas arcillas», aunque apostilla que este caso debería estudiarse en profundidad, teniendo en cuenta sus antecedentes.

Ayer, una vecina de la zona explicaba a este diario que no se había enterado del suceso hasta el viernes: «Una noche escuché ruidos, pero no le di mucha importancia porque por en esta zona es normal tener ruido, ya sea del mar, de aviones que pasan...». Ahora, toda la zona del acantilado está precintada por motivos de seguridad.

Un precinto cerca del acantilado afectado en Porroig.

Un precinto cerca del acantilado afectado en Porroig. / DI

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