Visita de Sus Majestades de Oriente

Día de Reyes en es Clot con villancicos y chocolate

Melchor, Gaspar y Baltasar reparten 50 kilos de caramelos y decenas de regalos en el barrio ibicenco

En el parque de la Paz de Ibiza suenan villancicos mientras se ultiman los preparativos para recibir como cada 6 de enero a los Reyes Magos. El presidente de la asociación de vecinos de Es Clot, Pepe Pérez, supervisa que todo esté listo para la recepción, programada a mediodía, mientras el vicepresidente, César Romero, ejerce de dj.

A esta hora, las once de la mañana, apenas hay niños en el parque. El movimiento se concentra en la sede de la agrupación vecinal, en la calle Agapito Llobet número 21, que Sus Majestajes de Oriente han escogido como cuartel general. «Hemos hecho una travesía muy dura para llegar hasta Ibiza, pero todo compensa cuando ves la alegría de los niños», comenta Melchor, mientras Gaspar y Baltarsar reconocen que el 5 y el 6 de enero disfrutan más que los pequeños.

Salen del local acompañados de sus tres pajes y de un cortejo de cerca de una veintena de pastorcillos, que con sus voces y sus guitarras van a poner música y alegría al trayecto a pie de Sus Majestades hasta el parque de la Paz.

Día de Reyes en es Clot 	con villancicos y chocolate

El coro de pastorcillos canta villancicos. / Toni Escobar

En cuanto cruzan el umbral de la sede de Es Clot se encuentran con Martín Sansaloni Linero, un vecino del barrio de siete años que está deseando hacerse una foto con ellos. Le acompaña su padre, Sergio Sansaloni Riera, que comenta que el pequeño todavía no ha recibido sus regalos navideños porque escribió la carta a última hora y la entregó el viernes en la cabalgata de Vila. De momento, lo que recibe el pequeño es un buen puñado de caramelos de manos de Sus Majetades de Oriente, que inician su ruta con una primera parada en la iglesia del Rosario. La comitiva real espera a que termine la misa para entrar en el templo, donde los feligreses la reciben con aplausos.

Visita a la iglesia del Rosario

Tras la bienvenida del párroco, Mauricio Coronado, Sus Majestades de Oriente se dirigen al altar para entregar sus ofrendas al Niño Jesús, oro, incienso y mirra. A continuación, el coro de pastorcillos de la asociación Es Clot, dirigido por Rogelio Toro y Antonio Tirado, interpreta el villancico ‘Piensa la mula’.

El cortejo sale de la iglesia cantando ‘Ay, del chiquirritín’, y reemprende el camino escoltado por la Policía Local. En el parque de la Paz ya le esperan más de un centenar de niños, entre ellos Lily, de cuatro años, que contempla la comitiva con ojos estupefactos. Es inglesa, solo lleva tres meses en Ibiza y es la primera vez que conoce en persona a los Reyes Magos. «Hemos venido expresamente a es Clot desde Roca Llisa para que los conociera», explica su niñera, Teresita.

Durante su recorrido por el parque de la Paz, Sus Majestades se detienen un momento en el puesto de la Churrería Moreno para darle un presente a la propietaria. «Todos los años me hacen un regalo y siempre me emociono», asegura Mari Paz Moreno.

Los Reyes Magos pasean por el barrio ibicenco de es Clot

Los Reyes Magos, antes de sentarse en sus tronos, empiezan a lanzar caramelos a destajo. «Tenemos cincuenta quilos que nos ha donado el Ayuntamiento de Ibiza», explica Pepe Pérez, que ejerce de presentador. Zoe, de siete años, se ha colocado estratégicamente frente al escenario para hacerse con el mayor número posible de golosinas. Ha conseguido llenar casi una bolsa. Mientras, el presidente de Es Clot anuncia que los más pequeños tienen a su disposición chocolate caliente donado por la Churrería Moreno.

Comienza luego el reparto de regalos. Además del medio centenar que los Reyes Magos han llevado previamente a una carpa del parque, la asociación vecinal ha preparado un centenar de detallitos para los niños allí reunidos.

Candela Miranda, de cinco años, es la primera pequeña que sube al escenario. Lo hace dos veces, para recoger tres regalos y posar para la foto que le hace su padre, Juanjo, con Melchor, Gaspar y Baltasar. Minutos después suena también el nombre de Giulia Roman, de ocho años, que animada por su madre, Yolanda Moya, no espera a llegar a casa para abrir su regalo de reyes. Es un bebé reborn, listo para que ella misma lo monte y lo pinte. «Es lo que había pedido porque me gusta mucho hacer manualidades», dice con una gran sonrisa pintada en la cara.

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