Marí Calbet aún es «historia viva» de Ibiza y Formentera

El obispo de las Pitiüses destaca el legado del expresidente del Consell y que era "un hombre de palabra" con el que "no era necesario firmar papeles"

El exministro Abel Matutes destaca que «nunca dio un paso atrás para defender lo que creía justo»

Antes de que los dos vehículos fúnebres que trasladaron el féretro de Antoni Marí Calbet y los montones de coronas de flores llegaran a la iglesia de Santa Creu, el que fue juez decano de Ibiza desde 1986 hasta hace unos meses, Juan Carlos Torres, destacaba que el expresidente no sólo forma parte de «la historia vivida» de las Pitiüses, sino también de «la viva». Precisamente, el obispo de las Pitiusas, Vicent Ribas, destacó en su homilía, ante una iglesia llena, el legado del expresidente, «todo lo que hizo por Ibiza y Formentera», como «piscinas, polideportivos y el hospital residencia de Cas Serres», sin olvidar «la restauración de las iglesias» de las Pitiusas.

Como todo el mundo que trató con el expresidente del Consell, el obispo también tenía su anécdota que contar. «Cuando teníamos que ir al Consell, su porte tan serio nos daba medio, pero sabíamos que nos iba a escuchar y a ayudar en todo lo necesario. Era una persona muy justa, honrada, con un carácter ibicenco pagès, con el que no hacía falta firmar papeles. Bastaba con su palabra», destacó.

Precisamente, el exconseller y expresidente del PP José Juan Cardona, que también pasó por la capilla ardiente y asistió al funeral, destacó que la mayoría de los recuerdos y anécdotas que se cuentan dan la impresión de que Marí Calbet era «una persona que siempre estaba de mal humor». «No es que me sepa mal, pero es que no es verdad. La única manera de enfadarlo era hablándole mal de Ibiza y Formentera. Entonces era cuando mostraba su genio», dijo.

El féretro y la fotografía de Antoni Marí Calbet, durante el funeral en la iglesia de Santa Creu.

El féretro y la fotografía de Antoni Marí Calbet, durante el funeral en la iglesia de Santa Creu. / Marcelo Sastre

El obispo también destacó la ayuda y solidaridad de Marí Calbet con las acciones misioneras de la iglesia ibicenca. En este sentido, Enrique Garcerán explicó posteriormente que, en tercero de carrera de Medicina, a mediados de la década de los 50, el expresidente decidió que cuando acabara sus estudios se iría al Congo y que la que entonces ya era su novia, su esposa Marysse, le dijo que con él «se iría al fin del mundo». «Él le respondió: de momento al Congo, luego ya veremos», recordó el gerente del Área de Salud de las Pitiusas y médico de Marí Calbet, en referencia a su espíritu «aventurero».

«Nunca falló en un desafío»

El empresario y exministro Abel Matutes también asistió al funeral, al igual que la ex Defensora del Pueblo María Luisa Cava de Llano, que leyó un pasaje de los evangelios durante la misa.

A la salida de la iglesia, Matutes dijo que tenía tantos recuerdos del expresidente que era «difícil» escoger alguno. «Nunca falló en un desafío y nunca dejó de defender Ibiza ni dio un paso atrás en lo que creía que era justo. Se merece este homenaje que le rendimos hoy todos los ibicencos», subrayó.

Los nietos de Marí Calbet portaron el féretro de su abuelo en la iglesia. La soprano Lucía Herranz cantó ‘Lascia ch’io pianga’ de Händel a la entrada, a la que siguieron el ‘Ave María’ de Schubert y ‘Ombra mai fu’, también de Händel. El momento más emotivo, sin embargo, fue al final, cuando interpretó el himno de Ibiza, ‘Roqueta sa meua roca’, que provocó los aplausos de la iglesia. «He podido contener las lágrimas todo el tiempo, pero en este momento no he podido aguantar», confesaba el exconseller Joan Marí Tur, Botja, tras dar el pésame a la familia.

«Marí Calbet quería a Ibiza de una forma exagerada, diría yo. Ha sido un gran hombre y un gran ibicenco», resaltó Marí Tur.

Marí Calbet aún es «historia viva» |

Marí Calbet aún es «historia viva» | / Eugenio Rodríguez

Al final, cuando salía el féretro de la iglesia, camino del cementerio, de nuevo a manos de sus nietos mientras se oía de nuevo la melodía de ‘Roqueta sa meua roca’, otro atronador aplauso de los aún presentes culminaba la despedida pública del «presidente de presidentes».

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