Las piscinas de Santa Eulària deberán tener un contador propio para controlar su consumo

El Ayuntamiento ha modificado sus normas urbanísticas para limitar la construcción de piscinas como medida complementaria a la aprobación del Plan de Gestión Sostenible del Agua y de Emergencia en situación de sequía

Sobre la montaña, una urbanización de Santa Eulària.

Sobre la montaña, una urbanización de Santa Eulària. / Vicent Marí

Con 4.028, conforme a los datos del Catastro, Santa Eulària es el municipio con más piscinas de la isla. Una por cada diez habitantes. El consumo de los propietarios de estas instalaciones, sobre todo si se vacían y vuelven a llenar sin necesidad, puede tener un impacto considerable, más en una situación de prealerta de sequía constante desde septiembre del año pasado.

Con estas cuestiones en mente, el Ayuntamiento de Santa Eulària aprobó en el pasado pleno algunas medidas complementarias a la aprobación definitiva del Plan de Gestión Sostenible del Agua y del Plan de Emergencia en situación de Sequía, entre ellas una modificación de las Normas Subsidiarias para limitar la construcción de piscinas y controlar el consumo de agua que realizan sus propietarios. La modificación está en exposición pública 30 días desde ayer para poder presentar alegaciones.

Para poder controlar este consumo, la disposición adicional 14 de la normativa urbanística establece que las piscinas deberán estar dotadas de una acometida independiente de la general del edificio que posibilite la carga desde la red municipal o desde una toma exterior. Esa toma deberá contar con un contador propio que permita la lectura telemática en las zonas del municipio en las que esté disponible.

«Hay zonas del municipio en las que abundan las segundas residencias y las viviendas de alquiler en las que el consumo de agua es muy importante. No son todas, pero hay algunas en las que se ha detectado esa tendencia al consumo excesivo de agua», explicó la alcaldesa, Carmen Ferrer, «en este contexto, el riesgo de consumo de las piscinas es que se llenen y se vacíen continuamente de manera innecesaria».

Es por ello que en la normativa municipal se ha prohibido expresamente el cambio de agua de la piscina si no está justificado. Ferrer señaló que estas conductas llegaban a provocar en momentos de pico de consumo que se redujese la presión en algunas zonas.

La nueva disposición también establece que las piscinas deberán estar dotadas de sistemas de recuperación del agua sobrante.

La medida se aplica a las piscinas de nueva construcción, aunque la alcaldesa señaló que se fomentará su instalación general.

Una coma que cambia cosas

El texto también incluye una modificación que, según indicaron desde el Consistorio, busca que las piscinas computen en la ocupación de suelo a partir de que entre en vigor el nuevo texto.

Su redacción suscitó dudas en la oposición en el pleno, dado que indicaba: «Las piscinas, así como las construcciones en las cuales se ubiquen las instalaciones y maquinarias de estas, que sobrepasen la rasante del terreno, computarán como superficie ocupada en la parcela». La coma antes de «...que sobrepasen...» da a entender que si las piscinas o las instalaciones no superan la rasante no computarían urbanísticamente.

En el pleno se informó de que se cambiaría el texto, sin embargo esa modificación no se ha ejecutado. Desde el Ayuntamiento indicaron que el texto se cambiará porque el objetivo es, precisamente, que en las nuevas construcciones compute el espacio ocupado por la piscina a efectos de ocupación de parcela.

La modificación también establece que en las parcelas sólo se podrá autorizar la construcción de una piscina y extiende la limitación de 35 m2 y volumen de 60 m3 de las piscinas, fijada en rústico por el cambio del Plan Territorial Insular (PTI), a las parcelas en suelo urbano.

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