De Finlandia a Ibiza para luchar contra la obesidad infantil

La iniciativa huye de la idea del control del peso y se centra en la salud

Carmen Ortiz (arriba) con Ana María Jiménez, Belén Peris y Sabina Torné

Carmen Ortiz (arriba) con Ana María Jiménez, Belén Peris y Sabina Torné / asef

Le encanta la fruta en general y, más en concreto, las fresas, pero no las come muy a menudo porque en casa la economía no da para productos frescos. «Mi padre me ha dicho que cuando tenga dinero me volverá a comprar fruta». Esa frase, en boca de una niña de apenas cuatro años, le llegó al alma a Carmen Ortiz, enfermera del centro de salud de Vila, cuando hace unos meses estaba en un colegio promocionando hábitos de vida saludable. «Estás ahí, insistiendo en que la fruta es maravillosa y hay una realidad que no vemos, que hay familias que no tienen dinero para comprarla», indica Ortiz, que acaba de regresar de Helsinki, Finlandia, a donde viajó junto a María Ramos, médico de Salud Pública, cuatro días para conocer ‘Smart Family’, un programa contra la obesidad infantil financiado por la Unión Europea que se va a poner en marcha en Ibiza a principios de 2024. Un programa pionero en toda España que podrán aplicar, después, otros centros de salud y que coordinará en Balears la propia Ramos.

Foto de grupo, en Finlandia, durante el curso.  |

Una de las tarjetas que han traído de finlandia. / asef

«Sale más caro comprar fruta que un paquete de 24 magdalenas industriales», reflexiona. «Esa niña apenas comía fruta. Ahí se ve cómo afecta el nivel socioeconómico a la obesidad infantil», continúa la enfermera que recalca que en ella no intervienen únicamente «factores individuales» sino también un «ambiente obesogénico», algo en lo que están involucrados «la situación socioeconómico, el barrio, el centro educativo, las políticas alimentarias, las condiciones laborales, la publicidad» o, incluso, un entrenador que no trate correctamente a los niños que participan en una actividad deportiva en la que no destacan.

De Finlandia a Ibiza para luchar contra la obesidad infantil

Foto de grupo, durante la formación, en Helsinki / asef

«Está demostrado que tu código postal es más importante para tu salud que tu código genético», afirma: «Y en el caso de la obesidad infantil esto se corrobora, lamentablemente. Es un problema de desigualdad social, un problema complejo que requiere un abordaje multisectorial, transversal, en el que se impliquen todas las instituciones. Hay que hacer salud en todas las políticas».

Y esto es exactamente lo que pretenden hacer con ‘Smart Family’, el programa que se está desarrollando en Finlandia y en el que en estos momentos están trabajando. Se implementerá, con la colaboración del Ayuntamiento de Ibiza, a través de las enfermeras de Pediatría de los tres centros de salud del municipio de Ibiza: Can Misses (Belén Peris), Vila (Carmen Ortiz) y Es Viver (Sabina Torné). «Hay evidencias científicas sólidas de su efectividad», indica Ortiz, que señala que todo esto se sumará a lo que ya están haciendo en los centros de Atención Primaria: en las revisiones del programa del niño sano, en las que se dan recomendaciones a las familias; en las sesiones de lactancia materna, «que es un factor protector de la obesidad infantil»; en las sesiones de alimentación complementaria y en los talleres en los centros educativos. En estos, impartidos en Sa joveria, Sa Bodega, Portal nou, Can Misses, Can Cantó y Jesús, han pasado desde principios de año «casi 2.000 niños».

2.000 días

«Los primeros 2.000 días de un niño son fundamentales, por eso ‘Smart Family’ empieza en el embarazo, y se extiende hasta familias con niños de 14 años», detalla Ortiz. El trabajo no se lleva a cabo sólo con los menores sino con las familias: «¿Cómo? mejorando lo que comen y cómo lo comen, el nivel de actividad física, el sueño y el descanso, reduciendo el tiempo delante de las pantallas y potenciando el bienestar emocional». Las enfermeras son conscientes de que estos consejos se están dando a las familias desde hace tiempo «pero no es suficiente», por eso la idea es «fortalecer la capacidad» de las familias para ponerlos en marcha. Acompañándoles en el proceso y valorando aquello que hacen bien para que lo potencien. Las cosas que tienen en cambiar en casa las irán descubriendo a través de una autoevaluación.

De Finlandia a Ibiza para luchar contra la obesidad infantil

las enfermeras, trabajando con algunos de los materiales fineses / asef

Ortiz insiste en que se hará «un seguimiento del sano crecimiento del niño, no de su peso». «Los profesionales hablamos de control de peso, bajar de peso... Son palabras que nos parecen neutras, pero que pueden estar llenas de emociones cuando las escucha un niño o sus padres, sobre todo cuando la relación con su cuerpo y la comida está sesgada», indica la enfermera, que reconoce que centrarse en el peso «puede ser el caldo de cultivo para los cada vez más frecuentes trastornos de la conducta alimentaria, que cada vez se dan en edades más precoces». Así, el objetivo no es el control del peso «sino crecer fuerte y lo más sano posible».

En el programa se les animará a reflexionar sobre algunos aspectos científicamente demostrados, como, por ejemplo, «que comer viendo la televisión hace que se coma bastante más». Todo esto se hará a través de la cartilla que se les asignará cuando entren en el programa, pero también con más material de apoyo, como el que han visto que emplean en Finlandia, y que están elaborando en estos momentos. Otra de las herramientas con las que contarán es la prescripción de ejercicio. «Muy pronto vamos a poder hacerlo», comenta la enfermera, que recuerda que la directora general de Salud Pública, Antònia Elena Esteban, ya anunció recientemente «que incorporará técnicos en educación física a las plantillas de los centros de salud».

Volver a la cuchara

Eso sí, lo que han visto en Finlandia lo adaptarán a la realidad de las Pitiusas. A la dieta mediterránea. «Ellos comen muchísimo salmón y eso no es característico nuestro, no comemos salmón todos los días, como en su caso. Todo el pan se lo comen con mantequilla y en la comida beben leche diluida. Lo adaptaremos a nuestra dieta de cuchara, legumbres, frutos secos y aceite de oliva», detalla la enfermera. De hecho, darán a las familia sugerencias de recetas y consejos para facilitar que puedan cocinar, ya que muchas familias alegan que no tienen tiempo: «Puedes hacer una olla de legumbres grande, congelar e ir sacando fiambreras durante la semana, o congelar las verduras del sofrito ya cortadas». Ortiz señala que hay que volver a los platos de cuchara, «los de toda la vida, de nuestras abuelas».

De la misma manera, se facilitará que los niños y niñas incluidos en el programa puedan hacer ejercicio físico. Que ninguno se quede sin esta actividad porque las familias no puedan asumir las cuotas. Cuando habla de esto, a Carmen Ortiz le viene a la mente una de las escenas que contemplaron en Helsinki: «Los niños van caminando a la escuela, desde los tres o cuatro años, bien abrigaditos y en procesión. De noche, con un frío aterrador y nevando. Lo tienen asumido. Pero aquí, con unas condiciones climatológicas fantásticas, el porcentaje de niños que van al colegio andando o en bicicleta es muy reducido». Las rutas escolares impulsadas por el Ayuntamiento de Ibiza la pasada legislatura serían muy útiles para este programa si realmente se utilizaran, indica. Lo mismo que recuperar el proyecto que, un día a la semana, llevaba frutas a los colegios para el almuerzo de los alumnos. «Nos dijeron que habían tenido que renunciar a ello porque salía muy caro», señala Carmen Ortiz. Como la familia de la niña a la que le gustaban las fresas.

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