Tradición y recuerdos en Sant Miquel

La localidad celebra su día grande con la plaza de la iglesia llena para disfrutar de la misa, la procesión y el ‘ball pagès’

Sant Miquel amaneció de fiesta en la mañana de ayer. A las 12 horas, en la iglesia «cúbica y blanca», como dice la canción de Projecte Mut, ‘L’Hort’, sonaban las campanas para anunciar que iba a empezar la misa solemne, tradicional en este tipo de festividades patronales. Un rato antes, los pagesos de sa Colla de Balansat hacían repicar las castanyoles, para comprobar que estaban bien puestas, y las pageses se abanicaban, ya que el calor no daba tregua ni un segundo. Al mismo tiempo, los vecinos llegaban al templo para no quedarse sin sitio, pues la temperatura del exterior no invitaba a quedarse mucho tiempo. Otros decidieron esperar la procesión tomando un refrigerio en el bar.

Durante la eucaristía, presidida por el obispo de Ibiza y Formentera, Vicent Ribas, la iglesia estaba repleta e invitó a todos a comportarse en su día a día haciendo el bien. «Nosotros también podemos hacer de ángeles», afirmó Ribas cuando habló acerca de los querubines durante su relato. La eucaristía duró más de una hora y en ella estuvieron varios cargos institucionales, como el presidente del Consell, Vicent Marí, o Tania Marí, alcaldesa de Sant Joan.

Tradición y recuerdos en Sant Miquel | FOTOS DE MARÍA PAREJO RIBAS

La iglesia estaba llena de vecinos y algunas autoridades que decidieron acercarse a festejar este día con los residentes. / María Parejo Ribas

Fiestas que dejan recuerdos

Muchos asistentes son de Sant Miquel y han vivido bastantes experiencias en los festejos. Noelia Ferrer, es una de las balladores de sa Colla de Balansat y guarda alguna que otra historia: «la gente se deja en casa la ropa, las castanyoles, el sombrero...». Margarita Riera, una vecina, recordaba melancólica cuando en su juventud había puestos de comida y joyería, una actividad que le gustaría que el pueblo recuperara.

La procesión continuó la mañana, en la que todos los que la hicieron rodearon la iglesia, incluso tuvieron que hacer algo de step, puesto que tenían que ir por las escaleras para dar la vuelta.

Jesús Sainz es de Santa Eulària y no dudó en acercarse a pasar el día, aunque aseguró que se lo había tomado más «como una excursión» que por la fiesta.

«Estamos viviendo las fiestas de Sant Miquel con mucha ilusión y muy contentos», afirmó Tania Marí, quien no dejó de agradecer el extenso programa de actividades a la comisión de fiestas. «La acogida de la gente es buenísima. Los pueblos del norte somos la zona un poco más virgen de Ibiza y se acogen muy bien. Somos gente de tradición y de guardar nuestra cultura», detalló Carmen Rodríguez, concejala de Fiestas de Sant Joan.

Tradición y recuerdos en Sant Miquel

Algunos miembros de la colla esperan a que empiece el acto mientras los vecinos también conversan entre ellos. / María Parejo Ribas

El ball pagès fue el encargado de poner el colofón final a la mañana tradicional. Sa Colla de Balansat hizo una actuación que tras cada ballada inundaba de aplausos la plaza de la iglesia. Además, cuando acabaron no dejaron de hacer un uc, para demostrar que la tradición continúa viva en Sant Miquel.

Suscríbete para seguir leyendo