Terremoto en Marruecos

Jorge Nacher, voluntario de Ibiza en Marruecos: «Volvemos el jueves, a más tiempo mayor repercusión psicológica»

El voluntario ibicenco viajó ayer desde la isla hasta Marrakech para prestar ayuda humanitaria en las zonas más afectadas por el terremoto que el pasado viernes sacudió el país vecino

El voluntario ibicenco con otro voluntario del Grupo Balear de Rescate, en su primer día de ayuda en Marruecos

El voluntario ibicenco con otro voluntario del Grupo Balear de Rescate, en su primer día de ayuda en Marruecos / DI

El voluntario ibicenco Jorge Nacher termina de recoger «cuatro cosas» antes de partir hacia Marruecos. Esta vez viaja con prisa, tan sólo con una mochila. No como aquella vez que, tras la invasión rusa de Ucrania, condujo cargado de material sanitario a lo largo de los 3.000 kilómetros que separan Barcelona y Lviv, una ciudad situada al oeste del país asediado. «Ha sido todo muy rápido», valora. Llegó anteayer de Madrid, sobre las 18 horas, y ayer a mediodía volvió a partir hacia la capital para poner rumbo a Marrakech, donde un terremoto de magnitud 7 en la escala Richter dejó el pasado viernes un rastro de destrucción y desolación, sobre todo en las regiones del sur de Marruecos. Cruz Roja determinó tras el desastre que las 48 horas siguientes eran «clave» para salvar a las personas sepultadas bajo las ruinas.

El Grupo Balear de Rescate (GBR), una organización creada por varios voluntarios de las islas en uno de los tres viajes que Nacher ha hecho a Ucrania durante la guerra, se moviliza con rapidez. «Cuando pasa algo así en seguida nos ponemos manos a la obra para trasladarnos», cuenta. El grupo está formado por tres policías locales que viajan desde Palma con un perro de rastreo, dos bomberos de Tomelloso (Ciudad Real), y Nacher, el único ibicenco, que actualmente ocupa un cargo como concejal de Juventud en el Ayuntamiento de Sant Antoni.

Marrakech, la ciudad roja de Marruecos, es, esta vez, su punto de encuentro. El sismo se ha saldado, por el momento, con la vida de casi 2.900 personas y ha dejado otras 2.500 heridas, según los últimos datos proporcionados por el Ministerio de Interior marroquí.

Larga ruta desde la islas

Los compañeros del Grupo Balear de Rescate esperan a Nacher en Marrakech después de un largo recorrido con punto de partida en Palma. Desde allí, los voluntarios navegaron hasta Dénia y luego condujeron hasta Algeciras, donde se reunieron con otros voluntarios de Ayuda Sin Fronteras, una ONG formada mayoritariamente por profesionales de emergencias y a la que el grupo balear se ha adherido en esta ocasión. El viaje continuó por vía marítima hasta Tánger y una vez en el norte de África se desplazaron en coche (unas seis horas de carretera) hasta su destino. El trayecto Tánger-Marrakech pasa por otras ciudades marroquíes que también han quedado afectadas por el terremoto, como Casablanca o Kenitra, donde los temblores se dejaron sentir.

El material de emergencias del Grupo Balear de Rescates para prestar ayuda humanitaria a Marruecos

El material de emergencias del Grupo Balear de Rescates para prestar ayuda humanitaria a Marruecos / GBR

«Para entrar al país hay que entrar organizado, hay que gestionar los permisos -en este caso con el gobierno de Marruecos-, presentar la documentación necesaria y esperar a que te autoricen», explica Nacher. «Ayer estuvimos al filo -de no poder acudir-», comenta. Todavía no saben cuál será su zona exacta de actuación, sino que una vez allí agrupados, desde Ayuda Sin Fronteras les indicarán dónde es más necesaria su ayuda. «Algunos nos encargaremos de localizar los cuerpos de los desaparecidos durante el terremoto y otros de extraerlos y sacar escombros», explica el ibicenco.

Despertar solidario en Lesbos

El grupo de balear es, junto con los peninsulares a los que se unieron en Algeciras, una de las muchas unidades de voluntarios españoles que prestan apoyo humanitario al país alauí después de la catástrofe. España pertenece al grupo de escasos países (tan solo se añaden Reino Unido, Qatar y Emiratos Árabes Unidos) de los que Marruecos ha aceptado oficialmente ayuda. Es el segundo viaje que Nacher hace siendo concejal, cuenta, el primero que hizo mientras estaba ya en el puesto fue su tercer viaje a Ucrania, el pasado junio. Su primera misión humanitaria, la primera de todas, tuvo lugar hace un lustro en Lesbos, cuando la crisis de refugiados era uno de los mayores problemas sociopolíticos a nivel europeo.

Él y otro voluntario valenciano perteneciente a la asociación Proem-Aid, encargada de rescatar a personas en el mar, se pusieron al volante de un camión cargado con 12.000 pares de zapatos para los refugiados internados en el campo de la isla griega. En aquél momento, en otra entrevista concedida a este diario, el ibicenco declaró que se había intentado «preparar mentalmente para afrontar lo que vería allí», pero que seguramente la experiencia marcaría «un antes y un después en su vida».

Empatía que no se va

Ayer, apenas unas horas antes de partir a Marruecos y ver cómo la ruina sepulta ahora pequeños pueblos del Atlas que fueron levantados con adobe, concluye que en aquél viaje algo se le despertó. Parece tranquilo. «Sentí mucha empatía y ahora es algo complicado de parar», expresa con sinceridad. «Lo primero que nos preguntamos es cuándo salimos, no indagamos en las causas ni en las culpas del por qué de lo que pasa», continúa con sensibilidad. «Al final siempre hay gente que necesita ayuda, primero fue Grecia, luego Ucrania y ahora Marruecos».

Poco les importa acarrear con los costes de la logística, que recaen mayoritariamente sobre su propio bolsillo. Aunque la compañía Baleària, con la que tienen un acuerdo, les ha financiado al completo los billetes de ferri. «Luego siempre hay gente que se solidariza y te echa un cable», añade.

Sobre las 17 horas Nacher se sube con su mochila al avión, el resto del grupo le espera ya con varios medicamentos y equipos de rescate con los que intentarán paliar los daños del terremoto, el peor de la historia marroquí quitando otro mayor que en 1960 se cebó con Agadir, dejando 15.000 muertos. «Tenemos billetes de vuelta todos para el jueves, quedarse más tiempo supone mayor repercusión psicológica», termina.

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