Pepe Roselló: Domingo de diluvio en el aeropuerto de Ibiza

Domingo día 27 de agosto, gran diluvio sobre la isla que se nos venía anunciando con insistencia, precauciones en la ciudad y la costa. Llegada al aeropuerto a las 15.30h para el vuelo IB-3808 Ibiza-Madrid, con salida a las 17.30 y conexión a las 19.10 horas con el vuelo IB3872, también de Iberia a las 19.10h.

Grandes colas en todos los mostradores para facturar y obtener la correspondiente tarjeta de embarque. Paso el control de seguridad y un inmenso gentío llena todos los rincones y asientos, también mucha gente joven en el suelo, entretenida con sus móviles y en paciente espera.

De repente, a las 17 horas la megafonía irrumpe y anuncia una serie de cancelaciones de vuelos, invitando a los clientes viajeros a recoger sus maletas facturadas, cinta 3, cinta 7, cinta…, de repente todo se mueve; lo que antes era un remanso de espera y paz, en un instante se altera todo el orden, gente corriendo, móviles en marcha y siguen anunciándose los grandes retrasos que tocan a la mayoría de las compañías.

Suspenden un vuelo anterior al mío destino Madrid, consulto con la atentísima operadora de Iberia y me aconseja dirigirme a la oficina interior de la compañía frente a la salida de embarque nº2. Me atiende un operador diligentemente atento y eficaz y le manifiesto mi intención de no volar, pues estoy en riesgo de perder la conexión Ibiza-Málaga de las 19.10 horas de Iberia. Le solicito si puedo recuperar mi maleta y me explica que si pierdo el vuelo de conexión yo no tengo la culpa, que la compañía me va a procurar alojamiento y ocupar lugar en otro vuelo; a lo que yo renuncio.

Le entrego el comprobante de la maleta, llama a la operadora de equipajes, le facilita el número, código de esta y me dice: baje usted al piso inferior, al lado de la boutique de Pacha está la escalera, diríjase usted a la cinta número 2 y allí encontrará su maleta.

Bajo la escalera mecánica, la cinta nº2 está llena de maletas y equipajes del vuelo Orly. Los pasajeros recogen sus equipajes y la cinta se para. Un minuto o treinta segundos después, la cinta arranca de nuevo con el aviso que anuncia la rotación y aparece mi maleta solitaria y feliz de volver a casa.

En el exterior cientos de personas en cola para los taxis. En mi caso, me han venido a recoger y me gustaría si es posible, manifestar la diligencia, la eficacia y la serenidad del personal del aeropuerto que he podido vivir y compartir con tanta gente, que ha ayudado sin duda a paliar tanto agobio y frustración de este domingo. 

Quiero dar la enhorabuena a todo el personal del aeropuerto, a la compañía Iberia en particular y una mención especial a ‘Es Cap des Falcó’ con su equipo atento, sonriente y eficaz ayuda a los pasajeros.