S'Aigua Blanca: no es fácil ser una playa natural

Numerosos bañistas se quejan de la acumulación de desperdicios en la playa al no haber contenedores mientras que el cierre del aparcamiento obliga a dejar el coche en zonas en las que está prohibido

A día de hoy, para un bañista, disfrutar de la playa de s'Aigua Blanca está más cerca de ser una gincana de obstáculos que un placer. Ya hace años que los últimos 300 metros del camino -en fuerte bajada a la ida, en pendiente al regreso- se cortaron al tráfico de turismos para evitar colapsos y facilitar el paso de los vehículos de emergencia. En compensación, junto a la valla que cierra el paso se puso al servicio de los visitantes un solar que se habilitó como aparcamiento.

No obstante, este verano, este solar permanece cerrado, con lo que los vehículos deben estacionar en el tramo anterior al camino, donde está prohibido aparcar y así lo indican las señales de tráfico. Ayer, a las doce del mediodía, en la recta de 200 metros anteriores al acceso cortado ya no quedan espacios para aparcar y los bañistas se ven obligados a dejar sus vehículos de manera irregular en un pinar cercano. Alcanzar la arena de s'Aigua Blanca supone una caminata de, por lo menos, medio kilómetro.

Aigües Blanques: no es fácil ser una playa natural |

El solar que el año pasado funcionaba como estacionamiento, ahora permanece cerrado. / D.V.

Aigües Blanques: no es fácil ser una playa natural |

Tráfico denso en el acceso a la playa. / María Molina

La segunda decepción se produce cuando los bañistas llegan a la playa y lo primero que se encuentran, junto a la pasarela de madera que desemboca en el arenal, es una acumulación de bolsas de basura. No hay ningún contenedor donde depositar los desperdicios ni tampoco un separador de residuos, ni siquiera una papelera. Para rematar el conjunto, los dos chiringuitos permanecen cerrados y el más cercano al acceso a pie, está en estado de ruina: un muro ha cedido y amenaza con caer sobre la playa, y su perímetro permanece cercado con vallas a causa de su peligrosidad.

«¿Dónde puedo dejar esto?», pregunta a los socorristas Karen, una turista británica que sostiene en su mano los pañales sucios de su bebé. «Me parece muy extraño que no haya ni un sitio donde dejar esto, otros años no estaba así».

Aigües Blanques: no es fácil ser una playa natural | FOTOS DE MARIA MOLINA

Junto a la entrada se conservan los carteles antiguos que anuncian un aparcamiento y un restaurante. / María Molina

«Hemos visto basura por la playa, está muy degradada», comentan Iker y Meritxell, dos turistas de Bilbao que visitan Ibiza por primera vez: «La playa es muy bonita, pero da una sensación de dejadez que nos ha decepcionado, no es lo que aparecía en los comentarios en internet».

Miguel, un usuario habitual, explica que «hace unos días estaba mucho peor. La montaña de basura era todavía más grande. La han retirado pero vuelve a estar asqueroso».

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Acumulación de bolsas de basura en la arena. / D.V.

Las quejas son infinitas. De hecho, el resto del artículo podría limitarse a ser una recopilación de todas las impresioness recogidas entre las doce menos cuarto y la una y cuarto de la tarde. ¿Qué sucede exactamente en s'Aigua Blanca?

El Ayuntamiento responde

La falta de servicios tiene una explicación sencilla: a causa de los desprendimientos que se produjeron en verano de 2021 y que se saldaron con dos bañistas heridos, y de otro desprendimiento en mayo del año pasado, el Ayuntamiento de Santa Eulària decidió suspender las concesiones de servicios en esta playa.

«Por lo que ahora s'Aigua Blanca tiene la consideración de ‘playa natural’ y, como tal, nosotros tampoco hacemos la recogida sistemática de desperdicios, tarea que antes realizaban los concesionarios», señala un portavoz del Consistorio. Por lo tanto, añade, «lo que debe hacer cualquier usuario de la playa, y que se supone que la aprecia por sus valores naturales, es llevarse sus desperdicios. Es un gesto que individualmente no cuesta nada y que, al fin y al cabo, es como se hace en casa».

Desde el Ayuntamiento se admite que «la conciencia medioambiental no está tan extendida como nos gustaría, de manera que cada poco tiempo tenemos que ir cuando vemos que hay acumulaciones considerables de desperdicios». Cabe decir que, en la entrada de s'Aigua Blanca, este redactor no vio en ningún momento ningún rótulo que advirtiera de su consideración de ‘playa natural’. En cambio, se mantiene la cartelería antigua que anuncia un aparcamiento y un restaurante que ya no existen.

Aigües Blanques: no es fácil ser una playa natural | FOTOS DE D.V.

Mireia y Ana tienen que aparcar en un pinar. / D.V.

El Consistorio no da por cerrado el tema y admite que «estamos pensando si mantener esta postura o si aplicar un servicio de limpieza habitual, con lo que es cierto que la imagen de la playa mejoraría, pero sería un fracaso en cuanto a la colaboración ciudadana y la preocupación por el medio ambiente».

Una apelación al civismo que comparte Alba, turista valenciana que está haciendo un tour intensivo por las playas de la isla -«voy a dos cada día»- y que extrae esta conclusión: «Hay basura no solo aquí, sino en todas partes. Creo que el problema está en la gente. Las playas están peor que otros años y eso es porque la gente es guarra, no hay más».

Aparcamiento cerrado

Respecto al aparcamiento que permanece sin servicio, el Ayuntamiento asegura ignorar los motivos y explica que «no tenemos ninguna petición por parte de la propiedad de este terreno para abrirlo como estacionamiento», e incluso admite que «por un tema de circulación, nos iría bien que lo abriera».

Aigües Blanques: no es fácil ser una playa natural

Iker y Meritxell, dos turistas de Bilbao, están decepcionados por la suciedad que han encontrado en la playa. / D.V.

Mientras, la policía local realiza una ronda diaria para comprobar que la valla permanece cerrada para que puedan pasar los vehículos de emergencia y, en el caso de recibir alguna llamada que les alerte de un colapso circulatorio, «si se ven coches mal aparcados se multan y, si se considera que impiden la circulación, se retiran con la grúa». Si ayer se hubiera aplicado esta política, los agentes habrían tenido que multar a todos los vehículos, ya que ni uno solo de ellos estaba en un lugar autorizado.

«No había sitio y hemos tenido que dejar el coche en el bosque», admiten Mireia y Ana, dos turistas de Barcelona, «y para llegar es un pateo importante. ¡Espero que la playa al menos valga la penal!». Disfrutar de una playa natural no siempre es sencillo.

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