La UME despliega 64 efectivos para luchar contra el incendio de la planta de biomasa

Según los cálculos optimistas, el incendio de la planta de biomasa de Sant Rafel aún tardará una semana en extinguirse, siempre y cuando se mantenga el ritmo actual de retirada de los restos vegetales de la zona afectada. Este plazo se podrá cumplir gracias a la incorporación de 64 efectivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME) ya que, sin su refuerzo, las previsiones de las tareas de control se prolongaban tres semanas.

El despliegue de la unidad, procedente del III Batallón de intervención de emergencias de Bétera (Valencia), comenzó ayer por la mañana con la llegada de 18 militares, acompañados de tres camiones autobomba para la extinción de incendios y un vehículo de comunicaciones. Por la tarde, se completaba el operativo con la incorporación de otros 46 militares, además de otros 21 vehículos.

Así lo detalló ayer Toni Bernat, el director técnico de operaciones del Plan territorial de protección civil de Balears (Platerbal). Esta figura es el mecanismo que utiliza el Govern balear para actuar ante catástrofes o situaciones de grave riesgo y ha posibilitado que el Gobierno central destine medios para actuar en esta emergencia.

El incendio en la planta de biomasa se originó el 11 de junio, mientras que el Platerbal se activó el 22

De hecho, para hacer posible el desembarco de la UME, primero se tuvo que elevar la gravedad de la crisis a nivel 2. Este paso no se cumplió hasta el lunes, aunque el Platerbal ya estaba activado desde el día 22, cuatro días antes. Cabe tener en cuenta que el incendio en la planta de biomasa se originó el 11 de junio.

Bernat detalló ayer que la prioridad de los efectivos de la UME es mitigar la emisión de los humos contaminantes, además de acelerar la extinción del fuego y apoyar la labor de los equipos del Ibanat y del Parque insular de bomberos. De hecho, la mayor parte de la maquinaria de los militares está preparada para actuar en incendios industriales, que tienen las características del fuego en la biomasa.

Características

«Es un trabajo de larga duración porque no es un incendio forestal o agrícola. Es una instalación industrial y el fuego no se va extendiendo por el territorio», explicó Bernat. Al contrario, en esta planta, de una hectárea y media de superficie, se acumulaban restos de poda y de silvicultura, la mayor parte triturados, en montones de hasta ocho metros de altura.

La planta de biomasa ocupa una superficie de 1,5 hectáreas, con 45.000 metros cúbicos de vegetación acumulada

En total, hay 45.000 metros cúbicos de vegetación acumulada. Más que ramas y madera, se trata de materia orgánica en descomposición y que fermenta, por lo que la combustión se produce dentro de los montículos, lentamente y con muy poco oxígeno. Solo produce llama al llegar al exterior.

«El trabajo de extinción no consiste en tirar agua directamente sobre los restos orgánicos, sino en enfriar los que están en combustión antes de cargarlos y trasladarlos para evitar que prendan de nuevo». Para ello, todo este material, si está libre de riesgo, se va cargando hasta el terreno colindante, que se ha ocupado ante esta emergencia.

Durante todo este proceso, los efectivos contraincendios evitan que el viento disperse las pavesas por los alrededores, donde podrían originar un incendio agrícola o forestal.

Análisis del aire

Bernat también anunció que hoy llega a Sant Rafel un equipo del Servicio de atmósfera del Govern balear con un laboratorio móvil para medir la calidad del aire. En este sentido, aconsejó a los vecinos de la zona que eviten la actividad física y la exposición al aire libre para no verse afectados por el humo y, en caso de que no tengan más remedio, usar mascarillas FFFP3.

En las casas de los alrededores, se pide cerrar las puertas y ventanas y, si se usa aire acondicionado, seleccionar el modo de recirculación de aire para no succionar el del exterior.

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