Abel Matutes gana otro pleito a su exsocio por el alquiler de Privilege

El otro empresario se autoalquiló la explotación de la discoteca de Ibiza por una renta mínima de 200.000 euros cada año

Estado actual de la fachada de la discoteca Privilege en Sant Rafel. | VICENT MARÍ

Estado actual de la fachada de la discoteca Privilege en Sant Rafel. | VICENT MARÍ / j.f.mestre. palma

J. F. Mestre

El empresario y expolítico de Ibiza Abel Matutes ha vuelto a ganar en los tribunales el pulso que mantiene desde hace años con el que fue su socio en la explotación de Privilege, que en estos momentos se encuentra cerrada, pero que durante años fue la discoteca más grande del mundo. La Audiencia de Madrid ha condenado al empresario José María Etxaniz, que durante años dirigió y explotó esta discoteca, a pagar a la empresa de Matutes la importante cifra de cuatro millones y medio de euros, más la suma de los intereses y las costas, por los daños ocasionados al empresario ibicenco. Se trata de la segunda vez que Etxaniz es condenado a indemnizar a Matutes por los mismos hechos, ya que la sociedad que explotaba la discoteca alquiló el negocio a una cantidad casi ridícula de unos 150.000 euros al año, cuando el valor real debía ser al menos casi diez veces mayor. Además, Etxaniz realizó este contrato, con una duración de quince años, a una empresa suya, en la que nombró a su hijo como administrador. En esta primera sentencia, que se resolvió en la Audiencia de Palma, el empresario ya fue condenado a indemnizar a Matutes con más de tres millones y medio de euros. Por tanto, el enfrentamiento que mantiene desde hace años con Matutes le ha costado, como mínimo, más de siete millones y medio de euros.

La conocida discoteca Privilege era propiedad de dos sociedades, Baltanxa, que pertenecía al empresario vasco, y la empresa Bahía de San Antonio, que formaba parte del grupo Matutes. Baltanxa tenía una mayor porcentaje de la sociedad conjunta, con un 55 por ciento, lo que le permitía dirigir y explotar a su gusto la discoteca Privilege. Por lo tanto, Matutes no dispuso nunca del control de la empresa, aunque sí le correspondía el porcentaje de los beneficios.

Teniendo en cuenta que en una sola noche la discoteca podía tener más de 4.000 clientes, no es difícil imaginar que los beneficios del negocio debían ser millonarios. Pero lo cierto, y así lo explica la sentencia, es que el único beneficiado fue el empresario vasco, que se quedó con la mayor parte de las ganancias.

Según explica la sentencia, detallando la historia de la explotación de esta gran discoteca, desde el año 2001 y hasta 2013, la empresa fue administrada por Etxaniz. Desde entonces y hasta el año 2018 se nombró a su hijo como gestor.

Denuncia en 2010

La maniobra que se denunció en los juzgados se realizó en el año 2010, en pleno auge de la discoteca. La sociedad Baltanxa, a través de su administrador único, suscribió un contrato de alquiler de la discoteca, en el que cedía la gestión, y sobre todo la explotación, a la empresa Cafecer. Era una empresa propiedad única de Etxaniz. Se estableció en el contrato que el periodo de explotación del negocio era de 15 años. Se fijaba una renta anual de 200.000 euros, pero con algunas limitaciones. De esta cantidad, 150.000 euros era la cifra que la sociedad debía pagar cada año por el alquiler de la discoteca. Los otros 50.000 euros de la renta se debían destinar a las obras de conservación y mejora de las instalaciones.

Lógicamente, esta jugada no fue del agrado de Matutes, ya que su entonces socio estaba maniobrando a sus espaldas para quedarse con la explotación del jugoso negocio y, sobre todo con las ganancias. El empresario presentó una demanda para reclamarle los daños que había ocasionado la empresa Baltanxa a la sociedad conjunta durante los años 2010 a 2013. En la demanda se denunciaba que la renta del contrato por la explotación del negocio era ridícula, teniendo en cuenta el éxito y los beneficios que se obtenían por la explotación de Privilege. Esta primera demanda fue ganada por Matutes. Sin embargo, el pronunciamiento judicial no cambió las cosas. La discoteca continuó siendo explotada, a través del mismo contrato de alquiler, por la sociedad única de Etxaniz. Por tanto, Matutes volvió a presentar una segunda demanda, pero esta vez lo hizo en los juzgados de Madrid.

Informe comparativo

Los jueces han vuelto a dar la razón al empresario ibicenco y sobre todo se ha tenido en cuenta el informe económico que presentó el expolítico, comparando el precio de alquiler que pagaban las otras grandes discotecas de Ibiza, con el que venía percibiendo por la renta de Privilege. La diferencia era abismal. Las otras grandes salas de diversión abonaban alrededor de un millón de euros al año por el alquiler, porque se trataban de negocios muy rentables. En cambio, los dueños de Privilige apenas recibían 150.000 euros al año, a repartir entre los socios, ya que Matutes no disponía de ningún derecho sobre la explotación global de la discoteca.

Los tribunales han vuelto a confirmar el perjuicio que vino sufriendo la sociedad del empresario ibicenco por la maniobra que realizó su entonces socio. Este perjuicio tendrá que asumirlo Etxaniz, que según declara probado los tribunales, actuó de tal manera que su socio minoritario no se beneficiara de las ganancias económicas que generaba la explotación de Privilege. Aunque en esta segunda demanda también se demandó al hijo de Etxaniz, los tribunales lo han absuelto.

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