Juan Carlos, dos años en casa para evitar el aula TAVA

La familia de un chico con un 87% de discapacidad tuvo que escoger en 2021 entre las dos opciones que les daba Educación: escolarizarlo en un aula «que no cumplía las condiciones para él» o no volver al instituto

La familia Catalán Escandell hace dos años, cuando decidieron que Juan Carlos se quedaba en casa.

La familia Catalán Escandell hace dos años, cuando decidieron que Juan Carlos se quedaba en casa. / Vicent Marí

Hace dos años, dos cursos, que Juan Carlos Catalán Escandell está en casa. Hace dos años, dos cursos, que el joven, con una discapacidad reconocida del 87%, salió del aula Ueeco (Unidad Educativa Específica en Centro Ordinario) del instituto Sa Colomina en la que estaba escolarizado y no volvió más a un centro educativo. Lo recuerda su madre, Mari Carmen Escandell, que es quien ha pasado estos dos años pendiente 24 horas de su hijo, tras leer en este diario la noticia de que Lucas, otro alumno de este aula ha conseguido que la conselleria balear de Educación le permita quedarse en ella más allá de los 18 años.

«Estoy contentísima por Lucas. Me he alegrado mucho al leerlo. Es lo que hubiera querido para mi hijo», comenta Mari Carmen, que pide a Educación que tenga en cuenta las peticiones de las familias de estos niños cuando alcanzan la mayoría de edad. «Lo que hicieron con Juan Carlos fue un despropósito», indica. La madre recuerda que tanto el personal del centro en el que estaba escolarizado, Sa Colomina, como el de Sa Blanca Dona, a donde le derivaban, apoyaban la petición de la familia. La conselleria también le daba la opción del centro de educación especial gestionado por Amadiba, algo que, al igual que los padres de Lucas rechazó desde el primer momento.

"No pueden tratar a los alumnos como números"

«¿Que hago? Como madre, ¿qué hago? ¿Meto a mi hijo en un aula que sé que no cumple las condiciones necesarias para Juan Carlos? ¿En la que no tendrá los recursos que necesita?», clamaba la madre en agosto de hace dos años, después de recibir la carta de la conselleria balear de Educación en la que se les denegaba la petición de mantenerse en el aula Ueeco de Sa Colomina y enviaban a Juan Carlos a un aula de Transición a la Vida Adulta (TAVA) en Sa Blanca Dona. En ese momento, la familia recordaba que el alumno, a pesar de su edad, «es, física y madurativamente, como un niño de cinco años».

Al igual que en el caso de Lucas, la familia explicaba que el joven no estaba capacitado para cumplir los objetivos de este tipo de aula, en la que se intenta preparar a los escolares para una vida relativamente autónoma. Se les enseña a hacerse la cama, tareas de casa, higiene personal, ir a hacer la compra, no liarse con el cambio... «La conselleria no puede tratar a los alumnos como números, sin conocer su realidad, desde un despacho. ¡Que nos consulten!», afirmaba el personal docente del aula de Sa Blanca Dona que llegó, incluso, a colgar la petición de la familia en la sala de profesores. El paso a este aula suponía, además, la pérdida de recursos «indispensables».

"No me he despegado de él ni un segundo"

La familia insistió con la conselleria y recurrió a la prensa, pero ante la negativa férrea del Govern a atender a su petición y a las opiniones de las profesionales educativas, optó por no escolarizar a Juan Carlos, que lleva desde el verano de 2021 en casa. «Hemos aumentado las sesiones de fisioterapia en la Asociación de Personas con Necesidades Especiales de Ibiza y Formentera (Apneef)», indica la familia sobre el día a día de estos dos años, que han supuesto estar pendientes del pequeño de la casa las 24 horas. «No me he despegado de él ni un momento», indica la madre, que destaca cómo esto ha afectado a Juan Carlos. Notan, por ejemplo, que ahora, al haberse desacostumbrado a la rutina que implicaba ir a clase todos los días, se inquieta con más facilidad al escuchar ruidos. «Salimos todos los días, pero no es lo mismo que pasar toda la mañana en clase», indica la madre, que pide a Educación que reabra las aulas Ueeco y TAVA que han cerrado, como la de Santa Maria, y distribuyan a los alumnos en función de sus necesidades y las capacidades y objetivos que pueden alcanzar.

Que Lucas se quedara en casa es la opción que se planteaban sus padres si Educación no reculaba en su negativa ya que, según un informe médico, el trayecto en coche hasta el instituto Sa Serra, en Sant Antoni, a donde lo derivaban, podía provocarle ataques epilépticos. La madre de Juan Carlos insiste ahora a la conselleria balear de Educación que tenga en cuenta las condiciones y necesidades de estos niños, «de forma individualizada». «Los apartan», lamenta la madre.

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