Entrevista | Jesús Cintora Periodista

Jesús Cintora en Ibiza: «Contar lo que pasa sólo molesta a quienes quieren ocultar realidades»

El periodista protagoniza mañana (20,30 horas, Can Ventosa) una charla sobre poder y periodismo en la que presenta su libro ‘No quieren que lo sepas’

Jesús Cintora, con un ejemplar de su libro ‘No quieren que lo sepas’.

Jesús Cintora, con un ejemplar de su libro ‘No quieren que lo sepas’. / ESPASA-PLANETA / CONTUMAZ

Marta Torres Molina

Marta Torres Molina

Mañana será la primera vez que Jesús Cintora, conocido por sus programas en radio y televisión, pise Ibiza. Llega con ‘No quieren que lo sepas’ (Espasa), su último libro, bajo el brazo, que presentará el jueves a las ocho y media de la tarde en la biblioteca de Can Ventosa en un acto en el que hablará de poder y periodismo y en el que invita a los asistentes a hablar, a preguntar, a resolver dudas y curiosidades. Incluso aquellas que tengan que ver con su salida súbita de TVE cuando estaba al frente de ‘Las cosas claras’. «Se me quita de un programa que tenía buenas audiencias y hacía una labor digna», comenta el periodista soriano que tiene claro que no van a apartarle de este amado oficio. «Los numantinos sólo nos rendimos cuando nos matan», afirma.

«Contar lo que pasa sólo molesta a quienes quieren ocultar realidades»

El periodista soriano presenta mañana en la biblioteca de Can Ventosa su libro con una charla sobre periodismo y poder. / creacciona conecta

‘Poderes y periodismo’. ¿Da tiempo de contarlo todo en una charla?

Es abierto a preguntas del público. Se habla de la situación de los medios de comunicación, la gente tiene mucha curiosidad, y de la actualidad. Es bueno establecer conversaciones con la ciudadanía de forma abierta, clara y transparente y que la gente pueda plantear sus dudas.

Algunos políticos se quejan de los periodistas, si fueran los ciudadanos los que les preguntaran ¿dejarían de pensar tan mal de nosotros?

La ciudadanía tiene muchas ganas de hablar y preguntar y no se les cede la palabra. Se les pide que vayan a votar, pero no se les dan foros para que se expresen el resto del tiempo. Escuchar forma parte de cualquier comportamiento cívico. Soy un chaval de pueblo, de barrio, constantemente estoy parándome en la calle para hablar con la gente sin pudor. Actos como el de Ibiza me parecen positivos. Me preguntan y respondo sin tapujos. No tengo nada que ocultar y escuchar sus inquietudes y dudas me parece una forma de aprender.

Habla de escuchar y de patear la calle. ¿Les falta esto a nuestros políticos?

No me gusta generalizar. Es positivo no perder la perspectiva de la diferencia entre los discursos y los mítines con la realidad de la ciudadanía. Bastante gente sabe lo que es el deterioro de la sanidad pública, la demora para que le vea un médico, ha visto cómo se dispara la cesta de la compra, cómo le ha subido la hipoteca… Son realidades que están en el día a día, más allá de los discursos de cara a unas elecciones. Y la gente está mosca con lo que ocurre en los medios de comunicación. A quién se quita, a quién se pone, por qué se hurtan determinados mensajes... Más gente de la que pensamos, pero no se le da voz a esa ciudadanía. O sí, pero con muchos filtros.

¿La prensa sigue siendo el cuarto poder?

Tampoco me gusta establecer rankings. Es estéril decir si es el cuarto, el quinto o el octavo. Los medios de comunicación para el poder político y económico son un eslabón fundamental en la cadena y un altavoz que algunos se cuidan mucho de tener controlado. Hay quien respeta la libertad de información y de los profesionales y quien pretende que haya voceros o gente que no se atreva a tocar determinados temas. Se ha caído demasiado en quitar o poner financiación pública de forma más o menos oscura para sostener determinados medios. Es una lacra de la crisis de credibilidad en no pocos medios.

A veces se da más credibilidad a un tuit que no se sabe de dónde sale que una información elaborada.

Hay tuits que son mentira e informaciones en medios que también lo son. Es el debate de la verdad y el bulo. Lo hay en las redes y en medios. Me gusta recordar lo que pasaba en los pueblos, y pasa aún, cuando se expande un chisme. Hay quien lo hace de forma interesada para dañar a alguien y quien lo hace porque se lo han contado, sin ninguna mala intención, pero sigue extendiéndolo. Es preocupante que se lancen bulos de forma intencionada, y se hace constantemente, en las redes y en los medios. En un momento con tanto caudal informativo debe incentivarse que los profesionales estén ahí, para separar el polvo de la paja, no apartarlos ni censurarlos. Circula tanta mercancía averiada que si se les aparta es porque no interesa que haya profesionales que separen la verdad de la mentira, sino más voceros o gente afín.

Habla de apartar, profesionales lo ha sufrido en carne propia.

De ser apartado de medios saben muchos profesionales. Hay muchos que saben qué es perder su puesto de trabajo, sufrir las presiones o las amenazas, la censura o la autocensura. En mi caso, se me quita de un programa de TVE, la televisión pública, que tenía buena audiencia y hacía una labor digna. No me llaman a un despacho para decirme que me quitan porque no funciona. Se te echa a la calle, se te manda al paro. Me han tenido meses diciéndome que volvía. Me pidieron papeles, formatos, listas de colaboradores… Y a última hora me dicen que no puede ser. Apartar a un periodista de la televisión pública cuando las audiencias son buenas y la labor digna me parece lamentable.

Recuerdo que dijo algo así como «nos quitaron con un gobierno y ahora nos quitan con otro».

En la televisión pública quien tiene el poder es el gobierno de turno, que tiene mayoría en el consejo de administración. Me llamaron para hacer un programa y, yendo bien, se me apartó. Sin explicaciones. Durante muchos meses me daban por hecho que volvía y por sorpresa absoluta me dicen que no. Se ha publicado que un consejero situó el veto en Moncloa. Hay que seguir. Mientras tenga salud quiero seguir en el oficio. Hago con la misma dignidad un programa de televisión que una presentación del libro. Sigo hacia adelante.

Un periodista, en teoría, debe ser incómodo para el poder, ¿no?

A ver… A veces al periodista se le ponen etiquetas como incómodo, incisivo… Me parece que se intentan poner sambenitos con cierta carga peyorativa cuando, realmente, el periodista cuenta lo que ocurre y eso sólo molesta a quienes quieren ocultar determinadas realidades, cosas feas. El periodista está para contar lo que pasa, realidades muy variopintas, para lo contrario están los voceros y los palmeros.

Tengo la sensación últimamente de que son una plaga.

Hay intereses para que el periodismo esté controlado, defienda sólo determinados intereses, no se atreva a destapar lo que afecta a poderosos… Tenemos casos muy flagrantes como la corrupción del Rey Emérito o de gente aún más intocable, como Florentino Pérez. Hoy mismo [por ayer] desvelan nuevas comunicaciones de Ferreras y Casals en las que este último habla directamente de ser una mafia. Lo dice él, ¿eh? Reunido con Villarejo. Y se ríen. Poca risa, estamos hablando de gerifaltes de los medios, espías y aparatos parapoliciales jactándose de ser una mafia. Los grandes medios de comunicación no pueden ser el cortijo de algunos.

Su libro se titula, precisamente, ‘No quieren que lo sepas’. ¿Hay más cosas de las que pensamos que no quieren que sepamos?

Sin duda. El libro habla de abusones y de abusos en el aparato judicial, político y económico, en el deterioro de servicios públicos, en los medios… Pone sobre la mesa aspectos que no deben ocultarse sino que debemos conocer para mejorarlos. El periodismo tiene, entre otras, la tarea de poner luz donde otros quieren oscuridad y los que quieren esta oscuridad son los abusones, los que quieren que todo siga igual para seguir medrando.

Con todo lo que ha visto y conocido, ¿sigue confiando en la política?

Por supuesto. La política era, originalmente, la administración de la polis. Y debe ser eso, debe organizar la sanidad, educación, medios de transporte, sistema fiscal… Claro que la política es necesaria. Y en la política se incluye no sólo a los políticos sino también al sistema judicial y a los medios, que tienen que cumplir esa labor de contar lo que pasa. Hay abusones de la economía o la política que quieren que se cuente sólo lo que a ellos les beneficia, pero hay que confiar en la política, hay gente buena y honesta en ella. No se puede pensar que todo es una balsa de aceite, pero tampoco que todo está podrido, porque no es verdad. Hay que detectar y denunciar a quienes lo hacen mal. Contarlo es la primera parte para extirparlo y que no sea todo podredumbre. ¿Quienes tienen interés en que no se detecte lo que está podrido? Los que están metidos en el ajo, los que están sacando provecho de esa podredumbre.

Se habla mucho de libertad de expresión y transparencia. ¿Cuanto más se habla menos se practica?

La gente tiene cada vez más claro que hay realidades que no se nos cuentan. Y menos en un país donde llaman Emérito a Juan Carlos I, que tiene el dinero oculto en el extranjero. ¿Te parece poco simbolismo de la realidad? Nos decían que era la institución más ejemplar y la mejor valorada, y ahora ya ni se pregunta por ello en las encuestas. Es de Juan Carlos I es un ejemplo, pero hay unos cuantos más de intocables en los grandes medios de comunicación. En Balears se sabe mucho de esto, iban por allí y eran un icono de familia modélica y luego resulta que no convivían, tenían el dinero oculto por ahí, las queridas… Se sabe lo poco que se ha podido conocer, que es la punta del iceberg.

Como ciudadano, ¿qué problemas son los que más le preocupan?

El aumento de las desigualdades. Hay fondos de inversión y grandes corporaciones energéticas, de la banca, que están ganando cada vez más al tiempo que la ciudadanía está perdiendo poder adquisitivo por el encarecimiento del coste de la vida. También me preocupa el deterioro de servicios públicos como la sanidad, que va muy ligado a lo anterior porque ese deterioro lleva aparejado un incremento del negocio privado, donde están la banca, fondos de inversión… Y el calentamiento del planeta. Durante muchísimos años había informes que alertaban de lo que suponía el calentamiento global y corporaciones de la explotación energética y del planeta los han ocultado. Han ganado un montonazo de dinero y se han frenado políticas razonables para detener el calentamiento global, el cambio climático y la destrucción del planeta. Y esto está suponiendo problemas de salud, encarecimiento de las materias primas, pobreza y un deterioro de la calidad de vida.

¿Como periodista le preocupan los mismos temas?

Un periodista tiene que ser ciudadano. Al periodista le debe preocupar lo que preocupa a la ciudadanía, es el principio del periodismo. De todo lo que ofrece la actualidad hay que quedarse con lo que afecta a la ciudadanía. Ahí está la perversión en quienes ponen por encima lo que beneficia a tal o cual gerifalte económico y político. Hay quien no hace periodismo para para la ciudadanía sino para quien tiene poder, para agradar, no para contar.

¿Alguna vez le han ofrecido pasarse al lado oscuro? Gabinetes de prensa de esos gerifaltes, a la política…

Sí, unas cuantas veces. Me han ofrecido ir en listas y trabajar para ellos. Albert Rivera en 2012 me ofreció montar Ciudadanos en Madrid y luego tres partidos políticos más me lo ofrecieron, también trabajar en sus gabinetes de comunicación, o de empresas. He renunciado a contratos muy suculentos por una cuestión de principios.

¿Nunca pensó aceptar?

¿En la política? No me interesa. Lo que quiero es que me dejen trabajar de periodista, cosa que no está ocurriendo en muchos casos. Además, soy muy respetuoso con el grado de preparación. No tengo experiencia en la gestión política, sí en hacer programas de radio y televisión. ¡Cuánto mejor nos iría en esta sociedad si la gente fuera accediendo a determinados cargos porque tiene una experiencia adquirida! A veces se imponen criterios como el clientelismo, que es una lacra absoluta. Poner gente afín, que no lleve la contraria, que sean lacayos… Esto prima en muchas parcelas de la sociedad.

Es que hay muchos que no soportan que alguien no les diga lo que quieren oír.

Esto ocurre en la política, en el periodismo, con los autónomos y hasta en la cuadrilla de amigos. En la sociedad muchas veces se premia al que es más dócil, el pelota… El capitalismo de amiguetes tiene distintas versiones.

Escribir libros, ¿le permite contar más cosas? ¿Más en profundidad? ¿Desde otro punto de vista? ¿Con más libertad?

Es una parte más del oficio. Tengo la suerte de ser un chaval de pueblo que ha conseguido tener programas en televisiones y radios grandes, escribir libros y tener seguidores. Siempre he intentado ser polifacético. He tenido hasta un grupo de rock. Es beneficioso para ganarte la vida. Me han cerrado la ventana, o la puerta, y me he puesto a escribir un libro. Y a veces he tenido que dejar de escribir porque me han encargado un programa. Intento ser muy activo en redes porque la gente de una edad determinada para abajo está más en conexión con las redes que con los medios tradicionales. Soy un comunicador, ése es mi oficio.

Sólo le falta hacer de predicador,

No, no, no… Fui monaguillo, pero ahí se quedó la cosa.

¿Le sorprenden las preguntas del público?

Es interesante escuchar a la gente y responderles. Llama la atención la influencia que tienen los medios para que haya ciudadanía que tiene puntos de confusión. Cuando se machaca con algo día y noche al final cala, y los bulos circulan de una forma tremenda. Nos llegan y los vemos en las redes. Me llama la atención la inquietud que hay sobre el panorama de los medios. Mucha gente que está necesitada de creer en algo, está decepcionado, pero tiene ganas de que le cuenten la realidad. Cada ciudadano puede hacer mucho más de lo que hace para estar informado. No hay que conformarse con lo primero que sirve. El altavoz de los grandes medios es enorme, pero la ciudadanía también debe tener esa actitud proactiva de buscar la información. Hay que poner cada uno nuestro granito de arena, no conformarnos con quejarnos. En este país necesitamos educación y cultura, algo que también los grandes se ocupan de maltratar a chorro. Educación, cultura e información son los vectores clave para mejorar un país. Quienes quieren que todo siga igual, que sigan ordeñando la vaca los mismos, les interesa un pueblo dócil y aborregado.

¿Alguna vez ha pensado dejar este oficio?

Mi vocación es continuar. Desde que era muy niño quería ser periodista. He tenido la fortuna de trabajar y hacer labores importantes en medios y voy a seguir adelante. Me han intentado apartar del camino, gente chunga, que no da la cara, y soy consciente de tener gente deseando que no esté. Pero mientras haya salud esto es un maratón. Vengo de tierra de fondistas y, además, soy numantino. Sólo nos rendimos cuando nos matan. Mis padres pagaron un dinero por la carrera y me educaron en el esfuerzo, en que nada era fácil. Hay indeseables, pero hay que ser optimista, proactivo y valiente y mientras haya gente que lee mis libros, me sigue por redes o ve los programas, ¿qué mas puedo pedir? Nos debemos al público.

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