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Santiago Abascal en Ibiza: «Los tenemos acongojados»

Seis centenares de simpatizantes de VOX asisten en el hipódromo de Sant Rafel al primer mitin de Santiago Abascal en la isla, en el que critica al «centroizquierdista PP» y promete «dar una patada en el culo» a los socialistas para mandarlos a la oposición

Mira aquí el vídeo del mitin de Santiago Abascal en Ibiza

JMLR

José Miguel L. Romero

José Miguel L. Romero

630 personas (cifra aportada por la organización, que usó un contador en la puerta) asistieron esta mañana al mitin que el líder de VOX, Santiago Abascal, ofreció en la sala de entrada del hipódromo de Sant Rafel (junto a la barra del bar en la que sirven tortilla española), donde fue recibido al grito de «presidente, presidente». «Los tenemos acongojados», fue lo primero que dijo Abascal, que cargó contra los socialistas por «convertir estas islas en una colonia de Cataluña», calificó de «traidores y golpistas» a los partidos separatistas y rebautizó al PP como «la centroizquierda», esa formación a la que en 2019 puso el mote de «derechita cobarde».

Aunque Abascal usó la palabra acongojados, en realidad pensó en otra. Los enfervorizados asistentes sabían cuál era: «Los tenemos acongojados. No saben qué hacer con nosotros», fue la guinda del inicio de su mitin. Dos banderas de España colocadas a la puerta recibieron a los asistentes, mientras decenas más colgaban de las barandillas de la primera planta o fueron depositadas en las sillas para que fueran ondeadas junto a las verdes de VOX. Enseñas, esas que «no se llevaban», recordó Abascal, cuando la formación empezó su andadura, pero que sus incondicionales portan en pulseras, en las esferas de sus relojes, en camisetas (como en las que se lee ‘Que te vote Txapote’), en el cuello interior de la camisa (como la de Jorge Campos, candidato a la presidencia balear) o como la que la cabeza de lista del partido en Sant Josep, Araceli Colomar, lleva tatuada en el antebrazo derecho. Entre los presentes, por cierto, estaba Encarna Castro, exedil del PP y de Alternativa Insular a la que VOX ha acogido en su seno tras lo que ella considera un desplante de su antiguo socio, Vicent Torres, aliado del PP para los próximos comicios. Va en sus listas «al Consell o Parlament», no lo sabe bien, pero no en puestos de salida.

«Aquí sois baleares y españoles, no catalanes», afirmó, a la vez que cargó contra el Estado de las Autonomías, «nefasto» y que «sólo ha servido para convertir estas islas en una colonia de Cataluña»

«Hemos venido a echarlos», soltó sin tapujos. «Los vamos a echar», insistió. ¿A quiénes? «A los socialistas, a los separatistas, a los canallas…». El independentismo catalán es uno de los principales protagonistas (en el rol de malotes filibusteros) de su discurso: «Aquí sois baleares y españoles, no catalanes», afirmó, a la vez que cargó contra el Estado de las Autonomías, «nefasto» y que «sólo ha servido para convertir estas islas en una colonia de Cataluña». «Aquí -aseguró- se ha impuesto una lengua que no es la vuestra, se ha atacado el balear y el español, vuestras lenguas propias». Poco antes, Jorge Campos fue más allá en ese asunto: «Vamos a acabar con la imposición de ese catalán ortopédico que obligan a aprender en la escuela y que nada tiene que ver con el ibicenco».

Pero el principal enemigo de VOX es el PSOE, encarnación de todos los males, formación «culpable» de absolutamente todo: «Los vamos a juzgar en las urnas y a condenar a la oposición», hasta la eternidad, si fuera posible, y más allá.

Campos criticó «las políticas de efecto llamada» que han provocado el aumento de la llegada de pateras con inmigrantes que, a su juicio, «ponen en peligro la seguridad de las mujeres en la calle». A su lado, Abascal hasta parece moderado.

En clave local, Abascal criticó que «se dé alojamiento en hoteles a los inmigrantes ilegales mientras los guardias civiles tienen que dormir en sus coches», o donde pueden. Ese tono, incluso más agresivo, fue empleado también por Campos, que criticó «las políticas de efecto llamada» que han provocado el aumento de la llegada de pateras con inmigrantes que, a su juicio, «ponen en peligro la seguridad de las mujeres en la calle». A su lado, Abascal hasta parece moderado.

La exderechita cobarde («la llamamos antes así»), rebautizada ahora «centroizquierda», es decir, el PP, sigue, según Abascal, «a la espera», mientras él presenta mociones de censura y denuncias contra el Gobierno en el Tribunal Constitucional. Los centroizquierdistas de Feijóo actúan así para «poner su trasero donde lo ponían otros antes». Dijo trasero, pero de nuevo todos sabían lo que le hubiera gustado decir.

La exderechita cobarde («la llamamos antes así»), rebautizada ahora «centroizquierda», es decir, el PP, sigue, según Abascal, «a la espera», mientras él presenta mociones de censura y denuncias contra el Gobierno en el Tribunal Constitucional

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Han asistido 630 personas al mitin de Santiago Abascal en Eivissa. El 5 de abril de hace cuatro años, el secretario general de esa formación, Ortega Smith, consiguió «sacar del armario», dijo entonces, a 400 personas que llenaron el auditorio de Jesús y una sala anexa. Hace apenas dos meses, un millar de ciudadanos participaron en un encuentro con el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, en el Recinto Ferial. 

«Reconstruir lo construido» y «tumbar todo lo que han hecho el PSOE» y sus socios son los objetivos de Abascal, para lo cual quiere darles «una patada en el culo» (esta vez no se contuvo) y «mandarlos a la oposición», con la intención de «arreglarlo todo en seis meses». Recuerden: seis meses. Pero el líder de VOX es consciente de que no tendrá mayoría absoluta, sino que se verá abocado a ponerse «de acuerdo con otras formaciones que no lo tienen tan claro», como la derechita centroizquierdista, aunque Abascal considera que los populares de algunas autonomías, como Extremadura y Ceuta, son más bien podemistas en potencia.

«Reconstruir lo construido» y «tumbar todo lo que han hecho el PSOE» y sus socios son los objetivos de Abascal, para lo cual quiere darles «una patada en el culo» (esta vez no se contuvo) y «mandarlos a la oposición»

Pantalones vaqueros, mocasines marrones y una camisa vaquera azul con los botones del pecho amenazando salir disparados por la presión de los pectorales, como si fuera uno de esos legionarios que levantan a pulso el Cristo de la Buena Muerte en Semana Santa, Abascal habló de ilegalizar al separatismo y recordó que a él y a sus seguidores se les «demoniza e insulta» a diario: «Pero lo que pensamos, lo piensa la mayoría de los españoles, voten lo que voten».

Acabó, como siempre, con un viva España que fue replicado a una sola voz por los 630 congregados. Acto seguido, y también como en todos los mítines de VOX, se escuchó el himno nacional, todos en pie. Abascal lo tuvo luego difícil para salir de allí: todos, sin excepción y como cuando llegó, querían saludarlo, estrecharle la mano, hacerse un selfi con él y hasta besuquearlo (Encarna Castro fue la primera en hacerlo). Y él, como ídolo de masas, accedió encantado.

Antes que Abascal, la ibicenca Patricia de las Heras, diputada de VOX en el Congreso, caldeó el ambiente con sus invectivas contra las políticas que «adoctrinan» a los niños y contra las administraciones que «arrebatan propiedades» bajo el lema «no tendréis nada y seréis felices» (o algo así dijo, pues la acústica del lugar era terrible) y que son gobernadas por «una tropa de políticos progresistas inútiles».

Héctor Delgado también centró parte de su discurso en la lengua («que dejen de adoctrinar con el catalán. Ni los turistas ni las enfermedades saben catalán») y en la inmigración («menos pateras y más libertad»)

El candidato a la alcaldía de Eivissa, Héctor Delgado también centró parte de su discurso en la lengua («que dejen de adoctrinar con el catalán. Ni los turistas ni las enfermedades saben catalán») y en la inmigración («menos pateras y más libertad»).

No tuvo su día Jaime Díaz de Entresotos, candidato al Consell, que además de trastabillarse continuamente, tuvo la mala fortuna de perder el orden de los papeles en los que había escrito su discurso, en el que, de nuevo, cargó contra el catalán, por ser «una losa para acceder a la Administración» y porque «hace desaparecer el ibicenco y el formenterés». Entresotos se ofrece a proteger ambos porque, afirma, están «en peligro de desaparecer».

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