Entrevista | María Rodrigo Yanguas Psicóloga y ajedrecista

María Rodrigo Yanguas en Ibiza: «‘Gambito de dama’ ha hecho que muchas mujeres se animen a jugar al ajedrez»

La presidenta de la comisión Mujer y Ajedrez de la Federación Española de este deporte participa mañana en una simultánea caracterizada de Beth Harmon

María Rodrigo Yanguas posa con un alfil y un peón blancos.

María Rodrigo Yanguas posa con un alfil y un peón blancos. / Marcos Giménez

Marta Torres Molina

Marta Torres Molina

Con una peluca roja y un vestido estilo años 60. Es el estilismo con el que María Rodrigo Yanguas, doctora en Psicología y presidenta de la comisión Mujer y Ajedrez de la Federación Española de Ajedrez, participará mañana en las partidas simultáneas de esta disciplina (Vara de Rey, 11 horas) incluidas en la programación del 8M del Ayuntamiento de Ibiza. No es la primera vez que Rodrigo Yanguas, que lleva jugando desde los cinco años (tiene ahora 32), visita la isla. Tampoco la primera en que se caracteriza como la protagonista de la popular serie de Netflix ‘Gambito de Dama’ —«la otra vez fue para un club, no algo abierto»— que, asegura, ha dado un impulso al ajedrez femenino.

¿Ser psicóloga es una ventaja a la hora de jugar al ajedrez?

¡Uf! Diría que sí. Tienes un poco de ventaja porque sabes cómo funciona la mente humana y tienes un mayor conocimiento de cómo se razona, se piensa, se planifica… A nivel emocional te conoces mucho y esto es algo crucial cuando estás jugando una partida de ajedrez.

Mentalmente, ¿qué es lo peor para sentarse frente al tablero?

Tú eres tu peor enemigo. Como vayas a una partida con miedo, con tensión, sin haber descansado o con estrés, el rendimiento cae muchísimo. Obviamente, cuando te enfrentas a un rival superior lo tienes más complicado, pero hay una parte importante que depende de ti: la confianza que tienes y que trasladas a las piezas, a tus guerreros.

Cuando una se enfrenta a alguien superior es muy complicado no tener miedo y tener confianza.

Sí. Siempre hay que tener una pizca de tensión. Un poco de ansiedad, pero de ansiedad buena, es necesaria para activar al cerebro y decirle «vamos a comenzar una partida». Cierto miedo, en el sentido de respeto hacia el rival y de marcarte tus objetivos está bien. Si nuestros sentimientos son planos no vamos a estar activados y vamos a jugar sin ver las opciones que tiene el rival. De ahí la importancia de poder controlarlo e ir con este nivel óptimo de estrés, confianza, atención, concentración… La línea entre hacer que estas emociones se apoderen de ti y secuestren tu mente o que seas tú quien las controle para que jueguen a tu favor es muy fina.

¿Ha cambiado mucho como jugadora desde que empezó?

Empecé con cinco años y vas trabajando tus principales debilidades, pero creo que el estilo de una persona se suele mantener, tiendes a desarrollarlo en todas las partidas. Yo, desde el minuto cero, he sido muy agresiva. Me siento, miro al rey del rival y quiero ir a por él. Siempre trato de jugar partidas muy agresivas, muy alocadas. Voy trabajando esa paciencia, ese ir poquito a poco, la parte más posicional, pero al final me puede mi forma de ataque. En mi caso, y diría que en el de todos los jugadores de ajedrez, la personalidad se plasma en tu estilo de juego.

Dice que su juego es agresivo y alocado, pero al pensar en el ajedrez vemos a dos personas sentadas, casi inmóviles, y muy serias.

Sí, suena raro. Lo que se ve desde fuera son dos personas ultramegaserias. Yo soy muy risueña y expresiva, pero cuando me pongo frente a un tablero de ajedrez mi cara cambia totalmente. Me enfoco en la partida y ya no valen las risas. Lo que se ve es a dos personas con la mente ardiendo, calculando sin parar. Con lo de alocada quiero decir que dentro del tablero hay una llama, esa llama cuando son jugadores que van rápido a por el rey, que sacrifican piezas, que echan todas las figuras hacia adelante para ir a por el rival... Con jugadores más posicionales las partidas son más tranquilas, no se cambian tantas piezas, estas se mueven muchas veces, no hay tantos ataques... Suelen ser partidas mucho más largas.

¿Sus profesores potenciaban esa agresividad o le pedían calma?

Todos me pedían calma y paciencia. Pero juegas con el estilo con el que naces aunque, como en la vida, luego lo puedes ir moldeando. Cuando eres adulta tienes herramientas para comportarte de una u otra forma. Pues en el ajedrez, lo mismo. Recuerdo un profesor que una vez me dijo: «María da igual que ganes en 60 o en 30 jugadas. El resultado es el mismo, tienes que tener paciencia, calmarte e ir poquito a poco».

¿Ser psicóloga le sirve para analizar mejor al rival?

Los psicólogos no leemos la mente. Esto tiene que ver mucho con trabajar la inteligencia emocional. Yo me centro mucho en esto y en el entrenamiento cognitivo y creo que eso hace que sepas leer las expresiones del rival. El lenguaje no verbal, que es muy importante en el ajedrez. Darte cuenta, por ejemplo, de que si está tenso frente a una posición hace que te crezcas. Y verle alegre en determinadas posiciones puede hacer que te salte una alarma porque está demasiado confiado. Los psicólogos estamos más atentos al comportamiento verbal y no verbal.

Recuerdo a los grandes jugadores rusos de los 80 y no pienso en la inteligencia emocional.

Seguro que su mundo interior es espectacular, pero intentan ser neutros a nivel emocional. Cuando jugamos al ajedrez tenemos que tratar de no mostrar nuestras cartas al rival y hacer que nuestras expresiones sean totalmente impenetrables. Por supuesto, a veces se te escapa el nerviosismo o una expresión facial que muestra una emoción a la que puede agarrarse el adversario. El ajedrez está muy relacionado con el mundo emocional, además de con el cognitivo, que es el que más se ve: el trabajo de memoria y atención. Hay que regular las emociones y tolerar la frustración. Estamos muy acostumbrados a perder. Llevo desde los cinco años perdiendo al ajedrez, así que imagínate la coraza que tengo para cuando en mi vida las cosas salen mal. En ajedrez no es que tengas que tener un plan B o C, tienes que tener hasta un plan Z porque el adversario te va a ir cambiando las jugadas, te lo va a ir poniendo difícil. Y eso se traslada a tu propia vida.

¿Cuál es el papel ahora mismo de la mujer en el mundo del ajedrez?

Estamos impulsando el ajedrez femenino. Cada vez hay más mujeres que se están acercando a este mundo y siempre remarco dos hitos importantes. El primero, la pandemia, porque todos sacamos los juegos de mesa que teníamos en casa. Y el segundo, la serie de Netflix ‘Gambito de dama’. El papel de la protagonista, Beth Harmon, fue muy importante porque mostró el empoderamiento de la mujer. Esto hizo que muchas mujeres se animaran a jugar. No para competir, sino como un hobby, como una forma de entrenar la mente. La actividad de Ibiza es muy interesante porque se saca el ajedrez a la calle y somos nosotras las referentes. Hay que crear modelos para que cada vez haya más mujeres que se animen a jugar. Niñas de cuatro o cinco años, adolescentes, adultas y mujeres mayores. El ajedrez no entiende de edad.

«‘Gambito de dama’ ha hecho que muchas mujeres se animen a jugar al ajedrez»

María Rodrigo Yanguas, caracterizada como Beth Harmon en un encuentro de ajedrez. / Emilio García

¿Por qué las mujeres no han jugado al ajedrez?

Hay muchas razones, pero la principal es la cultural. Los primeros clubes del mundo en los que las mujeres pudieron jugar fueron algunos de los Países Bajos en el siglo XIX. Hasta entonces estaba muy mal visto que una mujer jugara al ajedrez. A las primeras campeonas del mundo, como Vera Menchik, no las aceptaban en los torneos. Lo hacían porque estaban empoderadas, pero estoy segura de que muchísimas mujeres dejaban de jugar porque estaba mal visto. Ahora las mujeres estamos despertando, hay una revolución, y esto está haciendo que muchas se animen a practicar deportes que, en principio, eran para hombres. Mi vida siempre ha sido el ajedrez. He competido, he viajado, pero recuerdo que con cinco años la gente que no era de mi entorno me veía como un bicho raro. En un niño no se veía tan raro, pero en una niña, sí. Ahora, sin embargo, a la gente le fascina. Muchas chicas, lo estoy viendo incluso en amigas mías, se están animando a jugar al ajedrez. Hay un boom tremendo, sobre todo entre las chicas.

Muchos, cuando preguntan si jugamos al ajedrez contestamos eso de «sólo sé mover las piezas».

Sí, es algo curioso. Diría que el 99% de la población sabe mover las piezas. Siempre pregunto cuándo les enseñaron y casi todo el mundo contesta que de pequeños, con alguno de sus abuelos. Es muy interesante que, a pesar del tiempo que ha pasado y sin haber jugado, siguen recordándolo. A mí, cada vez que juego al mus me tienen que recordar las reglas, pero con el movimiento de las piezas esto no pasa, se queda en la cabeza. Para una partida necesitas algo más que eso. Esta magia que inunda al ajedrez hace que se esté jugando mucho. Con ese conocimiento, sólo hace falta un poco de impulso. No hablamos de competir, que es maravilloso, sino de jugar como una forma de entrenamiento mental.

Ahora que estamos todos con la moda del mindfulness…

Mucha gente relaciona el ajedrez con un tipo de mindfulness. Cuando estás jugando, el mundo exterior se para. Estás concentrado en esa tarea, con tus pensamientos y tus emociones. Y ya está. Te evades. Hay quien juega sus partiditas al acabar el día para relajarse, como una forma de desconexión.

Se disfraza de la protagonista de ‘Gambito de Dama’. ¿Beth Harmon tiene ya un armario en su casa?

[Ríe] Sí, sí. La primera vez que me lo propusieron la idea partió de un club de Madrid. Me encanta disfrazarme y promocionar el ajedrez es muy importante para mí, así que les dije que sí. Me puse el vestido de la abuela de uno de los integrantes del club y la peluca me la prestaron de un corto que se estaba rodando sobre la serie. Viendo el éxito que tuvo me empezaron a llamar de otras ciudades y fui a comprarme cosas. La peluca es mía y tengo ya varios estilismos de Beth Harmon.

¿Se ve bien como Beth Harmon?

Me resulta curioso verme. Lo que más me gusta es cómo la gente, al verme por la calle, me dice que soy la protagonista de la serie. Siempre contesto que soy la Beth Harmon española. [Ríe] La primera vez que me puse la peluca y me vi con el color y el corte del pelo... Pensé que ni tan mal.

Puede vivir del ajedrez, ¿eso es habitual en España?

Vivir del ajedrez a nivel competitivo es muy difícil. Está habiendo un boom, pero no deja de ser un deporte minoritario sin mucho presupuesto. Son pocos los que viven de eso. De lo que sí se puede vivir es de trabajar como monitor o entrenador, como los hay de todos los deportes. En mi caso, ahora estoy emprendiendo. Terminé el doctorado, no sabía muy bien qué hacer con mi vida, me dieron la posibilidad de hacer de comentarista de ajedrez y decidí intentarlo. Soy autónoma, estoy intentando vivir de la promoción del ajedrez y estoy consiguiendo sobrevivir. Si sale mal, soy doctora en Psicología, así que tengo plan B, y C. Me puedo dedicar a otra cosa, pero lo quiero intentar.

¿Se divierte más jugando o comentando?

¡Uf! Disfruto las dos cosas, pero comentar me gusta mucho. Ahora he tomado la decisión de dejar de competir porque me quiero dedicar más a esta parte de promoción, de fomentar el ajedrez, y no podía con todo. No podía estar entrenando y viajando al mismo tiempo para torneos y para promoción. Me he decantado por lo de comentarista, pero todo el mundo, cuando se entera, me dice que esto serán unos años y que volveré. Y creo que sí. Que volveré. Quizás no tan en serio como hasta ahora, pero si me apetece ir a algún sitio y echarme mi torneíllo de cinco o seis días, lo haré.

¿Alguna vez ha sentido que la trataban diferente por ser mujer?

Algún micromachismo siempre escuchas. Lo he sentido no tanto en el mundo de competición, porque ahí te conocen desde pequeña y eres una chica, pero eres María, como cuando he salido fuera. Cuando viajo me gusta ir a los espacios públicos en los que se juega al ajedrez, ahí soy totalmente desconocida y les sorprende mucho. Llegas, dices que quieres jugar y les ganas, que es algo que no se esperan. Notas el cabreíllo, pero es que yo con eso me crezco, me motiva. Entonces te proponen otra partida porque creen que les has ganado porque se han confiado, y les vuelves a ganar. Notas cómo les hierve la sangre. Eso sí que lo veo mucho cuando salgo fuera.

Usted fue la primera persona a la que retó Rey Enigma. Seguro que sabe quién es...

No, no sé quién es.

¿No lo intuye, siquiera?

[Ríe] Sinceramente, no lo sé, pero intuyo quién puede ser. Tengo el 99% de seguridad, pero no lo sé con seguridad. Y no lo quiero saber. Para mí ese personaje es mágico. Es un superhéroe para los pequeños y quiero que siga la magia para todos. Los que estamos más metidos en el mundo del ajedrez tenemos una idea de quién puede ser, pero siempre te queda un 1% que te hace pensar «¿y si no es?».

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