Sant Antoni

Empresarios de Sant Antoni: «230.000 euros en ayudas para reconvertir el West de Ibiza son muy justitos»

Varios empresarios ponen reparos a las condiciones para cambiar de negocio: «Es mala estrategia pedir que se renuncie a la licencia musical». Sólo una empresa ha optado, de momento, a las ayudas, cuyo plazo acaba el 13 de febrero

El alcalde se dirige a la veintena de interesados en las ayudas para reconvertir el West. | J.A.RIERA

El alcalde se dirige a la veintena de interesados en las ayudas para reconvertir el West. | J.A.RIERA / josé miguel l.romero. sant antoni

José Miguel L. Romero

José Miguel L. Romero

15 de mayo de 2019: Marcos Serra, entonces candidato a la alcaldía de Sant Antoni, presenta «un proyecto integral» para la reconversión estética del casco antiguo de la localidad. Se iniciaría en la calle Santa Agnès (el West End). Se homogeneizarían fachadas, se soterraría el tendido eléctrico, se eliminaría la cartelería vertical, se cambiaría el pavimento, el mobiliario urbano y la iluminación de las calles… «Tenemos dos opciones, o dejar que el casco antiguo se degrade o hacer una inversión pública, embellecer la zona y apostar por una reconversión integral para así animar a los empresarios a invertir y diversificar los negocios».

1 de febrero de 2023: El alcalde y técnicos de las áreas de Urbanismo y Medio Ambiente informan a empresarios y vecinos sobre la convocatoria de ayudas para fomentar la reconversión de establecimientos a la zona del West End, que apenas ha cambiado desde 2019. Al alcalde se le ve apurado porque a las ayudas anunciadas por 230.000 euros para fomentar la reconversión de establecimientos en la Zona de Protección Acústica Especial (ZPAE) del municipio con el fin de «facilitar el cambio de modelo de negocio de esta zona» sólo ha optado, de momento, una empresa. El plazo para solicitar esa ayuda empezó el 16 de enero y concluye dentro de pocos días, el 13 de febrero. Queda muy poco.

Acuden 20 personas al encuentro. Cuenta Serra que pidió personalmente reunirse con ellas para despejar las «dudas» que le habían comunicado desde un par de despachos de ingenieros y arquitectos del municipio. Y sí, a tenor de las preguntas que formulan, hay dudas, pero los empresarios (inmensa mayoría) también dan a entender que no tienen claro que esa convocatoria de ayudas sea eficaz: «230.000 euros [de ayudas] son muy justitos», advierte uno de ellos. A cada uno le puede tocar un máximo de 80.000 euros por el 100% del coste del proyecto. Es a fondo perdido para aquellos negocios del West que se inicien, adecuen, modernicen, actualicen o reconviertan.

Hay, explica el alcalde, varios interesados: una cadena de cafeterías, una importante marca de ropa, una mujer que tiene una tienda en el puerto de Ibiza…

El alcalde, en este sentido, anima a los presentes a participar: «Ojalá se acabe todo ese dinero». Porque si así ocurre, promete que en un futuro próximo habilitará, a cargo a los remanentes, más dinero aún. Esos «justitos» 230.000 euros proceden de los Planes de Sostenibilidad Turística en Destino (PSTD) del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, financiado por la Unión Europea–NextGeneration. Pero ojo, Marcos Serra también avisa de que como no se cumplan los objetivos se acaban este tipo de ayudas.

Serra espera que esto último no ocurra. Hay, explica, varios interesados: una cadena de cafeterías, una importante marca de ropa, una mujer que tiene una tienda en el puerto de Ibiza… Y no será por facilidades. El alcalde recuerda que incluso pueden acceder a las ayudas aquellos que hicieron obras de mejora en 2022. Además, no es necesario presentar ahora el proyecto: que pidan las ayudas, les ruega, que tendrán tiempo para aportar ese requisito más tarde.

«Que sepáis —suelta uno— que es mala estrategia pedir que se renuncie a las licencias musicales»

Pero los empresarios presentes en la reunión no sólo ven que el dinero puesto sobre la mesa es escaso, «justito». Tampoco tienen claro lo que se les propone a cambio: «Que sepáis —suelta uno— que es mala estrategia pedir que se renuncie a las licencias musicales». Se refiere a una de las tres líneas de ayudas: la reconversión de un establecimiento con actividad de bar musical, discoteca o sala de fiesta a una actividad comercial o de restauración. Para percibir los 80.000 euros (o los que toquen), ese negocio deberá perder su licencia para poner música. Como mucho, el volumen podrá llegar a los 76 decibelios. Lo que quiere el Ayuntamiento es que el negocio de las discotecas y bares musicales de la zona se reduzca a la mínima expresión (o a cero) y que haya «más oferta diurna». Y eso parece que no convence a muchos empresarios: «A estas ayudas sólo accederá aquel que tenga ahora mismo el negocio cerrado o aquel a quien le vaya mal, no al que le vaya bien», señala Joan Pantaleoni, empresario con varios locales a su nombre en el West, algunos alquilados.

Locales imposibles de reconvertir

Pantaleoni revela, además, otra de las razones por las que muchos van a ignorar la convocatoria: muchos locales no pueden reconvertirse. Bien por estar ubicados en bajos, bien por su tamaño, no pueden cumplir los requisitos exigidos para pasar a ser restaurantes e, incluso, comercios. «Por eso —avisa— no van a renunciar a su licencia de música». Lo confirma la propietaria de una discoteca: «Los 80.000 euros están muy bien, pero hay que saber para qué. En mi caso, poner un restaurante es imposible: en un sótano no se puede por motivos de seguridad. ¿Qué hago, pongo una tienda de pollitos a l’ast?».

«Los 80.000 euros están muy bien, pero hay que saber para qué. En mi caso, poner un restaurante es imposible: en un sótano no se puede por motivos de seguridad. ¿Qué hago, pongo una tienda de pollitos a l’ast?»

Abrumado por tantas opiniones negativas, llegó un momento en el que el alcalde perdió la calma: «Los locales no son míos. Son vuestros. La decisión final es vuestra. El West será lo que vosotros queráis que sea». Serra les recordó que en 40 años no se había invertido un euro en esa zona: «No me pidáis hacer en un mandato lo que no se ha hecho en todo ese tiempo», añadió respecto a otro de sus proyectos, mejorar las fachadas de los inmuebles de la calle Santa Agnès. «Paso a paso, de eso ya hablaremos», les conminó, pues el proyecto sigue el lento camino burocrático de su redacción. La técnica de Urbanismo dice que, ahora, sólo sería posible pintar de blanco o color madera, pero todo está abierto a cambios, sobre todo si, finalmente, el suelo (ya cimentado) se pinta con una colorida obra de Okuda, si la oposición no tumba esa iniciativa, claro [ver página 4]. Serra, que quiere empezar a pintar en marzo para que la obra esté lista en abril, cree que será un «revulsivo» para la reconversión del West, y que quizás entonces se animen los empresarios a cambiar su modelo de negocio y pongan menos pegas. También quizás le convenza el local de 200 metros cuadrados que el Consistorio quiere adquirir para instalar allí una galería de arte.

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La principal duda de los empresarios quedó solucionada: sí, si se reconvierte una discoteca o un bar musical en un restaurante, este podrá tener música… pero no podrá superar los 76 decibelios. El alcalde lo llama «música ambiental». «Eso no es un restaurante musical», se queja el empresario Joan Pantaleoni. «Mi voz ya supera ese nivel», pone como ejemplo, aunque el exprimer teniente de alcalde, del PP, tiene un vozarrón. A Pantaleoni, histórico del PP y, aseguran, uno de los mentores del actual alcalde, no parecen convencerle del todo las líneas de ayuda. Tampoco parece entusiasmado otro empresario que opina que el cambio que se propone con esos 230.000 euros es poca cosa: «Para que el West deje de ser un gueto se necesita un cambio radical, no este». Y un plan «a medio plazo», de cuatro a seis años, añade Pantaleoni, más que nada porque «se necesita tiempo» para plantear un cambio de negocio, «hacer estudios de viabilidad»… «Podemos —propone al saber que si no se otorgan todas las ayudas, el remanente quedará para otra convocatoria— pedirlas todos los empresarios y luego renunciamos a ellas. Así ganamos ocho meses» para rumiar el tema. Escoger ahora les resulta demasiado precipitado.

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