El PP balear advierte de que la izquierda amenaza «el derecho a vivir en el campo»

El PP de Balears alerta de «la peligrosa deriva de la izquierda en políticas del suelo» que, según el coordinador de la Comisión de Territorio y Vivienda del partido y vicepresidente primero del Consell de Ibiza, Mariano Juan, supone «una amenaza a pequeños propietarios y al derecho a vivir en el campo». «Como siempre, como no saben gestionar, se limitan a prohibir, y ahora pretenden castigar a las familias que han conservado sus fincas y parcelas», afirma el dirigente popular a través de un comunicado ante el decreto de medidas de protección urbanísticas aprobado el martes por el Govern y la propuesta electoral del grupo Més per Mallorca de eliminar, como en Menorca, el uso residencial y turístico en suelo rústico cuanto antes en Mallorca. «Si tuviera la oportunidad, acabaría aceptándolo Francina Armengol [la presidenta del Govern balear]», dice.

«Van a decretazo por año y sin consenso en un tema que debería ser gestión de los ayuntamientos y de sus planes urbanísticos», señala Mariano Juan, que también apunta a «la falta de seguridad jurídica que está provocando, especialmente para pequeños propietarios, que es de lo que estamos hablando, que tenían una parcela urbana pero les falta una acera, una farola o unas tuberías», destaca Juan, que agrega acto seguido: «Pero lo peor es que vemos que no se van a quedar ahí, sino que Més ha dejado claro que quiere ir más lejos prohibiéndolo absolutamente todo en suelo rústico». «Una cosa es tener unos parámetros para una ordenación y regulación del suelo rústico y otra atacar los derechos de pequeños propietarios», defiende el también vicepresidente y conseller de Territorio de Ibiza, que anima a los responsables del Govern «explicar a las familias que directamente van a suprimirles su derecho a vivir en el campo». «Están atacando la idiosincrasia de Balears», recalca Juan.

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El dirigente de la ejecutiva popular balear alerta además de que «como ya han conseguido otras veces, estos mensajes pueden acabar con el efecto contrario, que es con una explosión de nuevas edificaciones en suelo rústico ante el temor que generan estos anuncios».