Tras catorce años como terapeuta ocupacional en el Centro de Día de Atención a los Trastornos de la Memoria de Cas Serres, la vida de Marina Cardona cambió radicalmente con el nacimiento de su hijo Eric. Pidió una excedencia para dedicarse a él y a su proyecto de agricultura ecológica en Can Puvil, una de las fincas que forman parte de la cooperativa Ecofeixes.

Dos años después, Cardona continúa entregada al pequeño y a sus cultivos de espárragos trigueros o las variedades locales de hortalizas. «Me encanta mi nueva vida en el huerto, pero también añoro a los mayores y el Centro de Día, aunque son trabajos parecidos porque los dos necesitan mucha dedicación y pasión». «Me costó mucho decidirme al pedir la excedencia y el motivo principal fue mi hijo, pero cuando empiece a ir al colegio ya veré si me reincorporo como terapeuta», explica.

Sin embargo, ayer Marina pudo combinar sus dos vocaciones al recibir en su huerto a los usuarios del Centro de Día, personas con alzhéimer u otras enfermedades neurodegenerativas. Conocía bien a la mayoría de ellos por haberlos tratado hasta hace dos años, además de que les ha visitado en Cas Serres, donde ya habían creado un pequeño huerto como terapia para ayudar a mantener sus capacidades cognitivas.

«La jornada de hoy es una propuesta que les hice cuando fui a visitarles y les invité a venir a desayunar», recuerda. Pero antes de sentarse a la sombra de un algarrobo a disfrutar de sobrasada, butifarrón, flaó, buñuelos y fruta del huerto, Cardona también se encargó de enseñarles los cultivos y revivir su labor de terapeuta ocupacional, ayudando a los usuarios a identificar hortalizas que habían formado parte de sus vidas.

«Hay que simplificarles las actividades con los objetos que ellos puedan recordar y que conocen cómo se usaban». En este caso, «muchos de ellos habían trabajado en el campo, además de que todos los ibicencos tiene alguna vinculación con la agricultura», destaca.

Cuando Marina enseña un manojo de collejas y pregunta si conocen la planta, una mujer responde que en Eivissa se llama verdura y se usa para el cuinat, mientras que otra logra recordar que se preparaba en Pascua. ¿Como si les ayudara a encender una linterna en su memoria? «Así es», admite Cardona, «aunque depende del grado cognitivo que tengan, responderán de una manera o de otra».

Encender el recuerdo

«Debes estimularles visualmente y, si no lo reconocen con la vista, lo pueden tocar para ayudarse con el tacto o con el olfato», detalla. A veces, aunque uno de los sentidos les falle, otro les enciende el recuerdo. También se da el caso de que el enfermo de demencia identifique el objeto, pero no encuentre la palabra correcta, «una agnosia verbal», apunta.

«Con estas actividades, ayudamos a que mantengan sus capacidades y habilidades», valora la psicóloga coordinadora del Centro de Día de Cas Serres, Margalida Ferrer. Algunos de los trastornos de la memoria también pueden derivar de «enfermedades orgánicas». «Cuando están muy activas, provocan que la cabeza no funcione bien, pero cuando mejoran, pueden reducirse los síntomas, como pasa en el caso de las enfermedades hepáticas», precisa Ferrer. En todos los casos, la detección de la enfermedad en las fases iniciales «es fundamental para empezar con los programas que ayuden a mantener sus capacidades», advierte.