Casi 18 años después de que el 25 de enero de 1995 cerrara sus puertas, después de decenas de promesas incumplidas y tras una inversión de seis millones de euros en su rehabilitación, el Museo Monográfico y Necrópolis Púnica de Puig des Molins abrió ayer sus puertas oficialmente a las 20 horas con un acto que contó con la presencia del secretario de Estado de Cultura, José María Lassalle. El ministro de Cultura, José Ignacio Wert, no estuvo presente «por problemas de agenda», según le disculpó por la mañana el subdirector general de Museos Estatales, Enrique Varela. La agenda de Wert debe echar humo, pues las instalaciones del museo reformado estaban ya listas y preparadas (incluso las invitaciones, a falta de escribir los nombres) desde hace dos meses.

Lo primero que ayer agradeció Varela fue «la paciencia» de los ibicencos e insistió, como posteriormente hizo también la directora general de Cultura del Govern balear, Isabel Cerdà, en que pese a no estar abierto al público durante 18 años se siguió trabajando en su interior. Para intentar minimizar la importancia de haber transcurrido cinco olimpiadas y cuatro presidentes del Gobierno español desde que fuera clausurado, Varela usó el siguiente eufemismo: «El museo ha carecido de espacios que hoy se abren al público».

6 millones en la rehabilitación. Varela sacaba ayer pecho sobre el coste de la inversión: «Ha sido muy elevada», dijo, en total, seis millones de euros que se antojan poca cosa si se comparan con los 200 millones que costaron las autovías (que estaban listas en tres años, seis veces menos, lo que da una idea de cuáles son las verdaderas prioridades de la Administración). Cuatro de esos millones fueron a parar a la redacción del proyecto y su ejecución, 1,2 millones a la renovación de las instalaciones, 500.000 euros a la museización y trabajos en los yacimientos, 300.000 a la dotación de equipamientos y 12.000 euros a la restauración de piezas. El subdirector general de Museos Estatales considera que la obra ha permitido «reconvertir a los usos del siglo XXI» un espacio que ya estaba caduco. Del total de 1.514 metros cuadrados de su superficie total útil, ahora dispone de 400 metros cuadrados de exposición permanente distribuida en cinco salas, así como 200 metros para almacén de las colecciones.

«Idea sostenible» para abrir el Museo de Dalt Vila. Enrique Varela confirmó que el Ministerio no ha incluido ninguna partida para recuperar, reformar o reabrir el Museo Arqueológico de Dalt Vila, cerrado desde hace dos años debido a las humedades (por momentos, torrentes) de su interior. Aunque Jordi Fernández, director de esa instalación y de la que ayer fue reabierta, recordó en la rueda de prensa celebrada por la mañana que ambas instalaciones «forman una unidad» y que confía en que Cultura las rescate, todo parece indicar que la historia de la obra interminable del Museo de la Necrópolis podría repetirse: «El Ministerio de Cultura es el primer interesado en no tener cerradas las instituciones museísticas. Por lo tanto, si hay un compromiso que puedo mantener verbalmente es que no es nuestra intención que ese museo no vuelva a abrirse. Ahora bien, el edificio de ese museo es peculiar, está en Dalt Vila, en el casco histórico, en el baluarte, y contiene unos espacios verdaderamente angostos y difíciles para lo que es la accesibilidad», afirmó. De hecho, desde el propio Ministerio advierten de las «dificultades para su adecuación a las condiciones medioambientales y de accesibilidad necesarias». Subrayó Varela que la situación económica no permite «hacer grandes inversiones en materia de equipamientos» y señaló que su departamento «está trabajando con una idea sostenible de reapertura del museo», en hacer «todo lo posible para que de una manera sostenible y rentable y factible se pueda, en el mínimo tiempo posible y con el menor presupuesto posible volver a abrirlo al público». ¿Cuál es el significado de sostenible en ese contexto? «La sostenibilidad de las instituciones y [sic] hacer un ejercicio de responsabilidad en relación al presupuesto. No nos podemos permitir ahora mismo planteamientos del tipo de una nueva sede [en referencia a su hipotético traslado a sa Joveria junto a la biblioteca pública del Estado, otro proyecto gafado], pues no sería sostenible presupuestariamente». Su jefa de prensa explicó luego que por sostenibilidad entienden que se puedan concretar partidas que permitan «su mantenimiento y continuidad».

«Un día de gozo». Tanto para Jordi Fernández como para los trabajadores de la instalación (todos ellos inaccesibles al desaliento), el de ayer fue «un día de gozo», en palabras del director. «Han sido años difíciles, hemos padecido mucho...», señaló. «Pero durante este tiempo no nos hemos rascado la barriga», añadió. La directora general de Cultura elogió, precisamente, la labor de los empleados del museo, que vivieron «condiciones muy adversas». Pese a todo, y prueba de que no se rascaron la barriga, «se dispone de la necrópolis más grande y mejor conservada del Mediterráneo, lo cual no es fruto de la casualidad». Isabel Cerdà indicó que el Govern ha aumentado para el año 2013 un 15% la partida destinada al funcionamiento de esa instalación (pero no supo concretar cuánto dinero suponía) y anunció que hasta principios de abril la entrada será gratuita y que todos los visitantes dispondrán de visitas guiadas sin coste alguno.