Opinión | Para empezar

Lo simple y sencillo

Los niños son simples y sencillos, pese a la gran cantidad de ‘manuales’ que proliferan para criarlos. En su simplicidad radica su belleza. Por eso no me sorprendió cuando, en una visita escolar, un alumno de 10 años me preguntó por qué tenía «tantas ventanas abiertas en el navegador». «A mí sólo me dejan tener cuatro», me explicó. Justo acabo de contar 30 pestañas abiertas esta mañana mientras trabajaba y no todas eran necesarias. He ido cerrándolas una a una hasta quedarme con la mitad de ellas. Es un ejemplo simplón del estrés que nos imponemos con un exceso de carga a veces que no es real. Por eso cada vez siento más urgencia de hacer una sola cosa en cada momento. Cuando estoy contigo, sólo estar contigo, no pensar en el futuro. Cuando escribo, sólo estar pendiente de la pantalla y el teclado o del bolígrafo y la libreta. Si disfruto de una puesta de sol, sólo verla, no hacer fotos, ni mandar un vídeo a mi prima. Cuando estoy de libranza con mi pequeño, sólo jugar con él. Cada única cosa en un único momento. Si bien es cierto que los niños se cansan pronto de hacer lo mismo, cuando pintan solo pintan, si juegan con coches, sólo están en eso, porque tienen la habilidad innata de estar siempre en el presente.

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