Adiós a la lejía: la alternativa ideal que todo el mundo tiene por casa

Esto es lo que debes hacer

Adiós a la lejía: la alternativa ideal que todo el mundo tiene por casa

Adiós a la lejía: la alternativa ideal que todo el mundo tiene por casa

Valeria Montero

La lejía es uno de los productos de limpieza más habituales en cualquier hogar. Se trata de un útil tan recurrente precisamente por el hecho de que se trata de un limpiador muy genérico que puede servir para cualquier cosa.

Otra característica de la lejía es su poder desinfectante. Sin embargo, hay ciertos errores que cometemos con este producto que pueden ser fruto del desconocimiento a la hora de usarlas. Son errores comunes como la mala aplicación en determinadas superficies o mezclarla con otros productos como el amoníaco.

Sus propiedades son varias. Además de acabar con los gérmenes de la casa, tiene capacidad desodorizante, así que neutralizará el olor. También cuenta con el poder de blanquear y quitar las manchas.

No obstante, no todos sus usos son positivos. Debes tener en cuenta que no es para nada recomendable mezclar la lejía con otros productos de limpieza ya que esto podría terminar provocando problemas respiratorios.

Es recomendable que, dados sus altos niveles de concentración y poder de corrosión, sigas otra serie de indicaciones: ventila las estancias donde la apliques, echa la cantidad justa para evitar que estropee las superfiices, y usa guantes para manipularla.

Además, a la hora de usarla, debes mezclar unas gotas con agua fría, ya que si lo haces con agua caliente no tendrá ningún tipo de efecto -terminará evaporándose-.

¿Dónde suele usarse la lejía?

Algunos de los lugares más típicos donde suele utilizarse la lejía principalmente son, por ejemplo, en la limpieza del inodoro. Se trata de una de las partes de la casa que más expuestas están a la suciedad y donde es habitual que se formen incrustaciones. Por eso, además de desinfectar todo el váter, acabará con las manchas amarillas que se forman.

También puedes utilizarla para quitar las manchas de la ropa, aunque no es quizás lo más recomendable porque a su vez puede estropear tu ropa. En cuanto al uso más recurrente en la cocina, es habitual que uses la lejía para limpiar las juntas -donde se suelen acumular muchos restos- o para desinfectar y dejar como nuevo el interior de la nevera.

Olvídate de la lejía

Tal y como se ha mencionado antes, quizás la lejía no sea la mejor manera de sacarle partido a toda tu estancia dados sus atributos negativos. A esto se suma el hecho de que no se trata el artículo más respetuoso con el medio ambiente del mercado.

Hay unas cuantas soluciones ahora que vienen a cumplir con lo mismo. Si tu objetivo es blanquear de nuevo la ropa, prueba a sumergir la prenda blanca en una solución de vinagre blanco destilado con agua caliente durante toda la noche.

Usar bicarbonato con agua hirviendo de la misma manera también podrá resultar favorable. El bicarbonato también ayudará a desengrasar y desinfectar. Ojo, que el agua oxigenda se convierte en una alternativa ideal para limpiar la vajilla o cualquier superficie gracias a su poder de desinfección.

No te olvides de que el limón cuenta con muchas propiedades antibacterianas y que, junto con la sal, podrá ayudarte a eliminar las manchas que se han formado.

Si prefieres usar un producto químico pero que no sea tan contaminante, tienes a tu disposición el ácido cítrico. Este producto es un desinfectante natural que te ayudará a quitar las incrustaciones. También podrás limpiar con él puertas y mamparas.

Por otro lado, el oxígeno activo tiene mayor poder desinfectante que la propia lejía y con él podrás sacarle todo el partido a las superficies, la encimera, los azulejos, etc.