Entrevista | Carme Riera Escritora

Carme Riera, escritora: «Los campos de fútbol son semilleros de intolerancia»

«Es una novela distinta a las cosas que he hecho porque plantea si hay algo después de la muerte», señala la ganadora del Nacional de Cultura

La escritora y académica Carme Riera, en la terraza del Nixe Hotel

La escritora y académica Carme Riera, en la terraza del Nixe Hotel / Manu Mielniezuk

El pasado 3 de abril se publicó ‘Una ombra blanca’ (‘Una sombra blanca’), la nueva novela de la autora y académica mallorquina, una historia de culpa y redención, de racismo y abusos, entre Estados Unidos y Mallorca que esconde un secreto, el de su protagonista, la soprano Barbara Simpson.

¿Cree en las casualidades?

Sí, claro.

No es casualidad por lo tanto que publique una novela marcada por la ópera tras su aventura con L’Arxiduc.

Seguramente si no hubiera hecho el libreto para la ópera de Antoni Parera Fons sobre el Arxiduc no habría escrito sobre la protagonista de esta novela, que es una cantante de ópera.

Una cantante llamada Barbara Simpson, Barb, que le ha permitido adentrarse en nuevos caminos.

Creo que Una ombra blanca (Una sombra blanca, en la edición en castellano) es una novela distinta a las cosas que yo he hecho porque plantea si hay algo después de la muerte. Parte de una experiencia próxima a la muerte, y eso es lo que le ocurre a Barbara Simpson, esa cantante de ópera que regresa de ese lugar de paz, de calma, luminoso, que parecer ser que es lo que nos espera después. Ojalá evidentemente fuera así. Yo creo que a todos evidentemente nos interesa también pensar que hay algo positivo después, cuando ya no estemos aquí sino en otro lugar.

Usted conoce a alguna persona que haya tenido una experiencia post mortem.

Algunas conozco, sí, y sobre todo he leído mucho sobre ese tema.

Hay quien se obsesiona, se angustia o se pone de lado cuando la muerte le mira de frente. ¿Cómo lleva Carme Riera este asunto?

Yo ya soy mayor y por tanto sé que me queda poco. No me obsesiona, tampoco me preocupa, pero creo que lo tengo que tener en cuenta. Por ejemplo, me tengo que comprar un nicho, eso es importante.

Olvidémonos del final y vayamos al principio. ¿Cómo se gesta esta novela?

Tenía la idea hace tiempo. Este libro está escrito durante cinco años, es decir, de una manera muy pausada, yo suelo escribir más deprisa, pero me interrumpieron diversos asuntos. Me interesaba mucho esa pregunta: ¿hay algo después? Una cuestión que tiene vigencia, un tema universal. ¿Nuestro cerebro muere de una manera inmediata?, ¿hay algo más? Evidentemente no lo sé, pero si existe un lugar de paz y de luz... ¡fantástico!

La acción transcurre entre Estados Unidos, en Savannah, dicen que una de las ciudades más bonitas de aquel país, y Mallorca.

Conozco muy bien Savannah y la zona. La acción también transcurre en la América profunda, en la parte del sur, donde hubo plantaciones de algodón, donde había sobre todo esclavos. Conozco bastante América porque he vivido allí en tres ocasiones durante tiempo invitada como profesora visitante en diversas universidades.

¿El libro también lo escribió durante distintas estancias en Estados Unidos y Mallorca?

No, lo he escrito en Barcelona y Mallorca.

¿Una ombra blanca también se publicará en Estados Unidos?

Ojalá, me encantaría, pero Estados Unidos es un mercado muy difícil.

«El tiempo amortajado por telarañas de niebla». ¿Qué se esconde tras una frase como esta, con la que arranca la novela?

Es una frase muy literaria, pero me parecía que funcionaba, en el sentido de que plantea esa pregunta: qué se esconde. En realidad la novela es la respuesta a qué se esconde detrás de esas telarañas de niebla. Parecía que podría ser de Coetzee pero resulta que es de otro autor. Quien escribe el libro, una chica norteamericana, medio hispana, Rose, finalmente da con quien es el autor de la frase.

¿Qué trae a la protagonista de Estados Unidos a Mallorca?

Un misterio, algo que resolver, pero no se lo vamos a contar a los lectores.

¿Qué lugares de la isla reconocerá el lector mallorquín?

La costa de Tramuntana y sus pueblos. Aunque el pueblo donde sucede todo tiene el nombre inventado (Fosclluc) pero hay datos para situarlo en la falda del Teix, una montaña magnética y mágica.

¿Qué le atrae del mito de la Diosa blanca?

El misterio. Me gusta mucho lo que supone de mágico, de extraordinario. Creo que los matriarcados, que hemos olvidado, tienen en nuestro inconsciente una fuerte presencia, y esas referencias a la gran Diosa madre, que en el fondo están también en el libro, son un punto importante para todos. Los personajes de Fosclluc son los que tratarán de resolver la intriga.

La novela denuncia temas muy serios, como el racismo o los abusos.

Escribir es dialogar con los lectores, y me interesa mucho precisamente poner el énfasis en esos aspectos del racismo y los abusos que parece ser que siguen siendo realmente terribles, también de la violencia de género. Insistir sobre eso, dialogar sobre eso es importante.

Precisamente los casos de abusos y discriminaciones racistas no dejan de crecer en España. ¿Cómo podemos erradicar estos males?

Es realmente terrible pero creo que se ha avanzado mucho. En mi infancia, por ejemplo, todo eso ni existía, desde el punto de vista de verbalizarlo, pero sí existía de verdad, los abusos estaban porque la violencia de género era algo casi normal, que no se denunciaba. En este sentido hemos avanzado, incluso científicamente sabemos cuando una persona por los ADN y demás ha sido objeto de abusos y quién los ha causado.

Sospecho que no es una aficionada al fútbol.

Sospechas muy bien.

«España no es un país racista, pero hay muchos racistas», ha denunciado uno de los futbolistas más famosos del mundo, Vinicius. ¿Los campos de fútbol son semilleros de racismo?

Vi esas declaraciones en televisión. Los hinchas del equipo contrario quieren que este chico se ponga nervioso y no meta los goles debidos, así que le insultan de ese modo. Me parece muy degradante por parte de quien insulta, e inaceptable. Estoy con el jugador, sin duda. Creo que los campos de fútbol son semilleros de intolerancia, es muy asqueroso lo que a veces pasa, con los insultos, los trastos que tiran desde la grada… Fui una vez a un partido de fútbol, el Barça me invitó al lugar ese... ¿cómo se llama?

¿El palco?

Eso, el palco del Barça, y duré hasta el final de la primera parte. Queda muy mal decirlo, ya lo sé, pero me aburrí tanto que me marché, no entendía muy bien ni siquiera lo que ocurría.

Volvamos a la novela, ¿qué personajes son claves en la trama además de Barb?

La que lleva el peso de la novela es Rose Barnes, la secretaria de Barbara, que es quien escribe. En la parte segunda está la escritora que lleva mi nombre, que simplemente lo que hace es de periodista, cosa que me hubiera gustado ser.

¿Por qué?

Porque me parece un oficio estupendo. Me encanta preguntar, soy muy curiosa, y vosotros los periodistas podéis preguntar todo. Yo, como novelista, menos.

¿Qué le pediría la Carme Riera periodista a la Carme novelista?

La Carme Riera novelista está detrás de todo, de Rose, de Barbara, es decir, es la que tiene los personajes en la cabeza.

Ha dicho en alguna ocasión que cuando escribe una novela vive dos vidas, incluso más, según el número de personajes de los que hable. ¿Todavía piensa como Barbara?

Una vez que los dejo en los libros ya tienen que pensar los lectores como ellos porque yo ya los he abandonado. Cuando terminas una novela te sientes como en un post parto, como vacía, pero llevaba tanto tiempo con esta novela que me vino muy bien abandonarla.

«Y si al señor Reynolds no le gusto», se pregunta una nerviosa Barb antes de una trascendental prueba. ¿Y si no les gusto a mis lectores? ¿Se hace usted esa pregunta, a estas alturas de su carrera?

Claro que me lo pregunto, ya sabes que se venden muy pocos libros, que los que se venden son manuales de autoayuda. Si no vendemos los libros que los editores consideran que hay que vender, pues no nos volverán a publicar nunca más, así que sí me interesa que mis lectores lean el libro y lo difundan, es absolutamente necesario. Si no les gusto, pobre de mí.

¿Cuándo lo presentará en Palma?

El 15 de abril en Quars Llibres (Carrer de les Parellades, 12, Palma).

Barbara reconoce que no solo sueña dormida, también despierta. ¿Escribir es un ejercicio de ensoñar?

Por supuesto. Soñamos a nuestros personajes, y los soñamos despiertos y dormidos. Ya sabes que los escritores nos parecemos bastante a los locos, solo que los locos parece que están locos todo el día y nosotros solo a ratos, cuando inventamos esa serie de personajes y a veces incluso nos desdoblamos en ellos.

¿Sus padres también le ayudaron en todo para lograr convertirse en una gran escritora, como le sucede a la protagonista?

Bueno, eso de que escribieras no tenía mucho interés en las familias. Diría que se preocuparon para que aprendiera a leer, cosa que me resultó muy difícil, porque era muy retrasada. No se preocuparon en absoluto de la cuestión de la escritura. Aprendí mucho en el colegio porque las monjas nos hacían hacer una redacción cada semana. Era importante adiestrarse en eso. Por ejemplo, Soledad Puértolas o Victoria Camps, dos mujeres que escriben, una de ficción y la otra más bien ensayista, fueron al mismo colegio que yo, una en Barcelona y la otra en Zaragoza, es decir, estas monjas del Sagrado Corazón nos enseñaron a escribir.

La música es protagonista de Una ombra blanca.

Cuando escribí el libreto para la ópera L’Arxiduc me di cuenta de lo difícil que es compaginar música y literatura en una ópera.

Los padres de Barb lo tendrían muy difícil hoy: los músicos callejeros son perseguidos como si fueran delincuentes.

Sí, es una pena. Estamos tan habituados a las normas, nos ponen normas para todos, y es previsible que también se les quiera controlar.

¿La música le hace «más gustosas las alegrías»?

Por supuesto, la música es muy importante para mí y en ese sentido estoy casada con una persona que todo el día tiene música puesta, y tiene una enorme discoteca, y en eso me ha contagiado. Yo puedo escribir en castellano pero no llego al público sueco, o al inglés si no me traducen. La música, en cambio, llega a todo el mundo sin necesidad de traducción alguna.

L’Arxiduc le dio alegrías y alguna que otra penuria. ¿Todavía le duele que haya tenido tan pocas representaciones?

Muchísimo. No ha tenido ninguna más tras su estreno. No se puede organizar lo que se organizó, con lo que costó, para dos representaciones. Es terriblemente absurdo. No entiendo por qué no se ha difundido.

«La música es una especie de gimnasia mental, oxigena el cerebro».

Cuando percibes una música que habías oído en algún momento te lleva inmediatamente a recordar todo lo que sucedió en ese momento. Es decir, no es solo ese aspecto que te recuerdan las notas musicales algo sino todo lo que ese algo conlleva. Creo que la mejor percepción es la musical, la que te lleva el recuerdo y te lo hace revivir de una manera más potente.

Una vez publicada Una ombra blanca volverá a entregarse a un libreto operístico.

Parera Fons me ha pedido que haga algo sobre Dins el darrer blau. Lo haré muy lentamente porque evidentemente ahora tengo trabajos: estoy cerrando un libro, una edición crítica sobre la obra de Jaime Gil de Biedma… Quizá cuando haya terminado los deberes pendientes sí que pensaré en el posible libreto de Dins el darrer blau.

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