Diario de Ibiza

Diario de Ibiza

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Tribuna

Renata Tebaldi, 1922-2022

Foto de Renata Tebaldi dedicada a Pepe Roselló. Archivo P.R.

La ópera contiene las emociones humanas en su forma más simple y más elemental, como los axiomas en las matemáticas, que no son reductibles. Es por esto que las emociones en la ópera son tan esquemáticas y tan potentes. La ópera implica el peligro, el caos, la desolación, pone al público al límite de todos ellos, y tal vez un poco más allá» (Werner Herzog).

Herzog, además de un magnífico cineasta, fue un apasionado director de ópera, y todo buen aficionado fácilmente se siente identificado con esta definición, que también es extrapolable a quienes trasladan las mismas emociones al público; es decir, los y las cantantes. A lo largo de este año 2022, al que ya le quedan pocas semanas, hemos celebrado el centenario del nacimiento de unas las más grandes y dotadas sopranos, una auténtica diva llamada Renata Tebaldi (Pesaro, 1922 – San Marino, 2004), a la que tuve el privilegio de conocer y con la que compartí una amistad entrañable.

Su debut tuvo lugar en 1944, en el teatro social de Rovigo, interpretando a Elena en el Mefistófeles de Arrigo Boito. Sin embargo, su primer gran triunfo, el punto de inflexión hacia una carrera fulgurante, ocurrió dos años más tarde, el 11 de mayo de 1946, cuando su voz impregnó cada rincón de La Scala de Milán, al reinaugurarse tras la reconstrucción por los bombardeos de la II Guerra Mundial.

Renata Tebaldi, 1922-2022

El director Arturo Toscanini, que al conocerla la rebautizó como «la voz de ángel», regalándole un apelativo que le acompañaría toda su vida, la eligió para tan señalado acontecimiento y concibió un programa que le permitiera brillar con rotundidad. Incluía temas de Rossini, Verdi y Puccini, de óperas como Mosè in Egitto, Attila o Tosca.

En mayo de 1949 interpretó Andrea Chenier, de Giordano, en el Teatro Lírico de Milán y en julio hizo suyo el rol de Margarita, en el Mefistófeles de Arrigo Boito. Dos éxitos rotundos que le llevaron de vuelta a La Scala, para representar otra ópera que marcaría su carrera: Aida, de Giuseppe Verdi. Antes de aceptarla, las dudas le asediaban. El maestro Toscanini le invitó a su estudio, en Via Durini, y se sentó al piano para ensayar con ella la ópera completa. Comenzando por el cuarto y último acto y transitando hasta el primero, el maestro le dijo: «Ya sé por qué estás agitada. Te preocupa recitar el ‘Ritorna Vincitor’ del primer acto. Te sientes más a gusto en el segundo y tercero·. Luego el director le explicó la importancia de la expresión y de los acentos, y le dijo que aquella era una ópera ideal para ella. «Aida no es una mujer impetuosa y apasionada, es dulce. Hay necesidad de nostalgia, de expresión y de dicción. Cántala con tu voz, que lo tiene todo». Tras este encuentro, Renata aceptó interpretar Aida.

La ópera se estrenó el 12 de febrero de 1950 y fue un verdadero triunfo, con un casting de lujo donde figuraban Mario del Mónaco y Fedora Barbieri, bajo la dirección del maestro Antonino Votto. Tras el aria ‘O Cieli azzurri’ el aplauso fue tan inmenso que la orquesta tuvo que parar durante minutos.

Sin embargo, el papel por el que siempre será recordada Renata Tebaldi es Violeta, en La Traviata de Verdi, con la que acabaría dando la vuelta al mundo, después de triunfar con ella en el Teatro San Carlo de Nápoles, en 1951. Aquel mismo año se produjo un incidente que acabaría alimentando su enfrentamiento con Maria Callas, la otra gran diva de la época, con un perfil opuesto al de Renata. Maria era una actriz muy dotada, capaz de conferir un dramatismo a sus interpretaciones inédito hasta entonces, mientras que Tebaldi poseía una técnica como soprano inigualable.

El 14 de septiembre de 1951 en el Teatro municipal de Rio de Janeiro, ‘Concierto Lírico con Renata Tebaldi, Anna Maria Canali, María Callas, Giuseppe Campora, Elena Nicolai, Boris Christoff, etc… Programa Arias y duetos de La Traviata, Andrea Chenier, Cavalleria Rusticana, La Boheme, Otello, Il Barbiere di Siviglia, Aida, Tosca’ el pacto era no ceder al bis en las interpretaciones. Renata Tebaldi a gran demanda del público repite el bis en el ‘Ave Maria’ de Otello y la Callas se enfada porque según ella, había un pacto entre ellas de no repetir y hacer un bis, pero la Tebaldi si no lo hubiera hecho, no hubiese sido posible continuar el concierto.

Por otra parte, Tebaldi viene llamada para sustituir a la Callas en Tosca el 3 de octubre en el teatro municipal de Río de Janeiro. Estos hechos hicieron correr verdaderos ríos de tinta de todos los colores que ilustraron las crónicas y críticas del mundo de la ópera en el mundo entero convirtiendo una rivalidad artística en una supuesta enemistad. Cuando realmente entre ellas había un respeto al arte que cada una expresaba.

María Callas manda un telegrama a Renata Tebaldi en fecha 16 de septiembre de 1968 que actuaba en el Metropolitan opera House de Nueva York en la que le dice textualmente: «Segura de tu triunfo, te mando mis aplausos más sinceros» María Callas.

A mediados de los cincuenta, Callas acabó ganando mayor protagonismo en los grandes teatros europeos y Renata decidió aceptar una oferta para irse de gira por América, que se acabó prolongando durante muchos años. Tuvo tal éxito en el nuevo mundo, que en 1958 le ocurrió algo inédito para una soprano: la revista Time le dedicó su portada, tras arrasar con Tosca en el Metropolitan de Nueva York, bajo la dirección de Dimitri Mitrópoulos.

Fue después de regresar a Italia, superada esta gira americana, cuando tuve el privilegio de conocer a Renata y enamorarme de su voz y su personalidad.

Compartir el artículo

stats