II Jornada gestionando familias

«La crianza respetuosa busca formar personas con criterio propio y con más libertad»

La educación autoritaria tiene tantos inconvenientes que no es una alternativa válida

Entre las necesidades básicas de los bebés están el afecto, los brazos, el contacto y las caricias. | SHUTTERSTOCK

Entre las necesidades básicas de los bebés están el afecto, los brazos, el contacto y las caricias. | SHUTTERSTOCK / ARMANDO BASTIDA

Armando Bastida

El 2 de septiembre, se celebró el Día de la Crianza Respetuosa, un término que en los últimos años se está afianzando y que más que un método educativo es una filosofía de vida. Una manera de criar y educar a los niños con el respeto que merecen por el mero hecho de ser personas.

Quizás hayas oído el término crianza respetuosa, crianza natural, crianza con apego seguro, educación democrática o disciplina positiva. Son términos que hablan de algo parecido, de criar y educar a la infancia alejándonos de la educación tradicional que recibimos la mayoría.

En gran parte de los hogares se consideró que veníamos al mundo con el objetivo de controlarlo todo y a todos, y para evitarlo nos impusieron las normas y límites con gritos, amenazas, premios y castigos e incluso cachetes. Fue la época del «un buen cachete a tiempo soluciona muchos problemas», y la meta era lograr que fuéramos obedientes y dóciles.

Niños responsables

La crianza respetuosa tiene como objetivo que niños y niñas sean personas con valores, con criterio y más libertad para poder modelar por sí mismos su personalidad; menos obedientes y más respetuosos, y que sean honrados y responsables porque consideren que así deben ser.

Es decir, se busca lograr metas parecidas en la edad adulta, pero a través de caminos muy diferentes en la infancia. Y es que no tiene mucho sentido exigir a un niño que no pegue, si le pegamos; no tiene sentido pedirle que tenga criterio y sepa pensar, si lo criamos en la obediencia; y no tiene sentido esperar que trate bien al prójimo, si en su propia casa se le trata como a ningún adulto se le trataría.

En resumen, la crianza respetuosa está basando sus principios en lo que la ciencia y las nuevas pedagogías nos vienen mostrando en los últimos años: el modelo educativo autoritario de nuestros padres tiene un éxito relativo, pero tiene tantos inconvenientes que no podemos seguir considerándolo una alternativa válida.

«Privación materna»

La II Guerra Mundial dejó un gran número de niños huérfanos que mostraron graves problemas de comportamiento y de adaptación a la nueva situación. John Bowlby, psiquiatra y psicoanalista estudió y documentó los efectos de lo que denominó «privación materna». Evaluó las interacciones de niños y adultos y sus conclusiones se convirtieron en la teoría del apego, en la que aseguró que bebés y niños necesitan un vínculo emocional sólido para desarrollarse adecuadamente. Bowlby fue criticado y repudiado por sus ideas, pero la evidencia fue demostrando, poco a poco, que no iba en absoluto desencaminado.

Dejar a los niños llorar

Justo en la época en que se recomendaba criar a niños y niñas con poco afecto, dejándolos llorar por considerarlos caprichosos, atendiéndolos solo si tenían hambre, sueño o se habían hecho pis o caca, Harlow decidió estudiar cuál era el papel de la madre en la vida de los bebés más allá de sus necesidades básicas.

Para ello, estudió a las crías de los monos Rhesus, a las que separaba de su madre sustituyéndolas por dos madres artificiales. Una parecía un mono y estaba cubierta de felpa. La otra era una silueta metálica con un biberón que proporcionaba alimento.

En contra de lo esperado, las crías pasaban la mayor parte del tiempo con la madre de felpa, y solo se acercaban a la madre metálica cuando tenían hambre.

Al cambiar su entorno, manteniendo a ambas madres, se quedaban con la madre de felpa hasta que decidían explorar el lugar, y volvían a ella si algo las asustaba.

Al retirar a la madre suave lloraban, gritaban y se chupaban el dedo, demostrando algo que ahora muchos tenemos claro: las crías de mono, y las crías humanas, llegan al mundo necesitados de una figura que les aporte calma y tranquilidad por encima de sus necesidades básicas.

Madre metálica

Nosotros también tuvimos madre. Sí, pero a nuestras madres se les instruyó para que se comportaran a ser posible como la madre metálica que solo provee alimento. Y si ella no lo hacía, lo hacía nuestro padre, que al final era quien tenía la última palabra.

En demasiados hogares se oyeron frases que aún hoy seguimos oyendo: «No lo cojas tanto, que se acostumbra», «Déjalo llorar, que se le abren los pulmones», «Tendría que dormir solo en su habitación», etc.

Los bebés necesitan caricias

El pediatra norteamericano William Sears fue el primero en hablar de ‘Attachment parenting’ o ‘crianza con apego’, que conocemos como crianza respetuosa, y cuyos principios se basan en la teoría del apego de Bowlby.    

Es un estilo de cuidados que considera que dentro de las necesidades básicas de los bebés están también el afecto, los brazos, el contacto y las caricias. Si lo necesitamos los adultos, ¿cómo no lo van a necesitar nuestros bebés?