Especial Festes de la Terra 2023
Cenar como un aristócrata romano es posible en Ibiza
Un centenar de comensales prueban platos de antes de Cristo en el Museo de Puig des Molins
Comer como lo hacían los romanos de antes de Cristo es posible en Ibiza, o al menos, intentarlo ya que interpretar los recetarios de entonces es toda una hazaña, explica Helena Jiménez, restauradora de arqueología del Museo Arqueológico de Ibiza y Formentera.
Platos como los que dejó escritos Apicio son hoy muy complicados de reproducir bien porque algunos condimentos ya han desaparecido, porque nuestro paladar no está acostumbrado a los sabores de antaño, o porque cuando escribió la receta pensaba que el que la iba a leer sabía tanto de cocina como él y no era necesario ni poner medidas, ni prolijas descripciones.
Salvo estos pequeños detalles, unas cien personas sí disfrutaron de una cena romana en la necrópolis de Puig del Molins, con platos adaptados al gusto y a los productos actuales, y como apunta Helena Jiménez, «se trató de un menú que en aquella época era solo apto para la aristocracia de Roma. Especias como la pimienta o productos como la carne y el pescado eran muy caros o difíciles de conseguir para el pueblo llano».
Así que, como si de miembros de la élite se tratara, los comensales fueron recibidos por los supuestos anfitriones de una casa romana ataviados con sus mejores galas, donde les enseñaron la cocina y el comedor, vestido con parte de la vajilla, y con sus correspondientes triclinium para recostarse.
Para entrar todavía más en el contexto de la cena, la historiadora del Museo Arqueológico, Carmen Mezquida, ofreció una pequeña charla sobre cómo la gastronomía sirve para entender la cultura y la sociedad de la época.
El menú comenzó por unos entrantes variados como el moretum, una especie de crema de queso duro mezclado con especias y hierbas y aderezado con vinagre, aceite y garum. Precisamente el garum es uno de los platos que más llama la atención, según comenta Helena Jiménez, «aunque en aquella época no era un plato, si no una salsa que se ponía en una pequeña cantidad en algunas elaboraciones. Hoy sería similar a una pasta de anchoa».
Otro de los entrantes fue el gustum de precoqquis, a base de albaricoques ligeramente cocidos y fritos en una salsa de miel, vino blanco, pimienta y menta seca, y los cogollos de lechuga con puerros tiernos y granada.
Para la prima mesa o plato principal los comensales eligieron entre merluza con salsa o cerdo con albaricoques. El postre, o segunda mesa, era manzanas asadas con frutos secos o pudin cartaginés realizado con harina, leche, requesón, miel y huevos. La bebida principal fue vino de Ibiza aromatizado con dátiles, higos, miel y canela.
Para ahondar más en cada plato, los anfitriones de la cena en la necrópolis, que en realidad eran miembros de la Asociación de Amigos del Museo Arqueológico de Ibiza y Formentera, fueron mesa por mesa contestando a las dudas de quienes participaban en esta experiencia. Algo que encantó a Ana Álvarez, una de las afortunadas que consiguió adquirir la entrada. «Los supuestos dueños de la casa iban explicando detalles del menú y entre los que me llamó la atención fue el vino, que en aquella época se bebía mezclado con especias y frutas, así como las salsas para acompañar la carne o el pescado».
La experiencia ha sido tan agradable que Ana Álvarez espera repetir el próximo año: «me ha gustado mucho, es muy interesante, además estaba todo muy logrado, desde el recibimiento, hasta la comida».
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