Cuando a la pregunta de cómo ha ido el negocio, un comerciante encabeza la respuesta con el latiguillo «dentro de lo que cabía esperar», es que no le ha ido mal. Y a tenor de que la mayoría de los consultados ayer en Ibiza emplearon esas cinco palabras para iniciar su descripción de cómo fueron las ventas durante las últimas tres semanas, la campaña navideña fue de perlas, mucho mejor de lo que se podía imaginar dada la crisis originada por la pandemia. «Ha habido más flujo de gente de lo habitual en estas fechas». Lo dice Jordi Ferrer, uno de los dos socios de APP, una tienda de informática, y lo suscriben otros muchos empresarios: «Nos esperábamos unas ventas bastante peores, pero sólo han descendido entre un 10% y un 20%». Tuvieron más clientes de lo habitual, pero miraban más el precio: «Es que muchos no trabajaron en verano o siguen en ERTE, de manera que tienen menos dinero. Cuando compraban iban a lo más económico». «Caprichos, pocos», señala al respecto Manuel Ros, de Can Reiet, para quien también «dentro de lo que cabía esperar fue bastante bien».

Que ha habido más público lo confirma también Manolo López, de la tienda de gafas Biglasses Opticas: «La gente no ha viajado este año a sus pueblos o ciudades de la Península debido a la situación que allí había por la pandemia. Han preferido quedarse aquí, de ahí que se notara más movimiento que otros años». Y eso le ha venido de maravilla para compensar la caída de ventas que arrastra desde hace meses, de hasta el 40%: «Ha sido una de las mejores campañas que recuerdo, lo que ha permitido empatar ventas con 2019», señala López.

«La Navidad ha ido muy bien porque muchos que otros años se iban de Ibiza se han quedado aquí esta vez», cuenta Verónica Caíña, de Art i Cuines. En su caso, además ha notado un fuerte tirón de ventas por el efecto covid: «Como ahora vivimos más tiempo en nuestros hogares, por los confinamientos o por las restricciones, adquirimos más cosas para mejorar o decorar nuestras casas, que es lo que yo vendo». De hecho, calcula que sus cajas han mejorado en torno a un 20%. Afronta las rebajas con optimismo tras una campaña inesperaba.

El efecto coronavirus también lo notaron en Almacenes Aragón, especialmente tras acabar el primer confinamiento, cuando los colchones y los sofás se convirtieron en los best sellers de sus tiendas de muebles. En las pasadas navidades, los más vendidos fueron, sin embargo, las sillas de oficina y los escritorios, tanto para niños como para adultos. En ambos casos se convirtieron en regalos 'prácticos'.

Carlos Rodríguez, de Radioelectrónica, explica que las ventas empezaron «flojas», pero al final «se movieron un poco». El resultado: un 10% menos de caja que hace un año. Debido a la pandemia, es uno de los negocios de la zona que opta por la jornada intensiva, de manera que abren desde primeras horas y hasta mediodía, y cierran por la tarde.

El horno de La Canela estuvo a medio gas parte de estas fiestas. Las ventas fueron «muy bajas» en Navidad y en Fin de Año, indica Jaime Loaiza, uno de sus responsables: «Pero mejoró bastante con la venta de los roscones de reyes, aunque no tanto como en 2019». «En general -añade- hemos producido menos que otras fiestas: un 50% menos para Navidad y Año Nuevo, y un 40% menos para Reyes». Ante la perspectiva de menos trabajo, decidieron mantener la plantilla, en vez de incrementarla con contratos por días o por horas como otros años.

En esa repostería afinaron tanto la producción que incluso redujeron al mínimo el número de roscones de reyes grandes: «Pensamos, y así ocurrió finalmente, que la gente no los compraría de ese tamaño debido a las restricciones que impiden las reuniones de más de seis personas en una vivienda. De ahí que fuéramos precavidos y la mayoría de los que hicimos fueran pequeños o medianos». Los que no pudieron vender acabaron en la residencia de ancianos Reina Sofía y en Cáritas. Para la Nochebuena y la Nochevieja notaron una fuerte caída de las ventas de entrantes salados, quizás porque «la pandemia ha cambiado los hábitos: ahora se cocina más en casa. Ya nada es como antes».

«Esta Navidad ha sido más fuerte que las de otras campañas, sobre un 20% mejor, y eso que media isla está tiesa porque en verano no trabajó o está en ERTE», afirma Gustavo Peñalba, que además de propietario de Sonyvision es presidente de la asociación de tiendas de electrodomésticos de la Pimeef. Fue mejor porque «muchos se quedaron en la isla en vez de viajar a sus pueblos de la Península», lo que ha supuesto, según sus cálculos, «de 3.000 a 4.000 clientes más». Eso sí, Reyes «fue prácticamente inexistente, como los últimos años»: hace un lustro, en una semana «hacía la caja de un mes de facturación», pero ahora sólo suele haber dos días «buenos de ventas» antes del 6 de enero. «Ya no vendemos ni el 10% de hace años», afirma. En este, gracias al frío, las compras de calefacciones ayudaron a mejorar los resultados.

«Las familias han hecho un esfuerzo económico para que todo parezca normal a los niños», señala Montse Grueso, de la librería Sa Cultural, tienda en la que las ventas «fueron muy bien» y no notaron la crisis. Sí hubo un bajón en Reyes, a su juicio porque la cabalgata no fue como las de antaño: «Cuando se podía asistir al paso de los carruajes, la tienda se llenaba de gente en cuanto acababa. Llegábamos a cerrar a las 21 horas, pero este año no vino nadie y echamos el cierre a las 20 horas».