El conseller ibicenco de Gestión Ambiental, Vicent Roig, aseguró esta semana que la flora endémica de es Vedrà se estaba recuperando, ergo era posible mantener algunas cabras en el islote sin dañar ese ecosistema tan delicado: «Si dicen que hay una mejora en la biodiversidad de es Vedrà, pues aboguemos por que haya menos de las que hay, que dicen que hay 23. Pues lleguemos a un acuerdo, que haya 10, 11 o 12. No sé, que sea compatible una cosa con la otra», señaló. Pero Joan Rita, profesor de Botánica del departamento de Biología de la Universitat de les Illes Balears (UIB) y experto en la vegetación del islote, asegura justo lo contrario: de mejoras, nada. Y de mantener allí cabras, ni hablar. No hay compatibilidad posible.

La última vez que Rita visitó el islote para estudiar la situación de sus endemismos fue en 2019: «Comprobamos que, a partir de una recuperación bastante rápida que tuvieron los endemismos [tras la erradicación de buena parte del ganado], se paró porque el número de cabras volvió a aumentar». Rita pisó por primera vez es Vedrà a mediados de los 80. Cuando regresó en 2010, la huella de la devastación dejada por las cabras ya era «espectacular».

Ni cabras ni conejos

Ni cabras ni conejos

«No puede haber ninguna cabra en es Vedrà», vuelve a insistir Rita, que esta semana ha visitado s'Espartar para comprobar cómo la reciente erradicación de conejos (por los que ningún animalista ha dicho nada) ha permitido la recuperación de tres endemismos que se encontraban en peligro: «S'Espartar es un ejemplo clarísimo de cómo la introducción de una especie de herbívoro invasor, que no pinta nada allí, tiene un efecto brutal, y de cómo, cuando los conejos son eliminados, se recupera».

Asegura que igual sucedería en es Vedrà si se sacaran de allí las cabras: «La capacidad de carga de esa isla es cero. Sobre eso no hay ninguna discusión. No puede quedar allí ni una. Si quedan, se reproducirán. No tiene ningún sentido mantenerlas allí».

«Síntomas de depredación»

«Síntomas de depredación»

El pasado año, el botánico volvió a ver en es Vedrà preocupantes «síntomas de depredación, los restos, las defecaciones de las cabras, plantas comidas... La recuperación ha quedado frenada por ellas».

«Esos rumiantes tienen predilección por comer sus plantas endémicas, que han vuelto a desaparecer de algunos lugares de es Vedrà. Pero también se alimentan de otras que no son endémicas, pero que son indicadoras de que la presión continúa allí», detalla Rita.

En una carta remitida el pasado 11 de noviembre, el director general de Espacios Naturales y Biodiversidad, Llorenç Mas, avisó al conseller ibicenco de Gestión Ambiental de que «con la finalidad de no demorar más la progresiva degradación de ese espacio natural protegido» debía presentar lo antes posible un plan de extracción de las cabras (por el que Vicent Roig ya ha dicho que no pagará ni un euro).

Mas, además, marcaba una fecha límite: el 15 de febrero, atendiendo a la época de inicio de la floración de diferentes especies en el islote. Joan Rita asegura que hay que «sacarlas de allí lo antes posible», entre otras razones porque la floración ya ha empezado en islotes cercanos, como s'Espartar: «Lo que hacen las cabras es afectar seriamente un hábitat privilegiado».