Como las serpientes de herradura o de escalera, el picudo rojo o el mosquito tigre, el cangrejo azul ( Callinectes sapidus) es otra especie invasora cuya erradicación en Ibiza ya prácticamente descartan los biólogos. Hace justo un año se tuvo noticia de la primera captura de este crustáceo en la isla, concretamente en es Codolar, en el Parque Natural de ses Salines. Fue una sorpresa para sus responsables, aunque ya tenían noticia de cómo había proliferado en la Península desde el año 2010 (especialmente en el Delta del Ebro) y en el Parque Natural de s'Albufera de Mallorca. Dada su extraordinaria facilidad para expandirse, era cuestión de tiempo que llegara a las Pitiusas. (Mira aquí las fotos de los cangrejos azules)

Posteriormente se hallaron en la desembocadura del río Santa Eulària y en s'Estany des Peix (Formentera), así como en aguas abiertas, pues se tiene noticia de una captura en las redes de un arrastrero que faenaba entre la isla y el Levante.

«Es un animal marino, pero en las zonas donde tiene cierta facilidad para desarrollarse y donde más se concentra es en los estuarios, deltas o albuferas, es decir, donde hay intercambio de aguas dulces y saladas. Eso se debe a que son muy ricas y productivas», explica Vicent Forteza, técnico del Parque Natural de ses Salines. Se trata, además, «de un bicho muy agresivo y muy voraz que necesita cierta disponibilidad de recursos» alimenticios: «Se lo come todo: pequeños crustáceos, moluscos, algas... Y es muy agresivo contra cualquiera que se le acerque». No huye, planta cara.

Es «muy invasor e invasivo» y, como se ha demostrado en la Península, «desplaza a otras especies y entra en conflicto con otros cangrejos del litoral». En Ibiza aún no han podido comprobar este extremo pues apenas llevan un año estudiando y analizando su comportamiento. No saben siquiera si forma parte del menú de los pulpos o de las garcillas cangrejeras que habitan en ese paraje natural.

Estudio y eliminación

«Durante este año hemos combinado el saber dónde habita con su erradicación». Así, han capturado unos 140 ejemplares con nanses y salabres. Pero no desde julio de 2018. Las capturas empezaron a mediados de junio, por dos motivos: primero, porque en invierno son muy poco activos; segundo, porque el año pasado les pilló por sorpresa y, desde entonces, han tenido que planificar la actuación. «Se encuentran, además, en zonas de nidificación de aves, por lo que hay una época del año en la que no podemos entrar a capturarlos», indica Forteza.

Trabajan en colaboración con la Universitat de les Illes Balears (que también estudia los cangrejos azules de s'Albufera), con los inspectores de Pesca del Consell y con el Cofib, que llevan el control de la fauna balear: «Es un equipo coral, la mejor manera de conseguir combinar esfuerzos», según el técnico. Los investigan, pero al mismo tiempo realizan «actuaciones contundentes de retirada de individuos». «Hemos montado un sistema de esfuerzo constante con 15 trampas (algunas en ubicaciones donde las capturas son habituales; otras actúan como centinelas). Controlamos si la población se expande, si sube o baja el nivel de capturas, si son machos o hembras, si son juveniles...», detalla Forteza.

Retiran de ocho a 10 cada vez que revisan las trampas: «El control de cangrejos forma ahora parte de las rutinas de las brigadas, que van allí cada día o cada dos días. Usamos pollo como cebo. Para que sea efectivo, no lo puedes tener en la nansa más de dos días. El cangrejo no es tonto». Confía en que con esos controles «no se desarrolle más o, al menos, se mantenga en unos números relativamente reducidos». Descarta la erradicación total dada su facilidad para reproducirse: en cada puesta sueltan de dos a ocho millones de huevos.

Los cangrejos azules del Parque Natural «están localizados en una zona muy concreta, donde el animal se encuentra muy a gusto. Pero esa es, además, una de las áreas más valiosas y sensibles del parque natural», alerta el técnico. Las zonas «más valiosas» de ses Salines son aquellas que «no son tan extremas y cuya salinidad es cercana a la del mar». No hay muchas así: «De momento parece que no se extiende más allá».

Los ejemplares «más gordos capturados en la Península tenían 500 gramos. Los de aquí, 425 gramos». Y creciendo. Hay que tener en cuenta que fueron localizados hace sólo un año pero que pueden vivir hasta ocho.

En s'Estany des Peix aún no han colocado trampas, pero las instalarán: «Allí ha habido observaciones y capturas. Los hay, pero no en las concentraciones y abundancia de ses Salines».

La captura manual es «la más efectiva», dado que no huyen, y eso que nadan de maravilla: «Pero es un método un poco peligroso por su agresividad y porque hacen mucho daño con sus pinzas. Te cogen y no te sueltan. Ni haciendo palanca».