­Casi en el último momento, el Consell pudo anunciar a las 22.15 horas la apertura de la travesía de Jesús al tráfico en la fecha límite anunciada, con la amenaza de la nueva asociación de afectados por estas obras de convocar una cacerolada de protesta en caso de incumplimiento.

Aunque la consellera de Territorio y Movilidad, Pepa Marí, mantiene que en ningún momento nadie le dijo que ayer no se iba a reabrir la vía, hubo mucha incertidumbre durante la jornada.

El hecho de que la empresa contratada (Agloisa) para instalar la capa de asfalto decidiera no trabajar el pasado fin de semana, al menos el sábado por la mañana, según explicó Francisco de Haro, encargado de obra, echó por tierra los planes de desbloquear el acceso a Jesús ayer por la mañana. Inicialmente, se pensaba que probablemente no se podrían retirar las barreras hasta hoy.

Las obras de asfaltado, que se iniciaron a finales de la semana pasada, se prolongaron aún durante toda la mañana de ayer y, pese a que la consellera confiaba en que la tarea de pintar las líneas de la carretera y los pasos de cebra iban a empezar a las 15 horas, no lo hicieron hasta cuatro horas después, con ella ya presente, al pie de la obra. Allí, un representante de la constructora (Vías y Construcciones) confirmó a la consellera que antes de medianoche la carretera iba a estar abierta al tráfico. Muchos conductores expresaban su satisfacción, e incluso incredulidad, al saber de boca de los operarios que franqueaban el paso que al fin se iban a retirar las barreras que han cortado el paso durante medio año, cuando, inicialmente, se preveía que las obras durarían 45 días.

«Alivio» de la consellera

Al comprobar el avance de la delimitación de las señales horizontales, la consellera reconocía a última hora de la tarde sentirse «aliviada» por haber cumplido, aunque en el último momento, el compromiso anunciado de que ayer los vehículos podrían entrar y salir de Jesús por su acceso principal. «Cuando nos arriesgamos a dar una fecha teníamos bastante claro que se podía cumplir», dijo, al tiempo que agradeció el trabajo de «todos los que lo han hecho posible», ya que, resaltó, no dependía directamente de ella.

La vía se abre al tráfico, pero los operarios seguirán trabajando «dos o tres semanas más» en las aceras, el carril-bici y la retirada de los escombros acumulados en las parcelas que hay junto a la travesía. Las obras en el lateral derecho (en sentido a Vila) obligará a ocupar el carril colindante, lo que provocará retenciones de tráfico. Por ello, la consellera ha pedido a la empresa que el trabajo en esta zona se lleve a cabo en las horas en que «el nivel de tráfico sea más bajo» para causar «las menores molestias».

Muchos de los vecinos y comerciantes consultados ayer por este diario reconocían que, pese al compromiso anunciado por el Consell, no creían que por la mañana la carretera estuviera abierta al tráfico. «No me lo esperaba al ver cómo ha ido todo...», señalaba Nanda Van der Molen, una holandesa que vive desde hace más de 40 años en la isla y 14 en Jesús, donde en los últimos seis meses ha tenido que dar «muchos rodeos» para salir y llegar a su casa.

Oscar, trabajador de una empresa de transporte, sabe de sobra el tiempo que se perdía en los últimos seis meses para llegar al núcleo urbano con el acceso principal cortado. De hecho, su empresa había optado por acumular la mercancía antes de distribuirla para aprovechar mejor cada desplazamiento. «Se deja acumular un poco el trabajo porque de lo contrario se pierde mucho tiempo», explicó.

«Ahora se vende el turrón»

Así, por ejemplo, si antes del cierre se entregaba la mercancía cada dos días, quizá ahora se hacía cada cinco. «Y la gente se queja», reconoció el transportista mientras descargaba el material que estaba esperando Ángel Marí, encargado de la papelería Es Cantó-Lotería.

A diferencia de la mayoría de las opiniones recogidas, Ángel Marí sí pensaba, a tenor de «lo visto y escuchado» en los últimos días, que ayer por la mañana se iba a abrir la carretera. Pese a la larga demora en la ejecución de las obras, el encargado de la papelería y oficina de lotería señaló que en marzo o abril la actividad en Jesús es «tranquila» y, por tanto, «aunque estás indignado, vas aguantando». Pero alargar más el corte de la carretera ya no era asumible. «Ahora es cuando se vende el turrón. Y los comercios se están viendo bastante perjudicados», destacó.

Las ventas en el negocio de Marí se han resentido, al igual que en el resto de establecimientos consultados. «Se ha notado. Hay gente que venía porque era fácil dejar el coche [en el aparcamiento de la plaza frente a la iglesia]. Por comodidad, tengo constancia de que venía gente de Sant Jordi solo por esto, pero obviamente han dejado de hacerlo», lamentó.

Alex Joly, de la croissanteria Chic, calcula que el cierre de la vía durante medio año ha repercutido en una bajada del 30% en los ingresos del negocio, lo que ha forzado a reducir la plantilla: de seis a dos empleados. Pese a que considera «un desastre» el desarrollo de esta obra, Joly asegura que no quiere quejarse porque al menos, al aceptar el Consell el aplazamiento de la obra [antes del pasado verano], pudo salvar la temporada pasada. «No me la mataron», dijo, aunque asegura no entender cómo se ha podido retrasar tanto la ejecución de este proyecto.

La pérdida de negocio del vivero

Quienes más ha sufrido estas obras son Aitor Díaz y su pareja Edurne Aguinagalde, que regentan el vivero de Jesús, cuyo acceso ha quedado bloqueado por las obras, lo que ha provocado, dijeron, que desde el pasado 28 de noviembre el resultado de las ventas al público haya sido «cero». Y lo peor: «la pérdida de negocio» por la caída de la cartera de clientes que se habrán ido a la competencia. Aparte del perjuicio económico directo, Aguinagalde destacó lo que han tenido que «pelear» para conseguir que el Consell incorporara al proyecto un acceso peatonal a su establecimiento y ampliara la puerta de entrada de camiones de tres a 11 metros. «No se había previsto en los planos, pese a que este vivero existe desde 1969. Mal por el proyecto, pero peor por el técnico del Consell que le dio el visto bueno», criticó Díaz.

Aguinagalde, quien considera que a la larga la travesía será «beneficiosa» para su negocio, advierte ya del problema que provocará el hecho de que se haya estrechado la calzada y que, por falta de espacio, no pasarán a la vez dos camiones que se crucen. En este sentido, la consellera de Movilidad culpa al anterior gobierno del PP por haber empezado esta obra antes que la nueva variante de Jesús, que es la que debe «absorber el grueso del tráfico», sobre todo el de camiones pesados en dirección al vertedero o las canteras.