La fiscal pidió ayer que R. G. C., arquitecto municipal del Ayuntamiento de Ibiza desde hace 23 años, según recordó él mismo, pague 150 euros por insultar, amenazar, escupir y empujar presuntamente al jefe de mantenimiento del Cetis. La representante del Ministerio Público solicitó una multa de 90 euros por una falta de maltrato de obra y otra de 60 euros por una de injurias.

«Le insultó, le faltó al respecto y a su dignidad», alegó el letrado del denunciante, Juan José Torres Cantalapiedra, que se adhirió a las conclusiones de la fiscal. «Mi cliente seguía órdenes estrictas de la propiedad [de la Sociedad Gestora Cetis]», concluyó Torres.

«Es evidente que esta denuncia no está redactada por el trabajador, sino por un abogado. Su razón de ser es obtener algo en contra del Ayuntamiento», dijo por su parte la letrada Ascensión Joaniquet, que solicitó la absolución de su cliente. Además, anunció que se reservan «las acciones judiciales que correspondan [contra el denunciante]». El magistrado Santiago Pinsach, titular del Juzgado de Instrucción 4, dejó la causa vista para sentencia. El juez pidió brevedad en las intervenciones, puesto que la vista se prolongó durante más de una hora.

Olor insoportable en el Cetis

Los hechos que se juzgaron ocurrieron el pasado 3 de enero. Según el denunciante, un capataz le llamó a las tres de la tarde porque se había producido una obstrucción en las tuberías de los desagües de la Torre 1 del edificio Cetis, que alberga las dependencias de la Policía Local de Ibiza. El olor era insoportable, según confirmaron todas las partes implicadas en este caso.

Una hora después le llamó un inspector, que estaba de jefe de servicio ese día, para instarle a que abriese la puerta del sótano, para dejar trabajar a los operarios. El encargado de mantenimiento accedió a su petición a las 16.45 horas, cuando, según él, le autorizó por teléfono, desde Barcelona, la responsable de la Sociedad Gestora Cetis.

«Quítate de en medio imbécil, si no te apartas tiramos la puerta abajo», le amenazó el arquitecto, según su versión. «Está usted pisando aguas fecales», le respondió. «Mierda este, te voy a abrir un informe, te vas a enterar quién soy», le dijo a continuación. Además, según la denuncia, el técnico le escupió y le empujó. «No sé si hay problemas entre el Ayuntamiento y la Sociedad Gestora Cetis», respondió para finalizar, a pregunta de la abogada del denunciado.

«Estaba en casa. No me molestó tener que desplazarme a pesar de encontrarme de vacaciones, puesto que es algo que sucede habitualmente en mi trabajo», explicó R. G. L. «Me parecía increíble que un encargado de mantenimiento no colaborara con la Policía Local y los fontaneros para reparar la avería», añadió.

«Reconozco que estaba enfadado pero ni le insulté ni le escupí ni le empujé», dijo el arquitecto municipal, que recordó que el Ayuntamiento mantiene un conflicto con la Sociedad Gestora Cetis a causa de la demora en la puesta en funcionamiento de la estación de autobuses.

El funcionario reconoció que, a causa de su enfado, pegó una patada a una puerta de hierro y que pronunció expresiones como «vaya mierda» y «que imbecilidad», pero referidas a la situación, nunca insultos al responsable de mantenimiento.

Les obligó a retirar unas motos

El inspector de la Policía Local corroboró la versión del denunciado y recordó que «ha habido desencuentros» con el denunciante y que se han recibido quejas sobre su trabajo. «Una vez nos obligó a retirar unas motos que estaba aparcadas en un lugar inadecuado, según él», explicó. «Hablamos [el arquitecto y el policía] de la imbecilidad (de la situación) y de la ineptitud de la empresa, pero [R. G. C.] no le insultó», concluyó el oficial, que criticó la «falta de colaboración» del encargado de mantenimiento y que había que arreglar pronto la avería, porque todo el edificio olía a aguas fecales. «No es la primera vez que nos impide el acceso al sótano», concluyó.

Por último, uno de los fontaneros de Aqualia, que no presenció el altercado, explicó que era necesario entrar en el sótano para la reparación, puesto que las tuberías estaban en esa planta. «Si lo hubiésemos hecho desde arriba, se habría inundado todo de aguas fecales», finalizó el operario.