Opinión | Tribuna

Sin licitación no hay inversión

Este viernes se celebró el Día Mundial del Agua y con este motivo el Ayuntamiento de Ibiza y la empresa concesionaria del servicio desde hace mas de 30 años, Aqualia, han organizado una semana de actividades que incluyen campañas sobre la importancia del agua, la concienciación ciudadana, el ahorro, la reutilización del agua regenerada, las vidas del agua, etc.

La colaboración público-privada mediante concesión pública para la gestión del agua es un modelo en el cual instituciones públicas y empresas privadas trabajan juntas para planificar, financiar, construir, operar y mantener infraestructuras de suministro y tratamiento del agua. En teoría, este enfoque puede ayudar a mejorar la eficiencia, la inversión y la calidad de los servicios relacionados con el agua, al tiempo que puede abordar desafíos como la escasez de recursos y la sostenibilidad.

El plazo de esta relación es muy importante, tiene que ser de medio y largo plazo para que permita amortizar las importantes inversiones que se deben realizar y que se comprometen a ejecutar las empresas en los concursos públicos con los que se licitan estas concesiones. Pero no hay inversiones que necesiten más de 20 años para amortizarse. Por esta razón, los contratos de concesión no deben de tener más duración, y también porque las necesidades cambian y hay una gran competencia entre las empresas del sector para presentar mejoras ofertas tecnológicas y financieras en las licitaciones. Las prórrogas en estos contratos, tan usuales antes, están ya prohibidas por ley, ya que el interés público siempre saldrá más beneficiado con un concurso abierto y transparente.

En las Pitiusas sólo ha habido un ayuntamiento que ha licitado la concesión en los últimos 30 años, el de Sant Antoni, hace seis años. Se presentaron siete empresas con ofertas económicas de canon inicial superiores a los 10 millones de euros para mejorar las infraestructuras y las mejoras necesarias, y sin incrementar las tarifas que pagan los usuarios y cobran los concesionarios. No está mal.

Los concursos de estas licitaciones son complejos y tardan muchos meses en tramitarse y adjudicarse. Están en juego contratos millonarios: en Vila, más de 200 millones de euros. En España hay bastantes empresas especializadas en la gestión del agua y están deseando participar. En cada licitación se suelen presentar como mínimo siete u ocho empresas del sector, con ofertas técnicas y económicas muy importantes.

Las bases del concurso y la valoración de las ofertas, tanto las técnicas como las económicas, las hacen los ayuntamientos. Los pliegos de condiciones, que definen el objeto del servicio a prestar y las obligaciones y derechos para cada una de las partes, son la ley del contrato. Aunque los ayuntamientos tienen las competencias exclusivas y de obligada prestación del abastecimiento y el saneamiento, el objeto del servicio en las Pitiusas solo incluye el abastecimiento domiciliario y el alcantarillado. El abastecimiento en alta de agua desalada y el saneamiento en depuradoras lo ejecutan otras empresas contratadas por el Abaqua, empresa pública dependiente del Govern balear; en algunos casos, los concesionarios de los ayuntamientos y del Abaqua son la misma empresa privada, como es el caso de la concesionaria de cuatro municipios y la producción en alta de las desaladoras. La misma empresa tiene dos clientes en el mismo sitio y los intereses de los clientes, ayuntamientos y Abaqua no coinciden necesariamente.

Las competencias en la reutilización del agua regenerada no se sabe muy bien de quién son, se ve que no interesa aclararlo, aunque es una herramienta clave del ciclo del agua; de hecho, en Ibiza sólo el campo de golf, pese a quien le pese, es el único que reutiliza el agua depurada, evitando el vertido al litoral. Tenemos inversiones ejecutadas por muchos millones de euros desde hace mucho tiempo pero que nunca se han puesto en servicio; se ve que estamos muy sobrados de agua y podemos verter millones de toneladas de agua al mar. En resumen, no hay un solo contrato que incluya el ciclo integral del agua, provocando así las disfunciones y problemas actuales, ya que no existe coordinación y colaboración entre las partes y como el ciclo del agua es único pasa lo que pasa. Mientras tanto, el ciudadano y las empresas pagan religiosamente los recibos y la casa sigue sin barrer.

Dado que no se celebran casi concursos y tardan más de 20 años en licitarse, los ayuntamientos no tienen experiencia a la hora de valorar las ofertas técnicas y económicas, ya que no suelen tener funcionarios expertos en esta materia, por lo que recurren a una asistencia técnica externa de consultoras especializadas. Estas consultoras permiten acortar plazos de la licitación y garantizar la libre concurrencia y la transparencia de los concursos.

Hay que aplaudir que se celebren actividades conjuntas entre Vila y Aqualia para explicar las vidas del agua y concienciar a la sociedad, aunque estas campañas ponen poco énfasis en lo que ocurre después de que el agua sale del grifo y se va al alcantarillado. Las empresas concesionarias saben que el ciclo del agua en nuestras islas dista mucho de ser modélico.

El caso de Vila es un ejemplo de lo que no se debe hacer si se quiere velar por el interés público. Desde hace 14 años se está incluyendo en la tarifa del servicio el concepto de ‘amortizaciones’ sin que éstas existan, ya que desapareció en 2010, cuando expiró el plazo previsto de la concesión y se acabaron las correspondientes amortizaciones. Son muchos años de apropiarse de un importe que no les corresponde, ya que no se ha realizado inversión alguna.

En el año 2014 el pleno municipal adoptó por unanimidad el acuerdo de realizar un nuevo concurso. Van a cumplirse 10 años y ni siquiera se han publicado los pliegos de la nueva licitación. Se han anunciado varias veces, pero aún seguimos esperando. No estaría mal aprovechar el Día Mundial del Agua para aprobar los pliegos, pero eso no figura en la semana de actividades anunciada. Qué pena que lo importante se deje al margen.

Les da igual que se conozca que desde hace muchos años que se estén tirando al saneamiento caudales importantes de agua subterránea de buena calidad que aflora en algunos aparcamientos subterráneos. Les da igual que las aguas residuales tengan una salinidad elevada que impide su reutilización una vez regenerada.

Según mi criterio, las grandes empresas especializadas que gestionan las concesiones también deberían prestar asesoramiento a los ayuntamientos en todo lo relacionado con una gestión sostenible del agua, aunque no conste de forma expresa en los contratos. Lo que está pasando en Vila está a punto de pasar también en Santa Eulalia y en Formentera, donde los contratos caducan el año que viene. Y ya es tarde si no se han iniciado los trámites para las licitaciones.

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