La Liga y la Policía Nacional

La Liga y la Policía Nacional han colaborado durante años para mejorar la seguridad en los estadios y luchar contra organizaciones que ofrecen contenidos deportivos piratas. Colaboración que se remonta al año 2015, con la creación de la Dirección de Seguridad, Integridad y Emergencias. A lo largo de estos años, se han llevado a cabo numerosas acciones de forma conjunta. De ahí que la Liga decidiera rendir homenaje a la Policía Nacional en su bicentenario y en casi todos los partidos de la jornada celebrada el pasado fin de semana, dos agentes uniformados realizaran el saque de honor. Todo un detalle, no es para menos, dado el magnífico trabajo que desempeñan los agentes del Cuerpo Nacional de Policía en los estadios de fútbol.

Sin embargo, el derbi vasco ha sido la excepción a esta regla. En lugar de un policía, el saque de honor en el derbi vasco lo ha llevado a cabo el piloto de rallies Joseba Iraola, recientemente campeón de Europa en montaña con la selección vasca, dejando patente el desprecio de Athletic y Real Sociedad a la Policía Nacional, con la consiguiente entrada en escena de Arnaldo Otegi, de EH-Bildu, socio del Gobierno de Pedro Sánchez, quien ha aprovechado la ocasión para dejar bien claro que: «Más allá de quienes quieren confundir las cosas, no lo olvidemos: somos una sola nación. Y hoy rendiremos homenaje al País Vasco en San Mamés. ¡Por encima del resultado, ganan los vascos!». Claro que, cuando tienen problemas, recurren a la Policía Nacional. Politizar el deporte más de lo que está no es nada aconsejable.

A ser sincera, ganaron unos vascos, los del Athletic, y perdieron otros vascos, los de la Real Sociedad. No entiendo cómo el presidente del Gobierno no toma nota de estos y otros agravios y pone fin al batiburrillo de desleales con los que sigue gobernando. Afortunadamente eso sólo ocurrió en el derbi vasco, porque en Zamora, sin ir más, lejos, los actos del bicentenario revistieron la necesaria solemnidad y fueron seguidos por multitud de zamoranos que se agolparon en la Plaza de la Catedral para admirar y aplaudir con ganas a los ángeles de azul, ante la mirada feliz y orgullosa del Subdelegado del Gobierno, Ángel Blanco, quien siente un especial cariño por los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, y un orgulloso Guillermo Vara Ferrero, comisario jefe, quien emocionado se dirigió a sus compañeros en un emotivo discurso en el que nada dejó al albur.

Recordaba Guillermo Vara sobre el

día histórico que celebraban: «La Constitución encomendó a la Policía Nacional una misión de enunciado sencillo, pero tremendamente sensible, tremendamente compleja: Proteger el libre ejercicio de los derechos y libertades y garantizar la seguridad ciudadana». Y a fe que se han empleado a fondo en conseguirlo. No en vano, aseguraba el comisario jefe, celebramos «El Bicentenario de una colosal obra colectiva construida a lo largo del tiempo por hombres y mujeres que han dado lo mejor de sí mismos». Todo ello es fácilmente constatable. Como lo es el trabajo incansable, por y para los ciudadanos, desarrollado a lo largo de los años por la Policía Nacional, con tal entrega y eficacia que se han convertido por méritos propios, en una institución «sólida, útil y fiable».