No resignarnos

No hay nada peor delante de los retos de la vida que la resignación. La entrega de los premios del Diario de Ibiza del pasado jueves es una muestra más de cómo en la vida no sirve resignarse, que todos obstáculos tienen que verse como una invitación a superarse, en todos los ámbitos de la vida.

Luchar para cambiar la realidad es el motor que nos tiene que estimular para seguir trabajando por una sociedad más justa y solidaria. No es fácil, como nada en esta vida. Bueno, perdón, lo fácil es resignarse. Pero si uno quiere conseguir algo y no vivir vegetando en esta vida es necesario complicársela y mover conciencias, y eso no es fácil.

Pero, por otro lado, qué bonita es la vida y cuánto aprendes de ella cuando te sumerges en la realidad y te comprometes a intentar trasformar todo aquello que destruye en nuevas oportunidades para los que lo han perdido todo. Y así puedan encontrar, en nuestra manera de vivir, una posibilidad de erradicar el mal que sacude la sociedad.

Delante de una sociedad donde crece la riqueza de unos pocos y aumenta la pobreza de muchos es necesario continuar levantando la voz para eliminar estructuras que favorecen estos signos de inhumanidad. Es indigno que mientras muchos no pueden vivir por falta de recursos otros derrochen inmoralmente, y esto lo vivimos en nuestras islas todos los veranos. El uno por ciento de la población de las Baleares acapara casi un tercio de la riqueza de las islas, llevando a más de 250.000 personas a situaciones de pobreza. No podemos resignarnos.

Este fin de semana, la Iglesia celebra la jornada mundial de las misiones, el Domund, un ejemplo más de hombres y mujeres que no se han resignado y dedican toda su vida al servicio de los más pobres en países en vías de desarrollo.

A esos mismos hermanos nuestros que cuando cruzan una frontera para encontrar una manera más digna de vivir, otros los convierten en delincuentes.

Es el momento, hoy, y todos los días, de decir basta a tanta desigualdad y de dejar de resignarse.

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