Incómodos con el feminismo

Hace días Sara Sálamo compartió una pintada que decía: “los machistas españoles matan más que ETA”. Recibió tal acoso en redes que retiró la publicación. En respuesta, hubo quien recuperó una portada de ‘Interviú’, de 1993, que titulaba: “Los maridos españoles matan más que ETA”. Hay tanta piel fina a la verdad que hoy, titular así, es polémica.

Que la ultraderecha y una parte de la derecha critiquen al feminismo es previsible. Pero que el temor nos llegue de la izquierda dice bastante de los “aliados”. El lunes, Pedro Sánchez expresó la incomodidad de sus amigos con algunos discursos feministas. Y días antes se debatió en la SER cómo la ultraderecha había captado a parte de esos hombres.

A ver si el problema, primero, es que se habla de “feminismo” cuando se quiere decir “gestión del Ministerio de Igualdad”, que es diferente. Porque el feminismo es más que un ministerio. Pero, más allá, a ver si el problema es haber querido hacer del feminismo lo que no es. Que antes de leer solo ‘Teoría de King Kong’, hay que leer a Lerner y la creación del patriarcado, a Campoamor o Bazán para saber de dónde venimos. A ver si es que, por compadreo, se esconde la cabeza porque conviene frente a los cuidados, a la conciliación, la diferencia salarial o a la prostitución.

A ver si el problema es que con esto de la posmodernidad se hace un problemón de la “masculinidad” que no existe. Pues la idea del feminismo era más sencilla: eliminar estereotipos asociados a cada sexo. Y punto. Hay que leer a Adolfo González Posada, John Stuart Mill o a los que apoyaron a Campoamor. Ninguno necesitó cursos de masculinidad, sino asumir la realidad. A lo mejor cabe preguntarse por qué estos hombres eran feministas (para la época) por el 1900, y ahora hay hombres progresistas ofendidos en 2023.

Y, a partir de ahí, tiene bemoles que se culpe al feminismo o se nos pidan la solución, cuando a nosotras el machismo nos ha caído encima durante siglos y nuestras referentes, desde nuestras abuelas a madres, se han sacado las castañas del fuego. Porque quienes estamos en esto desde hace años (y escribí un libro de ello) alertamos de la máquina de bulos machistas en las elecciones anteriores y de la ‘Agenda Europa’ que venía a por nosotras, antes de haber ministerio. Y la pena es ver cómo algunos hombres de izquierdas replican ese engranaje.

Si para alguien ha sido incómoda esta legislatura ha sido para muchas feministas, soportando presión por todos los frentes, incluido del Ministerio. Y ya que hablamos de comodidad, a ver si esto del 8M y las batucadas hacen pensar que el feminismo es todo felicidad y no nos incomoda a nosotras, porque sepan que nos da un vuelco a la vida pero seguimos adelante. Las crisis existenciales deben aprender ellos a gestionarlas y preguntarse por qué se sienten así. Escuchar su “incomodidad” mientras nos matan, agreden y violan a nosotras, indigna. El resumen de estos cuatro años ha sido que mientras traía aplausos, todo el mundo era feminista. Ahora, seguiremos solas las pocas de siempre.

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