para empezar

El barrio rojo que se volvió azul

@ Martatorresmol

A las 9,41 horas del domingo. A esa hora exacta fui consciente de la debacle de la izquierda en el 28M. A esa hora exacta estaba en mi colegio electoral, en Platja d’en Bossa, haciendo una foto para este diario, y la cola salía por la puerta. Algunos apoderados e interventores de los partidos, al ver mi sorpresa, especularon con que el barrio ha crecido mucho estos años y con que, aunque era festivo, mucha gente trabajaba y quería votar antes de comenzar su jornada. En esas, una mujer, recién depositadas sus papeletas, se unió a la conversación con un contundente "porque somos el barrio más abandonado de Vila, hay que votar". "A ver si nos lo cambian. A ver si hacen algo de una vez", apuntó otra vecina. El tono de ambas no era, precisamente, de estar de subidón por la fiesta de la democracia sino más bien de estar de bajón por los años previos. En ese momento vi pasar los dos últimos mandatos a cámara lenta en mi cabeza. Como en una película. Meses y meses sin luz en el paseo, ni una triste bombilla de colores en Navidad, cero actividades para dinamizar el barrio en invierno, la suciedad acumulándose durante semanas, las ratas campando a sus anchas, la policía desaparecida... Y ahí, a las 9,41 horas del domingo electoral, plantada en el South End de Vila, comencé a atisbar que mi barrio, que siempre había sido rojo, se teñiría de azul.

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