Voten mientras puedan

Mercedes Barona

Mercedes Barona

Se imaginan que pudiera exigirse a los políticos que cumpliesen con las promesas de la campaña electoral? ¿Que al final de sus mandatos se sacasen el Debe y el Haber y se cotejasen para saber si habían llevado a cabo lo que anunciaron y, de no ser así, que se les pudieran exigir responsabilidades? Lo cierto es que se puede, pero no se hace; se puede castigar a un político dejando de votarle si no ha hecho lo que dijo que haría y quitándole el poder, aunque la mayoría están protegidos por una inmunidad (no sólo judicial, también mediática) que se han fabricado a medida.

Vivimos en un país de extremos ideológicos enfrentados y divididos (cada vez más gracias al nunca bien ponderado ZP) a causa de una guerra entre abuelos y bisabuelos que algunos tratan de mantener viva a toda costa por los réditos políticos y económicos (a través de chiringuitos varios) que ese resentimiento les aporta

Yo pensé que las divisiones serían, en todo caso, entre quienes usaron el terrorismo para amedrentar a toda la sociedad y quienes decidieron mantenerse firmes a pesar de las armas, pero me equivoqué. En estos días he leído con infinita pena las justificaciones de ésos que consideran que los asesinos y sus cómplices tienen derecho a sentarse en el Congreso y decidir cómo debemos vivir la vida todos los demás, ésos que validan cualquier alianza si sirve para mantenerse en el poder.

Y soy incapaz de entender que hayamos permitido que quienes quieren destruir a España lo hagan desde las instituciones que se crearon para protegerla y que, de nuevo, se recurra al “y tú más” para no asumir que han sido capaces de traicionar toda moralidad y decencia. Yo abogo por la ilegalización (como mínimo) de quien lleva en su programa destruir la convivencia y justifica la violencia para ello.

Me avergüenza nuestra clase política; es posible que porque no ambiciono ningún poder ni necesito aferrarme a un cargo para vivir, y así puedo tomar mis decisiones libremente, con cabeza y desapasionadamente. Por eso cuando cedo mi voto lo hago con la seguridad de que si me fallan no volveré a darlo a esa formación. Es una cesión, no una entrega incondicional, pero ya saben que hay quien siempre va a votar porque le debe mucho a un partido concreto y lo hará pase lo que pase.

Así que, si de verdad son libres, traten de votar con cabeza y no con las tripas, porque los próximos años nos jugamos mucho más de lo que ahora somos capaces de ver.

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